Somos completamente vírgenes (Cap 2)

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Sara

Hemos estado diez minutos dando vueltas con el coche y en esta zona es que es imposible aparcar. Me he empezado a poner nerviosa. Menos mal que Julio se ha ofrecido para ir a buscar aparcamiento más lejos y que yo me bajara del coche y fuera a encontrarme con Iván y Marina, la pareja con la que hemos quedado.

Me da corte ir sola, pero también me sabe mal que estén esperando. Nos han dicho que ya estaban pidiendo y de eso hace quince minutos.

Mientras avanzo hacia el club donde hemos quedado disfruto de la vista a la playa, es preciosa. Corre una brisa marina que borra de forma automática la sensación de bochorno que he tenido durante todo el día en el Market.

Cuando llego a la terraza del club miro a todas partes buscando a una pareja parecida a la de la foto, pero no los encuentro.

—¿Sara? —pregunta una voz masculina.

Cuando me giro buscando su procedencia me encuentro con Iván, o lo que es lo mismo: me doy un fuerte golpe contra su atractivo desmedido. Sin duda es el chico de la foto, solo que es mil veces más cañón en persona.

—S-sí, soy yo —titubeo superando el impacto mientras él sonríe, se levanta de su silla y espera a que me acerque para darme dos besos.

—Encantado, eres mucho más linda al natural —exclama como quien dice que hoy el día es soleado y yo noto cómo se me acumulan algunos nervios a la altura del estómago.

—Gracias, tú... —¿cómo decirlo finamente? «Estás para comerte a bocaditos chicos» no, ¿no?— tú igual.

Iván se ríe y señala una de las sillas para que me siente a su lado.

—¿Y tu novio?

—Aparcando, está difícil esta zona —explico mientras tomo asiento— ¿Y Marina?

—Ahora viene, se ha acercado un momento a la farmacia para comprar condones —señala la farmacia que queda varios locales más allá del que estamos. —¿Qué te apetece? —pregunta de pronto y no sé a qué se refiere, aun estoy procesando si existe relación entre que su mujer esté comprando condones y que hayamos quedado. ¿Son para ahora? ¿creen que vamos a acabar acostándonos hoy?— de beber, digo —aclara con una sonrisa muy gamberra.

—¿Eso que bebes tú es un mojito? —pregunto señalando a su cóctel. Él asiente y me lo tiende para que lo pruebe.

Yo con que contestara que sí me valía, pero acepto su ofrecimiento y le doy un sorbo por la pajita que él sujeta frente a mis labios. Es un mojito de los buenos, está delicioso y tiene un aroma a menta increíble.

Los ojos de Iván son verdes y muy expresivos y ahora mismo están mirando mis labios sin ningún disimulo... El tono dorado que tiene el moreno de su piel y lo cuadrado que está, no se apreciaban para nada en la foto.

Está para hacerle un favor. O dos, o tres, o los que hagan falta.

—¿Y bien? ¿qué te ha parecido? —cuestiona divertido.

—Está muy bueno.

—¿Y el mojito? —pregunta antes de reír fuerte y dejar claro que bromeaba.

—También, también —confieso algo cortada pero muy divertida.

Marina y Julio aparecen casi a la vez. Ella es preciosa, tal como pensaba por su foto.

—¡Encantado! —exclama Iván tendiendo su mano y estrechando la de Julio que le responde un «lo mismo digo»—. ¿Has aparcado bien? —pregunta Iván con mucha amabilidad.

El unicornio y mi crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora