¡ 21 !

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Esa noche, Minho entendió muchas cosas. Entendió que aunque las familias de aquellos chicos amigos de Jisung eran disfuncionales o se habían roto con el pasar del tiempo, se tenían los unos a los otros y eso era mucho mejor que un lazo de sangre uniéndote con personas. Minho entendió que no necesitaban vivir en el mismo hogar o cargar el mismo apellido para ser una familia. Familia no eran aquellos con los que nacían, sino las personas por las que morirían. 

Entendió que todos cargaban con más peso del que mostraban y los atormentaban más demonios de lo que parecía. Minho, lo entendió. Entendió que ellos estaban solos, pero juntos. 

Juntos.

Minho quiso sentirse de la misma forma, quiso pertenecer al grupo de amigos casi tanto como le pertenecía a Jisung. 

Las horas pasaban con rapidez y el rubio apenas lo notó cuando el reloj de su celular marcó las cuatro de la madrugada. Le dolía el rostro y el estómago por reírse tanto, por soltar carcajadas cada menos de cinco minutos. Jisung tenía una de sus manos sobre su muslo mientras lo acariciaba despacio, un tacto que se sintió completamente familiar y correcto, como si sólo fuera para recordarle todo el tiempo que estaba ahí, que no se iría a ningún lado.

Un celular sonó en la pequeña sala y al poco tiempo, la voz de Jeongin llenó el espacio. Todos se callaron y fijaron sus ojos en el pelirrojo, esperando ansiosos una respuesta. Unos segundos después, el joven cortó la llamada y se levantó del sillón de un salto, acomodándose los jeans. 

—Hay una carrera, pidieron que vaya con Seungmin. 

El nombrado asintió y dejó su lugar sobre las piernas de su novio para arreglarse. 

—¿Vas a estar bien? —preguntó Jisung, mirando seriamente a Jeongin.

—Sí, no es nada que no hayamos hecho antes, Hannie.

Minho ladeó su rostro y un puchero se formó involuntariamente con sus labios. No podía evitarlo, la forma en la que Jeongin y Jisung se trataban le molestaba.

—Vamos —volvió a hablar Jeongin, tomando las llaves del auto colgadas junto a la puerta.

Seungmin se inclinó sobre Hyunjin y besó sus labios con fiereza y necesidad, o al menos así le pareció a Minho, dado que la forma en la que se movían y los ruidos que provocaban daban a entender que era un momento verdaderamente intenso.

—Tené cuidado.

—Siempre lo tengo —sonrió sin separar los labios y se alejó de Hyunjin, saliendo por la puerta detrás de Jeongin. 

Minho siguió con los ojos cada movimiento de Seungmin, preguntándose cómo era que tenían tan integrado el hecho de tener que ir a una carrera ilegal en cualquier momento del día. 

—Ellos... ¿Ellos siempre hacen cosas así? —preguntó aún mirando hacia la puerta, oyendo como respuestas algunas risas.

—Es lo que todos hacemos, Min —respondió Changbin—. Sólo que ellos van a las carreras express, no se gana mucho dinero y es más que nada para aficionados, por eso no es necesario que vayamos los demás.

—¿Y ese organizador va?

—El organizador siempre está, es como el ojo que todo lo ve.

Minho asintió y cuando volvió a sentir el cuerpo de Jisung junto al suyo, se recostó sobre él. Sintió la mano de Han acariciar su espalda baja y cintura, mientras que escuchaba como latía su corazón. Sin pensarlo demasiado, inclinó su cabeza hacia arriba y buscó con necesidad los labios de Jisung, uniéndolos con los suyos en un beso lento. 

BAD ━ HANKNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora