Bendito sea el misterio del amor

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                             Arizona
-Ale...-dije viéndola con aquellas flores
-Arizona...-dijo algo sonrojada, yo me di cuenta por qué y me até mejor la bata de dormir.
-yo... sólo perdóname- dijo dándome aquellas flores, eran como las que había renacido en el infierno, eran unos hermosos tulipanes rosas.
-No... perdóname por lo del anillo de promesa- dije con los ojos llorosos y le regalé una sonrisas
-No, perdóname por lo del anillo de compromiso- dijo entrando a mi habitación.
- debes perdonarme igual-dije sintiendo ese aroma de nuevo, su aroma, era tan peligroso esto
-perdón por todo-dijo de regreso. Estábamos peligrosamente cerca. ¿Iba a caer ante esto?, ahora todo el dolor se había ido, aunque sea sólo por este momento, lo único que quería era...
-bésame- dije sin control alguno de mi razón.
-¿estás segura de querer que te bese?-dijo y yo la tomé de su ropa y la jalé hacia mi lentamente.
-completamente, ¿tú quieres?-dije mirándola y ella me tomó del rostro
-esto es peligroso- dijo acercándose más- estamos solas.
-eso ya lo - dije y rocé nuestros labios.
-mierda Arizona,¿porqué me haces esto?- dijo y terminó de unir nuestros labios
Podía sentirme en el cielo ahora aunque nunca hubiera conocido ese lugar, podía sentir el perdón en sus besos y los míos se lo otorgaron en el momento en el que nos separamos
-¿deberíamos seguir?-dije algo agitada
-sin duda debemos seguir- dijo y bajó hacían mi cuello no sin antes tomarme suavemente del cabello y hacer que dejara mi cuello libre. Podía sentir lo mismo que había sentido la primera vez que besó mi cuello, pero a diferencia de esa vez, esta vez no planeaba detenerla
-¿qué te parece mi visita?- la pude oír cerca de mi oído, toda mi piel lo pudo sentir
-No pares Ale- dije cerrando los ojos y pude sentir como me llevaba hacia la pared de la habitación, bajó más desde mi cuello y desató aquella bata que traía. Pude sentir como la deslizaba junto con sus manos.
-Ale...- dije en un tono bajo mientras sentía sus labios en mi abdomen.
-¿eso fue lo que creo?-dijo mirándome de una manera tan... ni siquiera puedo describirlo- tengo que averiguarlo- dijo y pude sentir como se deshacía de mi ropa interior, mis piernas temblaban... ella sólo... lo hizo.
.
.
Me encontraba acurrucada en su pecho, había pasado, ¿esto había estado bien? Sentía que estaba tan bien, ni siquiera quería separarme de ella ahora.
Ella se encontraba dándome besos en el cabello o en la frente, yo me acurrucaba más.
-¿esto qué significa para ti, Ari?-dijo ella y yo la miré.
-significa que te extrañaba muchísimo- dije y ambas reímos- y que nos quedamos solas después de algún tiempo. Pero... también significa que quiero estar contigo de nuevo
-yo igual quiero estar contigo de nuevo, Ari- dijo dándome un beso en la frente- tal vez quieras casarte conmigo.
-claro que quiero- dije y le sonreí
-¿me perdonas por lo demás?- dijo mientras acariciaba mi cabello.
-claro que lo hago- dije y ella me besó.
- te amo, nunca debí decir lo que dije
-shhh, basta, te amo también- dije y cerré los ojos.
El amor es todo un misterio, ¿pero qué más da? Bendito sea el misterio del amor, el buen amor, aquel que dirá a pesar de todo que algunas personas están destinadas a estar juntas.
Desperté en su pecho, con su aroma, sólo cubierta con aquella sábana y su playera favorita, ¿qué más podía pedir esta mañana?
- buenos días dormilona- dijo y me besó la frente- estaba esperando a que te levantaras para hacer algo de desayunar, hace algo de frío, así que quédate en la camita, que ya vengo- finalizó y se puso sus pantalones y la blusa extra que había traído. Ella venía preparada aquella noche. Reí ante la escena.
Me quedé en la cama leyendo mi libro favorito mientras veía a mi novia hacer algunos panqueques para desayunar. Sentía que volvía a ser feliz.
-vaya reconciliación la de anoche- dije leyendo el libro y ambas nos echamos a reír.
-bueno eso no fue todo, quiero llevarte a un lugar especial que encontré vagando por todo Alaska- yo asentí emocionada y vi cómo Ale me traía los panqueques a la cama.
- a veces te pasas de romántica- dije dándole un beso en la mejilla.
-tengo una segunda oportunidad, y te amo, ¿te parecen pocos motivos?- dijo y yo le sonreí.
-para nada- dije y ella me besó. Yo mordí el panqueque relleno de chocolate y le hice saber lo delicioso que estaba.
- pareces una niña pequeña cuando pruebas algo que te gusta- dijo tomándome de los cachetes y apachurrándolos- eres muy tierna, Arizona Asthares- yo bufé
-ummm déjame comer en paz- hice un puchero y ella rió.
-termina esto porque ahora me toca a mi comer el postre- dijo mirándome y yo me sonrojé y le pegue el hombro.
-mala- dije roja a más no poder- mala
Ella quito el plato del camino y se abalanzó contra mi.
Se puede decir que fue una mañana perfecta con la persona que yo quería para siempre.
                                   Ale
Me fui del departamento de mi novia en la noche, había una ventaja en que viviera sola.
Caminé hacia el hotel donde Lupita y yo nos estábamos quedando y la pude ver afuera con...¿el hermano de Arizona?
-Hola- dije saludando algo confundida- ¿de qué me perdí?- realcé después de ver que la besaba.
-el amor- dijo Lupita y yo asentí alto extrañada
-veo que la pasaste genial con Ari- dijo riendo y yo me puse roja.
-¿qué...?- dije pero él me interrumpió
-¿la pasaron bien no?, estuvieron juntas y cocinaron algo para cenar, ya sabes, las cosas románticas que le gustan a Arizona-dijo y yo respiré aliviada
-ahhh... sí, claro nos reconciliamos y vimos películas mientras comíamos pizza- dije sonriendo. Por dentro sentía que me iba a dar algo.
-claro, ahora déjame con mi novia- dijo y yo me metí al hotel y me recosté en mi cama a pensar en cosas que alguien piensa cuando se aburre, leí algo de los libros de Lupita y tomé un baño, en fin, me acosté a dormir.

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