Capítulo 36

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Narra Ariadna

Doy pasos torpes hacia atrás y me tropiezo con mis propios pies. Termino en el suelo, mirando con pánico al hombre que me destruyó la vida.

Nos quedamos en silencio. Un silencio incómodo y lleno de tensión. Yo no quiero hablar primero, pero él parece que esté esperando a que lo haga.

—Seguramente alguien te dijo que aquí hay una salida. Y la hay. —sonríe con una mueca y levanta una de sus muñecas. Unas esposas aparecen en ellas. —Pero ya se han encargado de que no salgas por ella.

— ¿Te han esposado a la puerta? —él asiente.

Otro silencio incómodo. Si estaba esposado no iba a poder salir nunca de allí.

—Has crecido mucho. —vuelva a hablarme sin mirarme a los ojos. —Te pareces tanto a Pil...

—No digas su nombre. —digo con sequedad señalándole. —No tienes ningún derecho. Debería darte vergüenza ser su hermano.

—Me da vergüenza. —me sorprendo ante su repuesta. —Yo... él...

No encuentra las palabras y se calla. Me pongo de pie. Si no podía salir por allí solo tenía la opción de seguir el camino y encontrar otra salida. Pero no me iba a quedar allí frente a él.

—Lo siento. —dice al fin. Dejo de andar y le miro por encima del hombro. —Cuando eras pequeña te encantaba esta película. Era tu favorita. —habla con nostalgia. —Yo no entendía el por qué, a mí me daba miedo todos sus dibujos sin sentido. Vos siempre decías que te encantaba ir al País de las Maravillas porque era como escapar del mundo real. Allá podías crear tu propio mundo a tu antojo, con sus propias reglas y personajes. Siempre hablabas de tu madre.

— ¿Co- Cómo sabes eso? —pregunto intentando recordar. Aquello solo se lo había dicho a mi padre.

—Porque yo estuve el día que fuiste con él al cine a ver la nueva película.

Flashback

—Papi me ha encantado.

— ¿Sí? —contesta él. —Pues no sé cómo, a mí me ha parecido todo muy raro.

— ¿Raro? ¡Pero si ha sido genial! —exclamo bajando las escaleras en pequeños saltos. —Ojalá existiera el País de las Maravillas. Podríamos vivir todos como quisiéramos y podríamos estar con mamá.

—Espero que no. —le miro mal y me choco con alguien que va delante de mí. El señor me mira con el ceño fruncido y yo le dedico una leve sonrisa. Papá me agarra de la mano después de disculparse. —Es enserio. Ese mundo es demasiado feo para una chica tan bonita como vos.

—No es feo.

—Si tú lo dices. —contesta rodando los ojos y veo como mira algo por las alturas. — ¿Vamos a por un helado?

Sonrío. —Vamos a por un helado.

Flashback

—Siento haberte estropeado tu película favorita. —bufo en respuesta.

—Ya me dan igual tus disculpas.

—Lo sé. No intento que me creas, pero lo siento de verdad. —mira al cielo por un segundo y suspira. —Yo la quise. Era mi hermana. Siempre estuve para ella. Yo era su ejemplo a seguir y le partí el corazón.

—Porque no tienes corazón.

—Incluso las personas más rastreras tienen corazón. —me dice y se coloca el sombrero. —Eres fuerte y confío en que saldrás de esta.

Ariadna, ¿Qué Hiciste?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora