Capitulo 17: Día 2

464 27 0
                                    

El sol había comenzado a entrar en la carpa – hace ya varias horas atrás – cuando Kiba sintió algo suave y mojado acariciándole la mejilla. Balbuceó un par de cosas pero aquello que intentaba despertarlo siguió insistiendo. Abrió los ojos, lentamente, y vio un par de ojos negros que lo miraban con entusiasmo.

-¿Akamaru? ¿Qué hora es? – su voz sonaba somnolienta y agotada, al fin y al cabo se habían acostado muy tarde la noche anterior, pero la insistencia del perro terminó por despertarlo por completo. Aun así, su memoria todavía no le funcionaba del todo y cuando sintió que había algo, deteniéndolo bajo sus brazos, tuvo que mirar hacia ese impedimento para recordar que había dormido con Tayuya.

La chica yacía boca abajo y con sus propios brazos abrazando su cuerpo, mas los de Kiba que la tenían fuertemente presionada. El chico abrió los ojos como platos, quitó los brazos de alrededor de ella y la sacudió para despertarla.

-¡Tayuya! ¡Tayuya, despierta! ¡No puedes dormir así! – exclamó, pero la chica siguió durmiendo como si nada. Se le había olvidado por completo, que la semana anterior le había hecho un piercing en el ombligo. Dormir en aquella posición podía causarle una infección o hinchazón en la piel, aparte del dolor que probablemente sentiría. En la noche no se había acordado de aquello y él mismo se había dormido sobre ella, haciendo más presión sobre el piercing. El chico solo esperaba que Tayuya tuviera una muy buena cicatrización.

Como la pelirroja no pensaba responder, Kiba hizo lo último que se le podía ocurrir, y aunque no era muy difícil, trató de darla vuelta él mismo. Estaban muy apretados en esa bolsa de dormir. No había manera de que ambos cupieran boca arriba, pero Kiba se las arregló para ponerse en un rincón y girar a la chica. Lo logró, aunque ella, entonces, ocupó casi todo el espacio de la bolsa de dormir y Kiba quedó prácticamente acorralado por su cuerpo. Lo peor de todo era que el cierre estaba al lado de Tayuya, para alcanzarlo tendría que pasar sobre ella – o tal vez Kiba estaba exagerando, y con estirar un brazo habría sido suficiente, pero aun así, el chico adelantó todo su torso hacia donde estaba ella, dejándola bajo su propio cuerpo una vez más. Tayuya balbuceó algo en su sueño, pero Kiba no tenía idea que. La miró a la cara, ella tenía el ceño ligeramente fruncido y los labios apretados. Ni dormida parecía una chica pacifica, ella era terrible en cada aspecto de su vida…

Cuando por fin el chico salió de su saco de dormir, notó que no eran muchos los que quedaban. Estaban Shikamaru, para variar, Ukon, también para variar y Hidan, quien también parecía estar recién despertando. Por un momento Kiba y Hidan se dirigieron una mirada, ninguno de los dos con mucho significado. Kiba no veía a Hidan como un rival en ninguno de los sentidos, si, era verdad que él y Tayuya tenían un montón en común, pero Kiba estaba demasiado seguro de que a ella le gustaba él como para creer que podría llegar a fijarse en Hidan. Hidan por su parte, no tenía idea de lo que le pasaba a Tayuya por Kiba, él solo creía que la chica se aprovechaba de la inocencia del chico – por que así era como Hidan veía a todo ese grupo de amigos – para burlarse de él como él mismo lo habría hecho.

Algo tiró de su manga y Kiba miró, para ver de qué se trataba. Akamaru lo estaba tirando, para que salieran de una vez.

-¡Ya va, Akamaru! – lo tranquilizó Kiba, acariciándole la cabeza.

Salieron juntos de la carpa y se encontraron con que ya todos estaban tomando desayuno. Kiba tomó una de las cajitas de leche chocolatada y un pan y se lo devoró en un segundo. Agarró otro a escondidas para darle a Akamaru, quien al igual que su dueño, lo hizo desaparecer.

-¡A… atrápalo, Akama…! – había comenzado a gritar Hinata, dispuesta a lanzar una pelota de tenis, para que el perro la atajara, pero fue interrumpida por el Inuzuka.

Enamorado de mi Tutora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora