🌹EighTeen🌹

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La melodía desigual del viento se escuchaba como un susurro y tocaba su rostro como una caricia. Sus ojos permanecían cerrados, apoyado en su auto frente a la playa, se sintió bien. Más que bien. Desintoxicado.

Se obligó a dejar de pensar y solo sentir. A lo lejos se podía escuchar el leve sonido de los autos pasar, las olas de mar era la melodía perfecta para entrar en sintonía con la naturaleza.

Trató de tomar varias respiraciones profundas, tomándose su tiempo. Inhaló lento y exhaló de la misma manera.

Se podría decir que esos momentos eran uno de los mejores para él. Era un trabajo dejar todo lo que conllevaba el día a día, pero cuando lo lograba lo más cerca era sentirse flotar. Ese momento no era el más apropiado, pues hacía mucho frío. De igual manera no le quitaba lo mágico y relajante.

En un descuido, dejó que un suceso de la mañana se filtrar. La brisa hizo que su flequillo se corriera a un costado, suspiró con pesar, negando lentamente con la cabeza.

La mañana iba bien, sin nada relevante. Los chicos, excepto Taehyung, habían llegado a su casa, para desayunar todos juntos y pasar tiempo. De repente, el silencio fue cortado con gritos desgarradores, todos alarmados corrieron a la habitación de Jungkook —ya que como no había nadie más en la casa, supusieron que era él— había despertado, y obviamente al verse en un lugar desconocido, revivir todo lo que había vivido, lo dejó histérico, asustado. Los chicos intentaron ayudarlo, tratando de tranquilizarlo. Pero él chico se alejaba, gritando, llorando. Al ver que la situación se iba de sus manos, Jimin llamó al Doctor, explicándole la situación, él asistió enseguida. El chico estaba sin control alguno, fuera de sí, entonces el Doctor no tuvo más opción que inyectarle un sedante. Luego de unos minutos, su cuerpo estaba laxo sobre la cama de la habitación.

Yoongi... No pudo.

Al llegar a la puerta había quedado en Shock. No había podido moverse para asistir, aunque lo quiso de verdad. Su rostro fue la clara expresión de angustia y aflicción. No lo pudo soportar por demasiado tiempo y desconectandose abruptamente con aquella situación, salió disparado por la puerta, con abrigo y las llaves del auto.

Con un largo y profundo suspiro, abrió sus ojos.

Si tan solo esto no hubiera pasado...

De repente se sintió enojado consigo mismo.

¿Qué? ¿En serio te estás lamentando, Yoongi?

Yoongi es así; fuerte, duro, no dejaba que las emociones, sentimientos y situaciones lo bloquearan, él era de ir con todo, no se quedaba llorando y lamentándose por días encerrado en su habitación o en su mente. Aprendió, lastimosamente desde muy pequeño, que tenía que luchar así estuviera con el corazón sangrando en la palma de su mano, luchar a pesar de todo lo que pase. Porque llorar y quedarte por el camino solo te atrasa. Las situaciones de la vida lo hicieron una persona dura, fría, masoquista consigo mismo para soportar los golpes bajos de la vida.

Le sorprendía demasiado que en esta situación, siendo que había pasado peores momentos, actuara de esta manera.

Obviamente estaban esos días, esos poquitos días donde esa armadura se resquebrajaba en mil pedazos, dejando a un chico demasiado frágil, sentimental y roto. Y no se lo podía permitir, porque si lo hacía todo lo que llevaba dentro podría salir y después no habría vuelta atrás. Entonces colocándose la gruesa armadura de varios centímetros de hielo e indiferencia, no sentía el verdadero dolor perforarle el alma y su corazón, que ya estaba remendado por tantas cicatrices de heridas pasadas.

Y aunque a veces el mismo peso de la armadura lo hundiera, no podía permitirse quitársela.

***

Hermosamente HermosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora