Sara
Hemos estado diez minutos dando vueltas con el coche y en esta zona es que es imposible aparcar. Me he empezado a poner nerviosa. Menos mal que Julio se ha ofrecido para ir a buscar aparcamiento más lejos y que yo me bajara del coche y fuera a encontrarme con Iván y Marina, la pareja con la que hemos quedado.
Me da corte ir sola, pero también me sabe mal que estén esperando. Nos han dicho que ya estaban pidiendo y de eso hace quince minutos.
Mientras avanzo hacia el club donde hemos quedado disfruto de la vista a la playa, es preciosa. Corre una brisa marina que borra de forma automática la sensación de bochorno que he tenido durante todo el día en el Market.
Cuando llego a la terraza del club miro a todas partes buscando a una pareja parecida a la de la foto, pero no los encuentro.
—¿Sara? —pregunta una voz masculina.
Cuando me giro buscando su procedencia me encuentro con Iván, o lo que es lo mismo: me doy un fuerte golpe contra su atractivo desmedido. Sin duda es el chico de la foto, solo que es mil veces más cañón en persona.
—S-sí, soy yo —titubeo superando el impacto mientras él sonríe, se levanta de su silla y espera a que me acerque para darme dos besos.
—Encantado, eres mucho más linda al natural —exclama como quien dice que hoy el día es soleado y yo noto cómo se me acumulan algunos nervios a la altura del estómago.
—Gracias, tú... —¿cómo decirlo finamente? «Estás para comerte a bocaditos chicos» no, ¿no?— tú igual.
Iván se ríe y señala una de las sillas para que me siente a su lado.
—¿Y tu novio?
—Aparcando, está difícil esta zona —explico mientras tomo asiento— ¿Y Marina?
—Ahora viene, se ha acercado un momento a la farmacia para comprar condones —señala la farmacia que queda varios locales más allá del que estamos. —¿Qué te apetece? —pregunta de pronto y no sé a qué se refiere, aun estoy procesando si existe relación entre que su mujer esté comprando condones y que hayamos quedado. ¿Son para ahora? ¿creen que vamos a acabar acostándonos hoy?— de beber, digo —aclara con una sonrisa muy gamberra.
—¿Eso que bebes tú es un mojito? —pregunto señalando a su cóctel. Él asiente y me lo tiende para que lo pruebe.
Yo con que contestara que sí me valía, pero acepto su ofrecimiento y le doy un sorbo por la pajita que él sujeta frente a mis labios. Es un mojito de los buenos, está delicioso y tiene un aroma a menta increíble.
Los ojos de Iván son verdes y muy expresivos y ahora mismo están mirando mis labios sin ningún disimulo... El tono dorado que tiene el moreno de su piel y lo cuadrado que está, no se apreciaban para nada en la foto.
Está para hacerle un favor. O dos, o tres, o los que hagan falta.
—¿Y bien? ¿qué te ha parecido? —cuestiona divertido.
—Está muy bueno.
—¿Y el mojito? —pregunta antes de reír fuerte y dejar claro que bromeaba.
—También, también —confieso algo cortada pero muy divertida.
Marina y Julio aparecen casi a la vez. Ella es preciosa, tal como pensaba por su foto.
—¡Encantado! —exclama Iván tendiendo su mano y estrechando la de Julio que le responde un «lo mismo digo»—. ¿Has aparcado bien? —pregunta Iván con mucha amabilidad.
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El unicornio y mi crush
RomanceSara no pasa por su mejor momento en la relación que tiene con su novio Julio. Juntos deciden abrirla con esperanzas de que al explorar nuevas opciones, se reavive la llama de su pasión y vuelvan a tener la chispa que ella tanto anhela. Lo que no sa...