Shadow || Jack Conway [Completa]

ɢʀᴀᴛɪᴛᴜᴅ |Capítulo 20

Luca había lanzado una idea que yo pensaba aceptar, pero, me recordó que para que todo saliera bien debía volver a aquella Shadow que dentro de mí murió.

Hoy haríamos el funeral de nuestros caídos y no quería seguir llorando porque probablemente ellos deberían estar observándome desde el puto cielo regañándome. Ellos merecían ser recordados con honor, debíamos luchar por ellos. Por eso mismo, me coloque mi habitual camisa y pantalón, sumándole unos anteojos. Mi cabello sería azul y verde chillón. No convertiríamos esta despedida en lágrimas y tristeza, a pesar que eso sentía mi corazón. Ellos brindaban alegría y diversión, nosotros les daríamos risas al final; Ordené que no quería nadie de negro, que eligieran algo que los hiciera acordar a los gemelos y sus buenos momentos.

Cuando me encaminé hacia nuestro cementerio privado, supe que todos habían entendido la consigna. Sonreí a un Horacio que vestía indumentaria multicolor y el me abrazó en respuesta.

Mi pecho se estrujaba, pero esto era lo correcto. Habíamos echado al padre ¿Para qué queríamos un cura sin ninguno creía en dios? En efecto, me paré yo delante de todos ellos y Luca a mi lado.

Intenté identificar quienes se encontraban presentes y mi sorpresa fue inmensa cuando noté que Greco no estaba por ninguna parte. Ese gilipollas me escucharía luego.

- Quiero decir unas palabras porque fui yo quien estuvo con ellos en ese día de mierda – Tomé coraje y mirando a la multitud continué – Se cómo se sienten, yo me siento devastada, créanme – Pestañeé un par de veces intentando que mis ojos no se cristalizaran – Pero no quiero llantos ni mierdas, porque ellos nos golpearían muy violentamente si nos vieran así –

Todos soltaron una risa y yo también, recordando cómo en mi segundo día dentro de La Legión me golpearon para que prestara atención a lo que decían.

- Honrémoslos con cada sonrisa compensando todas aquellas veces que nos subieron nuestro humor sin ni siquiera pedírselos. – Observé las tumbas sin creer que allí estaban mis muchachos – Seth, Jacob espero que manden a quien esté arriba a tomar por culo y hagan de este mundo, algo mejor –

Luego de mis palabras, puse una rodilla en mi suelo e hice nuestro gesto de respeto y honor. La Legión me imitó y mantuvimos el silencio por algunos minutos despidiéndonos. Poco a poco, la gente comenzó a dispersarse y yo me senté en el pasto entre medio de las dos tumbas.

Luca, Horacio y Gustabo hicieron lo mi mismo. Si cerraba por un instante los ojos, nos imaginaba a todos juntos unos meses atrás bebiendo unas cervezas en la terraza de La Central burlándonos de los polis.

- Al menos ya son libres – pronunció Luca

Y era tan tristemente cierto. Horacio intentaba no llorar, pero se lo notaba muy conmovido, pasé mi brazo por sus hombros y comencé a contar una de las tantas anécdotas que tenía en mi memoria para hacerlo reír. Las horas pasaban y nosotros continuábamos ahí, hablando y riéndonos por los viejos momentos.