Capitulo 23:Nada maravilloso parece durar

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-¡PERRA MALDITA! ¡HIJA DE PUTA! ¡LA PUTA QUE LA PARIO, PENDEJA DE MIERDA! ¡LOS DOS! ¡LOS DOS SE PUEDEN IR BIEN A LA MIERDA! ¡TU IGUAL, PERRO CALLEJERO HIJO DE MIL PUTAS!

-¡¿Pero que esta…?! – Tsunade no pudo terminar la oración que había comenzado a decir cuando entró en la sala de música y vio restos de lo que parecía ser una batería por toda la habitación, y a una furiosa Tayuya, cuya respiración estaba tan agitada que su pecho subía y bajaba con violencia. Tayuya dejó de gritar cuando vio a la directora parada bajo el umbral de la puerta, pero ni si quiera intentó disimular su rabia.

-¡No! ¡No quiero más mierda, por la puta madre!

-Lo siento, Karui. Te juro que lo último que quiero es hacerte daño…

-Kiba… no hables.

-Pero…

-No hables. – la chica se levantó del suelo y caminó hacia Kiba, decidida. Él no se movió pero si cerró sus ojos cuando ella estuvo a solo dos pasos de distancia, esperando una cachetada o algo peor. Ella, en cambio, se limitó a sonreír y aprovechando que Kiba no miraba, poso sus ambas manos en el rostro del chico y lo besó.

Kiba rodeó a la chica por la cintura y le devolvió el beso, al principio tímidamente, luego con pasión. Estaba realmente arrepentido de lo que había hecho y quería demostrarle a Karui que era capaz de cualquier cosa con tal de lograr que lo que tenían funcionara, y según Kiba un gesto era mejor que mil palabras.

Cuando se separaron se miraron a los ojos, y aunque Karui todavía se veía dolida, Kiba supo que la chica había entendido lo que le había querido decir.

-Karui yo…

-Kiba. No quiero que me digas nada pero hay una cosa que te quiero pedir.

-¡Lo que sea!

-Saca a Tayuya de tu vida.

Kiba asintió. El chico había visto aquello venir y sabía que era lo que tenía que hacer, pero se le hacía tan difícil imaginarse a sí mismo sin ella…

-Señor Inuzuka…

Kiba y Karui miraron para ver quién era. Se sorprendieron al encontrarse con Tsunade.

-¿Si?

-Necesito que me acompañe a mi oficina.

Con el corazón en la mano, Kiba asintió y siguió a Tsunade, tras despedirse de Karui con una tímida sonrisa. Cuando llegaron a la oficina y vio a Tayuya sentada allí, Kiba enseguida supuso que estaba metido en problemas.

-¿Tayu…?

-Cállate mierda.

-¡Tayuya! Kiba, toma asiento. – el chico trató de no mirar a Tayuya al sentarse a su lado, pese a que la chica lo fulminaba con la mirada. – vamos a solucionar de una ves como vas a pagar los daños, Tayuya.

-No tengo plata, que se vaya a la mierda.

-Tayuya, tu lenguaje. Además, me parece que lo más justo sería que le pagaras al señor Inuzuka lo que le debes.

-¿Qué?

-¡Pero si no tengo un puto centavo!

-¡Tayuya, cuida tu lenguaje! Los daños que has causado no pertenecen al establecimiento pero es nuestro deber que pagues dado que…

-¡Pero, por la puta que te parió! ¿Qué parte de no tengo ni una mierda de dinero no entiende?

-¡Tayuya cuida tu puto lenguaje! – tanto Tayuya como Kiba quedaron mirando a Tsunade con la boca abierta. Nunca la habían visto perder los estribos de esa manera – y serás suspendida por una semana, a partir del próximo lunes.

Enamorado de mi Tutora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora