𝕃𝕝𝕒𝕞𝕒𝕤, 𝕡𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟚.
Nota de autora: A partir de ahora solo actualizaré en sábado o domingo. Y en Agosto quizás lo haga poco, pues me voy de viaje. Un saludo, votad, comentar y compartir la historia. Gracias por todo el apoyo que dais.
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Shiota estaba consciente de nuevo. Sabía que Stain la estaba llevando a algún lugar, ¿pero a dónde? No lo sabía y prefería no conocer el lugar. Sentía a Stain caminando, cuando de repente cayó al suelo. Logró escuchar fuego y explosiones, también un puñetazo bastante fuerte.
-¡Shine!
-N-no permitiremos que secuestréis a Oside, villanos. Nosotros os-
-¡Calla y ataca, Deku!
Bakugo y Midoriya, una sorpresa, aunque ella sabía que si estaban esos dos, el fuego que logró escuchar...
-Hola, Shiota.
Todorki Shouto, ese era. Sintió como la cargaba, daba gracias que no pesaba mucho. No podía ver, pero podía intentar comunicarse.
-Shouto... ¿están...todos bien? Hawks...
-No te sobre esfuerces, todo estará bien, has ayudado mucho. Ahora, si me permites la mala palabra, vamos a joderles la vida.
-¿Eso lo aprendiste de tu padre o de Bakugo?
Shiota quería seguir hablando, pero estaba apunto de perder el conocimiento.
-Calma, Oside, ya hemos vencido.
-¡Echo!
Shiota escuchó el llamado de Hawks, pero no veía. Susurró su nombre antes de caer inconsciente, ella... solo quería ver al alado... solo quería saber que su compañero estaba bien... quería saber... si había hecho bien su trabajo, pero cayó inconsciente.
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Murmuros. Era lo único que Shiota lograba escuchar. No distinguía las voces, pero ella solo buscaba una. Quería escuchar a Keigo. Sabía que había mujeres, las voces eran agudas. Después de saber que Keigo no estaba -o no hablaba- decidió intentar saber donde estaba. Podía sentir vendas, dolor, mantas y una cama. No podía saber nada más. Se estaba poniendo ansiosa, quería verle a él.
-Sus pulsaciones han aumentado. Debe estar despierta.
Una mujer dijo eso.
-¿Será bueno que le dejemos entrar? Digo, lleva ahí varias horas, sería injusto dejarlo ahí.
Ahora era un hombre, pero no al que buscaba.
-Si, dejarlo pasar.-habló la primera mujer de nuevo.
Oyó unas puertas abrirse, una conversación y luego alguien corriendo hasta llegar a su lado.
-Cálmate, está grave, seguramente está despierta, pero dudo que hable o se mueva.
"No me desafíes." Pensó Shiota, ella hablaría si quisiera.
-Pero estará bien, ¿no?
Oh. Era su voz. Él estaba aquí.
-H-a-a-wks?
Silencio. Solo silencio. "Te dije que no me desafiaras, enfermera." Pensó Shiota
-S-si, estoy aquí, Echo.- habló el alado.- Y no me moveré de aquí.
-Os dejaremos solos, Hawks, quítale la venda de los ojos ya.
Las enfermeras y enfermeros se marcharon dejando a la "pareja" sola.
-Dios, Echo, no sabes el susto que me has dado.
Keigo acarició su cara para luego proceder a quitar las vendas, por supuesto lo hacía lentamente, haciendo que Echo notara la ternura del alado. Cuando noto que las vendas ya no estaban sonrió, y giró su cara hacia Keigo.
-Estás aquí...
-Si...
Keigo mostró la sonrisa más grande y sincera que jamás había echo, quería mostrarle su felicidad y alivio a su compañera. Él agarró la mano de ella y la besó, mirando a Echo fijamente. Después acarició su mejilla y se sonrojó al notar que Echo cerró sus ojos y, después, apoyó su cabeza en la palma de su mano. Hawks era feliz, completamente, y sabía lo que sentía. Había tenido miedo de perderla, había disfrutado como nunca junto a ella en la cabaña, y cada vez que trabajaban juntos el día no era tan complicado. Bueno, así es el amor ¿no? Dolía y rompía, alegraba y curaba. Y Keigo sabía que no era un amor normal, y estaba decidido, quería intentarlo. Y lo haría como él lo sentía, después de todo era un halcón y, para un halcón, su pareja era para toda la vida. Aunque para conseguirla debían encontrarse y ,después, venía el cortejo. Y Keigo estaba decidido, quería hacer eso. Primero esperaría a que Shiota se recuperará y, solo entonces, empezaría el momento. Keigo miró fijamente a su compañera y esta habló:
-¿Qué quieres, Hawks?
-Quiero cortejarte.
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Nota de autora: Ahora si se viene romance.
