Arizona
Desperté en el pecho de mi novia y después de unos besitos de buenos días decidimos que era hora de volver al hotel con Lupita, por cierto no sabía si mi hermano se había quedado con ella.
Caminamos dos horas de regreso y me metí a bañar, Lupita se encontraba haciendo el desayuno, llegamos a tiempo.
-¿qué preparas?- dije entrando al cuarto y dirigiéndome al baño
-panqueques- dijo sonriendo y yo le devolví la sonrisa.
Pude ver a mi novia robar un panqueque del plato lo cual aparentemente desató la guerra en la cocina.
Me estaba acabando de duchar cuando pude escuchar un sollozo desde la cocina
-¿qué pasa?-dije mientras me cambiaba
-Arizona debes venir a ver esto- dijo Lupita y yo salí encontrándome con Ale y una nota, ella caminó hacia mi y me la dió
-No la quisimos abrir- dijo Ale- ábrela tú amor
Yo la obedecí y vi a Lupita acercarse, juro que mi corazón se detuvo por un instante."Prepárate pequeña guerrera, el ejército de Beelzebub va por tí y debes resguardar a tus amigas. Corre Arizona, porque el tiempo lo hace y te alcanza.
Att: A."-mierda- dije y tomé la mochila que tenía las armas, vi a Lupita y Ale confundidas y asustadas
-¿qué mierda está pasando Arizona?-dijo Lupita y yo hablé.
-el tiempo de espera se acabó, debo luchar- dije y ellas se quedaron en silencio, era ensordecedor.
-debemos ayudarte-dijo mi novia y yo negué.
-las llevaré con mi hermano, él las cuidará mientras yo peleo- dije y las tomé del brazo llevándolas a hacer una maleta de emergencia.
-apurémonos- dije apresurada ayudando a empacar a mi novia mientras Lupita arrancaba el carro.
Fuimos y cerramos el cuarto, subimos al carro y Lupita aceleró.
-busca a Timotee, debe estar cerca- dije- las llevará a un lugar seguro.
Volteé cuando Ale tocó mi hombro y la vista era horrorosa.
El cielo se había tornado completamente rojo y las aves caían por doquier.
-cariño- dijo Ale con lágrimas en los ojos y yo la abracé.
-ahí está- dijo Lupita y bajó del carro. Yo miré a mi novia.
-Te amo- dije besando sus labios- corre cariño- dije y ella me miró con los ojos que había amado tanto tiempo. Corrió con mi hermano y ellos desaparecieron.
Corrí hacia el bosque y me preparé con el arco en mi espalda y la espada cerca, pude sentir mis alas salir y mis ojos se volvieron rojos, ahora no podía ser débil, ahora debía ser Arizona Asthares y luchar hasta las últimas consecuencias. Así estaba escrito.
-pequeña Arizona- dijo aquella voz penetrante y diabólica. Era la maldad pura. Aquella voz parecía venir de ningún lado, no veía a nadie- encantado de conocerte.
Pude ver bolas de fuego viniendo hacia mi y yo las logré evitar.
-¡muéstrate!- dije tumbada al piso arrastrándome por abajo de las bolas de fuego.
-mejor te muestro cómo te quito el alma- dijo riendo de manera cruel y mandó un ejército de demonios contra mi. Saqué la espada y logré acabar con algunos, seguía cortándolos hasta que sentí el mismo ardor que en mi entrenamiento.
-¡Jódete!-grité y saqué fuego de mi costado el cual carbonizó al demonio, pero esta vez no me dañó más, seguí atacando a los demonios que venían, me atacaban a matar, me rasguñaban y mordían pero yo los contraatacaba con la espada y el fuego que salía de mis manos. Pude sentir la tierra temblar y antes de que me diera cuenta un tentáculo gigante salió de una grieta en el suelo, me tomó por la cintura y yo traté de quemarlo con mis manos, era inútil, sentí como me aporreó en el suelo, sentí mi cabeza golpearse en él pero no podía dejarme vencer ahora.
Como pude me puse de pie y saqué mi arco, todo daba vueltas.
Apunté hacia el tentáculo y prendí fuego en la flecha. Una tras otra hasta que cayó y se metió de nuevo en la grieta, avancé en busca de Beelzebub y me topé con una nube de moscas que me nublaban la vista.
Las traté de ahuyentar pero no las tocaba
-una ilusión- dije para mi y cerré los ojos
-qué lista me saliste pequeña- dijo mientras arrojaba más y más demonios a matarme.
-mierda- dije mientras la legión me pegaba y mordía, agarré la espada de nuevo pero se carbonizó así que abrí mis alas que prendían en fuego, todos se carbonizaron como mi espada, estaba librándome cuando sentí que algo me golpeó y todo se volvió negro por un instante.
-Ni siquiera... puedes venir y enfrentarme personalmente- dije levantándome con trabajo del suelo, al parecer fue una bola de fuego debido al ardor que sentía en el cuerpo.
-No te rindes a pesar de que sabes que no podrás- dijo de forma fría y cruel y me mandó otra bola de fuego. Caí de nuevo.
-¿para qué pelear si me rendiré- dije levantándome de nuevo. El dolor era insoportable. Tomé el arco y pude ver a mi enemigo en la copa de un árbol. Lancé una flecha la cual se enterró en su hombro.
Él gritó de dolor pero me devolvió el golpe lanzándome una cuchilla la cual hirió mi costado.
-No...- dije y saqué fuego de mis manos, lo lancé y aquel hombre lo esquivó.
-no puedes huir de tu destino Arizona- dijo con el mismo tono- pobre Ale, pobre Lupita...nada quedará para ellas después de que te mate y me lleve tu alma
-¡basta!- grité de dolor y apunté con todas mis fuerzas hacia mi objetivo. Fallé. Mierda
Mi cabeza me dolía, todo daba vueltas y mi cuerpo no respondía.
Sentí cómo mi mano soltó la última flecha que quedaba. Le prendí fuego como pude y la solté. Ni siquiera supe si había acertado, mi cuerpo calló al suelo y todo se nubló.
YOU ARE READING
Me has encontrado
Random"-me gustan las estrellas en Alaska -A mi me gustan las estrellas de todo el mundo contigo"