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"Trepé el árbol para ver el mundo "
Sentía que la cabeza se le partiría en cualquier momento en dos sin duda el vino no era su mejor aliado, Henry se sentó en la cama mientras improperios salían de su boca al recordar la fiesta que lo tenía en aquel estado. Ve a su lado una hermosa pelirroja extendida en la cama, no recuerda de todo su nombre, pero es probable que sea una de las viudas que el frecuentaba. Se sienta mejor en su cama y apoya su cabeza sobre el respaldo de madera.
- Buenos días, Lord Cavill- saluda su ama de llaves, entrando a la habitación mientras dos sirvientas más jóvenes llenaban la tina que estaba ubicada en el baño de su jefe sin siquiera mirar a la mujer a su lado - su abuela envió a su mensajero temprano, dice que tiene una visita que se alegrara con ver su rostro.
- Gracias Magda- responde el hombre viendo como la tina era llenada por agua caliente mientras las mujeres más jóvenes salían de la habitación dando una reverencia- pídele a mi cochero que prepare un caballo. Quiero cabalgar esta mañana
- ¿quiere que pida un carruaje para la señora? - cuestiona la empleada señalando a la pelirroja
Ambos dirigen su vista a la mujer que ahora está despierta la cual cubre su cuerpo con las sabanas, pero no luce avergonzada o pudorosa.
- Si y pide a tu hijo que la escolte
- Como usted desee señor- sonríe la mujer saliendo de la habitación dando una pequeña reverencia antes de salir.
El mira a la pelirroja y acaricia su rostro mientras ella muerde su labio en un gesto puramente sensual.
- Recuérdame tu nombre preciosa
- Aurora, mi lord.
- Aurora es hora de que te marches- sonríe el hombre – pero primero deberías tomar un baño conmigo.
La pelirroja ríe cuando es cargada y llevada a la tina del hombre donde ambos dan riendas sueltas a su pasión.
Una hora después Henry baja de su caballo hasta la mansión que era propiedad de su abuela la Condesa Cavill, baja del caballo a lo que rápidamente uno de los sirvientes de su abuela lo lleva a la caballerizas haciendo una reverencia. El hombre entra a la casa y siente unos suaves murmullos proveniente de la sala. Tenía hambre, pero sabía por su propio bien que lo mejor no era pedir un desayuno cuando su abuela odiaba que el pasara de cama en cama con viudas.
