🌹NineTeen🌹

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Había sido Hoseok.

Gracias a la bendita curiosidad, se había acercado a la habitación, ya que la puerta abierta había llamado su atención. Había encontrado al muchacho inconsciente y con un frasco de pastillas tirado en el suelo. Rápidamente le hizo la reanimación y llamaron al Doctor para que hiciera todo lo que correspondía.

Luego de que entre muchos nervios y preocupación, el Doctor les había comunicado que estaba bien. Ingirió tres pastillas de un medicamento para el dolor de cabeza y como su cuerpo todavía se encontraba débil, no tuvo las fuerzas suficientes para soportarlo, como lo haría una persona que estuviera bien y las hubiera ingerido.

Todos dieron un gran suspiro de alivio.

Pero la preocupación volvió cuando el Doctor dijo que había sido un intento fallido de suicidio.

Sus últimas palabras antes de irse fueron:

—Estén muy atentos, puede volver a intentarlo. Ningún frasco de pastillas o algo con lo que pueda hacerse daño, en su habitación. Viendo por todo lo que pasó, y lo que ingirió, está despertando lentamente. Lo que es un milagro. Y necesitará cuidados. Más que antes.

Todas las cabezas asintieron.

Yoongi, sin realmente tener en claro porqué lo hacía, se apoyó en la puerta de la habitación de Jungkook. La maldita conciencia parecía que en cualquier oportunidad le hacía recordar que él era el culpable.

Pudo ver el momento en que las manos del muchacho se movieron lentamente.

Se acercó al sillón de cuero y se sentó.

Esperó a que el muchacho despertara. Estaba decidido a acercarse al chico y demostrarle que él no era el enemigo y que no le haría ningún daño.

Basta de esconderse por miedo a revivir  el pasado.

Esperó pacientemente a la reacción de Jungkook. Se le notaba desorientado y débil. Intentó apoyarse en la cama para sentarse y flaqueó. Hasta ese momento no se había dado cuenta de su presencia.

El chico observó la puerta y automáticamente todo su cuerpo quedó tenso al ver por el rabillo del ojo a una persona sentada observándolo. Su corazón comenzó a correr.

Silencio.

Jungkook por alguna extraña y remota razón no tenía miedo. Y esa, era una razón para tener miedo. Lentamente giró su cabeza y observó a la persona que lo miraba. Atento, pero relajado. Lo que más le sorprendió fue ver compasión en sus ojos. No había malicia. No había maldad. No había algo en esa persona que le infundiera miedo. Extrañamente.

¿Por qué...?

Fue el único pensamiento que cruzó su mente.

Su cuerpo lentamente dejó de estar tenso, más no atento. No sentía ninguna amenaza, algún algo que le hiciera temerle o siquiera querer gritar por ayuda.

Y de repente, esa sensación no le dio buena espina e inmediatamente se puso alerta.

Yoongi lo notó.

—No te haré daño... —dijo Yoongi, su tono de voz fue suave.

Jungkook se dio l tiempo de observar toda la habitación y se extrañó al no ver el galpón grande, sucio y tenebroso. Se extrañó más al verse en una cama. No sentía frío. No estaba atado a una silla. Suspiró.

Yoongi por su parte agradeció al cielo y a los dioses que no tuvo la misma reacción de hoy en la mañana. Eso hubiera sido caótico.

Cuando tuvo la intención de contestarle, lo detuvo la mirada del muchacho; estaba entre la confusión y a punto del colapso mental. Se preocupó.

Hermosamente HermosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora