Capitulo 2

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Narra Lucía

O sea, neta, no puedo creer que el maestro me haya puesto con la rarita esa, pero bueno... así podré jugarle bromas.

Benjamín: ¿En qué piensas, amor? —me dice mientras saco unos libros de mi casillero.

—Pues pensaba en cómo jugarle bromas a la rarita ahora que me tocó hacer el trabajo con ella. O sea, neta que el maestro se pasa —le digo, cerrando el casillero.

Benjamín: Pues podrías acercarte a ella y fingir que quieres ser su amiga, y ya cuando le saques algo así, algo que sirva para humillarla, pues lo haces —me dice—. O mejor aún, te propongo que la enamores. Un día tú y yo hacemos como que terminamos, te acercas a ella y la enamoras.

—¡Ay no, qué asco! ¿Yo y ella? Neta que estás loco... Mejor vamos a clases —le digo, pero antes de entrar al salón, me detengo y lo miro—. ¿Sabes qué? Pensándolo bien... va, acepto. Acepto enamorar a la nerd —comento, y entramos al salón de química, ya que teníamos la clase juntos.

Narra Alex

Dios... ¿y ahora qué voy a hacer? Tendré que aguantarla... Por mucho que la ame, neta me duele que sea así conmigo. Antes, de niñas, siempre nos juntábamos. Desde que tenía seis años, me gusta, pero no sé qué fue lo que hizo que cambiara tanto conmigo. Se volvió fría y distante, y desde que entramos al bachillerato, hace como si nunca me hubiera conocido...

Y ahora que estamos en nuestro último año, ya no la veré más, pues me iré a estudiar a España o Brasil para especializarme en Sistemas en Software.

Después de un largo día en la escuela, iba saliendo cuando la veo. Me acerco a ella.

—Lucía, yo te mandaré mi parte del trabajo y la otra parte que te toca, solo la juntas. Así evitamos vernos y tener contacto más allá de este trabajo. Y ya —le digo y me voy, pero en eso siento que me jala del brazo.

Lucía: ¿Y quién te dijo que soy de las que les gusta que les hagan el trabajo? Nos juntaremos esta tarde en la cafetería que está por el parque de skate. Ahí te veo a las 4 p.m. —dice y se va sin dejarme responder.

Mierda... ¿y ahora qué haré? ¡Ya sé! No voy y la dejo plantada. Así, cuando me pregunte por qué no fui, le digo que tuve cosas que hacer —pienso mientras camino al taller de mi abuelo para empezar a trabajar.

Bien dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora