Esto no ha acabado

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Me levanté de la nieve como pude y si un quejido de dolor al apoyar mi pie roto.
-¿porqué no te curas?-dije para mi misma, ¿porqué no podía curarme como antes?
Toqué mi costado el cual sangraba por una navaja clavada, sin pensarlo la saqué y la tiré en la nieve. Busqué con la mirada a mi oponente pero no pude verlo.
Caminé y miré el cielo, estaba rojo aún, esto aún no acababa.
El viento helado golpeaba mi rostro mientras yo caminaba con dificultad, sentía que podía caerme si daba un paso mal.
Recogí mi arco de la nieve a unos pasos de donde me encontraba yo y caminé más adentro del bosque.
-¿porqué mierda nos sales?-grité mientras veía la sangre en mis manos y sentía el dolor invadirme.
-¡sal!- grité con lágrimas en los ojos
- Arizona- dijo aquella voz fría, yo volteé a verlo. Tenía una capucha negra tapándolo pero podía ver cuernos en su cabeza.
Pude ver detrás de él más de un millón de demonios listos para volver a atacar, ¿cómo mierda hago esto?
-¿qué mierda quieres?-le grité mientras me apoyaba en un árbol.
-es tan sencillo, sólo debes rendirte- dijo y empezó a hacer señas con sus manos, pude ver que les daba instrucciones a sus demonios.
-esto no ha acabado- dije dejando el árbol para retroceder y tomar el arco.
-aún no querida- dijo y lanzó a un demonio contra mi el cual vencí con una flecha con fuego.
-eres rápida aun cuando estás herida- dijo y lanzó otro mientras yo retrocedía y lanzaba flechas. Él rió.
- podemos hacer esto toooda la noche Arizona, tengo millones de estos- dijo y lanzó dos esta vez que rasgaron mis piernas-¿qué pasó? Te duele- dijo burlonamente, yo me puse de pie y saqué otra flecha esperando el siguiente ataque pero antes de que me diera cuenta el chasqueó los dedos y el arco de volvió ceniza.
-estás acabada- dijo y lanzó a todos los demonios contra mi, yo corri lo mejor que pude y antes de que me alcanzaran pude esconderme en unos árboles.
Recordé aquella "herramienta" de la que me hablaron mi hermano y mi padre y supe que era mi última opción.
Tomé mi collar y con la última esperanza esperé que funcionara.
-ignis exuret eam imbrem- cerré los ojos y para mi sorpresa comencé a escuchar los gritos de aquellos pequeños demonios por todo el bosque, vi el cielo y prácticamente llovía fuego.
Tenía una barrera, la misma de la que me había hablado mi hermano, pude ver cómo cada demonio caía quemándose y perdiéndose en las cenizas. Me empezaba a sentir muy cansada, esto era muy demandante.
Pude ver a lo lejos a mi oponente quemándose, ¿esto era posible?, recordé haber leído algo similar a que todo ataque con fuego hecho para dañar repercute en tu enemigo ya sea que esté familiarizado con este elemento o no. Era tan fácil todo este tiempo. Debía seguir usando fuego.
Tomé todas las fuerzas que tenía en no romper la barrera de protección y lancé bolas de fuego hacia él quien las recibía y me mandaba otras hacia mi, lucia tan cansado como yo, no me iba a ir hasta que lo viera esfumarse.
-¿qué te parece? He descubierto el secreto- dije mientras seguía quemando e intensificando la lluvia.
Él comenzó a evaporarse pero antes de eso pude oírlo en mi cabeza.
-la mitad de tu alma fue quemada al usar un arma tan poderosa, preciosa- la misma risa cruel y se esfumó de mi vista dejándome sola entre el bosque.
La barrera se rompió y la lluvia cesó. Sentí como mi cuerpo se descargaba de golpe y me aturdí. Escuché aquel ruido que nunca olvidaré, mi collar de rubí rompiéndose en pedazos y aquel árbol cayendo por el fuego. Sentí que algo pesado cayó sobre mi y yo cerré los ojos. Mi cuerpo me dominó.
Ale
El infierno no era mi lugar favorito cuando mi novia se encontraba peleando ahí afuera
Pude ver a Lupita dar vueltas por el cuarto de Arizona mientras yo me encontraba sentada llorando.
Timotee se encontraba intentando comunicarse con Arizona mientras Lupita lo abrazaba.
-esto no está bien- decir a Timotee y yo caminé hacia él
-¿porqué?, ¿qué ocurrió?- dije mirándolo con nerviosismo
-no puedo... no puedo comunicarme con Arizona...-dijo y Lupita y yo lo miramos.
-¿qué significa eso amor?- dijo mi amiga y él nos miró.
-la mitad de su alma que la mantenía conectada a nosotros ha sido quemada.
Sentí las lágrimas escurrir en mi rostro y todo se volvió confuso.
-¿qué... qué quieres decirnos?- dijo Lupita
-es mortal- dijo y no lo pensó antes de tomarnos y transportarnos al mundo mortal.
Llegamos a la escena. Era un desastre total, los árboles estaban quemados, el cielo seguía rojo pero en menos de un minuto se volvió oscuro. Era de noche. ¿Cuánto tiempo estuvo luchando? Nos acercamos y pude ver sangre y ceniza en la nieve.
-Dioses- dijo Lupita intentando no llorar y yo volteé a ver lo que la había alterado
Mi corazón se detuvo.
-¡Arizona!- grité y corrí hacia mi novia quien tenía un tronco de árbol aplastando su abdomen.

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