𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒▪︎𝖳𝖾𝖾𝗇 𝖶𝗈𝗅𝖿

20. Liam Dunbar.

—¡Liam, ¿Qué maldita parte de que no voy a ir a la estupida fiesta, no entiendes?— gritó un poco enojada mi mejor amiga.

—Vamos, Ronnie, solo seremos tú, yo y Mason. —dije abriendo las puertas d emi armario para buscar algo que ponerme.

—¿Solo tu, yo y Mason?

—De acuerdo... también irá Corey  —gruñí cerrando mi armario una vez que conseguí mi ropa.

—No lo nombres con ese tono, señor Dunbar. Debes respetar al novio de nuestro mejor amigo. —me regañó Ronnie.

—Bien. Pero... ¿Vendrás? Por favor, no quiero tener que estar cerca de ellos cuando hagan, tu sabes... sus cositas.

Escuché reír a mi amiga del otro lado y una sonrisa boba se me instaló en el rostro.

—Ay, Dunbar. ¿Qué harías sin mi?

Morirme probablemente.

—¿Lo harás? —supliqué.

—Si no tengo otra opción y eso te contenta... si, iré. Pero me vendrás a buscar porque ni loca voy sola.

Tiré el celular en mi cama y comencé a bailar como loco hasta que volví a tomarlo y carraspee para sonar normal.

—Claro, claro. Me verás allí en —miré el reloj de mi pared — ¿Una hora quizá?

—Perfecto. Una hora. Y más vale que no tardes Liam, que no sea como la vez que fuimos al cine tarde porque en tu casa te olvidaste tu celular, reloj, chaqueta, bate...

—De acuerdo, Verónica, creo que entendí. Te veo luego.

—Adiós, tonto.

Y me colgó.

Volví a tirar mi celular en mi cama y nuevamente baile como loco desquiciado.

Hacía tres años que Verónica Argent me había flechado y no me la podía sacar de la cabeza y corazón. Tres años en lo que veía como patanes le rompían el corazón y yo debía consolarla. Tres años sin decirle lo que sentía por ella. Pero hoy lo haría, estaba dispuesto a confesar todos mis sentimientos, todo aquello que provoca con tan solo sonreirme o tomarme la mano.

Hoy lo haría.

(...)

Una vez que me arreglé por completo tomé las llaves de la mesada y caminé hasta el garage en busca de mi Audi Q2 borgoña. Arranqué mi vehículo y me dirigí a la casa de Ronnie, hasta que mi celular comenzó a sonar. Mason era quien me hablaba por lo que contesté y dejé en manos libres.

—¡QUÉ ONDAAAA! —gritó desde el otro lado.

—¡QUÉ ONDAAAA! —contesté.

—Supongo que estarás viniendo con Ronnie, ¿No?

—Estoy yendo a por ella. ¿Tu ya estás en la fiesta? —dije frenando en un semáforo en rojo.

—Si, llegué con Corey. —bufé en cuanto lo nombró —Si recuerdas que no debes ponerte así ¿No, Dunbar?

—Si, lo siento. No me regañes, es solo que no quiero que me roben a mi mejor amigo. —hice puchero mientras daba pequeños golpes con mis dedos en el volante, aún esperando a que cambié el semáforo.

—Liam, sabes que jamás te haría a un lado. Jamás. ¿Comprendes?

—Si.