CAPITULO 8: "ya no quiero estar aquí"

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Estoy en cama, se me ha dicho que debo quedarme, pero han mandado a Paty a que me entregue los deberes, y los hago rápidamente, llevo así un día completo, la tía azalea me ha mandado medicamentos fuertes contra el resfriado, y por medicamentos fuertes me refiero a las dolorosas inyecciones, me las aplico yo sola, porque soy bien crack y me quedo en cama leyendo todo el día.

(...)

Muy bien, me he recuperado totalmente y estoy de vuelta... sin embargo he estado evitando a Candy porque me da vergüenza, no sé exactamente hasta donde escucho lo que le dije a Annie, aunque seguramente ya se reconciliaron, tengo la impresión de que... no debería meterme por ahora más allá. Otra cosa que me preocupa es que he estado buscando a Terry por todas partes y no lo hallo.

- Lorelei... - escucho la voz de mi hermanita. Hace tiempo que no me hablaba.

- Infinitum Levin. – digo ya que estoy caminando en el bosque como fantasma. No hay nadie.

- ¿estás buscando a Terry no es así? – dice mi hermanita, su voz me da a entender que me va a querer molestar con el asunto.

- Si. – digo sin remedio a sus burlas, después de todo ella está vigilando hasta mi ritmo cardiaco.

- Bueno, ya que estamos, podrías ir a verlo a su habitación, hace poco tuvo una pela que lo ha dejado mal herido, seguramente está descansando para poder ir a la escuela.

- ¿en serio?

- Si, solo que te recomiendo que lleves el botiquín.

Voy a la habitación con cuidado que no me vean, y toco la ventana, está cerrada.

Toco de nuevo sin obtener respuesta... tal vez ya se fue.

Cuando doy el ultimo toquido para enfrentarme a que no está, me abre, quedándose de rodillas frente a la ventana, siento que va cayendo y lo atrapo. Lo toco y está ardiendo, lo llevo de nuevo a la cama algo preocupada, seguramente es porque perdió mucha sangre y todavía no la recupera por falta de alimento.

- Hermanita, ¿me oyes? – digo mientras le quito el pantalón a Terry, - ¡azalea!

- ¿si? – se oye agitada y creo el saber por qué.

- Deja de hacer cosas por las que te voy a dar cachetadas cuando regrese y pon atención, quiero que me traigas un suero para ponérselo en la vena, la sonda y el catéter, también jugos para recuperarle los nutrimentos y un almuerzo de hígado encebollado y espinacas ¿me escuchaste pequeña pervertida?

- Si, ya te oí, los tendré listos... en 5 minutos, pásame las coordenadas.

Cuando le pase las coordenadas le estaba lavando las heridas a Terry, al final tuve que darle un baño de esponja porque estaba muy sucio, aunque nos cueste creerlo, los chicos guapos a veces también apestan.

Limpié sus heridas minuciosamente con violeta e isodine y les puse gasas y curitas, cuando preparaba para lavar su cabello salió la mano de mi hermanita con la bolsa. Le puse el suero en el brazo a Terry y lavé su cabello, justo cuando lo masajeaba abrió los ojos de golpe.

- Cálmate, soy yo. – dije en voz baja y tranquila. – escucha, sé que debes estar confundido y te sientes mal, pero acuéstate. Deja que termine de lavar tu cabello.

- Bien. – no me replico más y volvió a acostarse, cuando llegue estaba muy pálido, pero ahora empezaba a agarrar color.

- Na, na, na, na, na. – tararee para él, quería que se relajara.

El pasar del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora