Capítulo 13.

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Pasaron ya unos (largos) cuatro meses y medio desde que ingresé a la universidad, y en estos momentos estoy de vacaciones. Bueno, todavía no salí de la universidad, ya que me encuentro empacando mis cosas, pero, ni bien salga de esta cárcel, disfrutaré de todo un mes libre de estudios, profesores, estudiantes a los que ni les puedo ver a la cara... Bryan...

Sarah no se encontraba en la habitación; al parecer, decidió madrugar para irse antes de esta pocilga. Mejor, así podía ordenar mis cosas y hablar conmigo misma tranquila (todos los seres humanos hablan solos de vez en cuando, no me juzguen...).

Cuando terminé de empacar, miré a mis alrededores para verificar de que no me esté olvidando de nada. En fin, me miré al espejo de cuerpo entero y, cuando estaba más o menos lista, agarré mi maleta y opté por salir del cuarto; una vez que salí, cerré la puerta, introducía la llave en la cerradura y la tranqué como debe ser.

Me dirigí hasta el ascensor y presioné el botón infinitas veces para llamarlo. Cuando por fin llegó, me adentré en el mismo y, cuando las puertas estaban a punto de cerrarse, veo que traspasa una mano para evitar que las mismas se cerrasen. Luego de que éstas volvieran a abrirse, podía visualizar la figura de Summer entrar al elevador con su maleta negra en mano; vestía una sudadera celeste, un pantalón negro, zapatillas celestes, y su pelo pelirrojo totalmente suelto con algunos mechones ondulados.

Ésta me sonríe amablemente como gesto de saludo mientras se ubicaba a mi lado, a lo que yo le copio el mismo gesto y las puertas del ascensor se cierran hasta el centro como por arte de magia; luego, el mismo hizo un movimiento brusco para hacernos saber que comenzó a descender hasta abajo.

—¿Por qué tan callada, July? —me pregunta Summer mientras inclinaba su cabeza para verme mejor—.

—Ehhh... —dije, algo nerviosa— no sé, simplemente no tengo idea de qué hablar —me río, al igual que ella—.

—Oye... ¿dónde queda tu departamento? —se decidió a preguntarme—.

—Cerca de la plazoleta principal —me limité a responder—. En ese barrio tranquilo —ella formó una "O" silenciosa cuando dije eso—.

—Ahhh, ¿así que vives cerca de donde vive Steven? —me mostré confundida, creí que ella ya sabía que yo vivo con él—.

—N-No, ehhhh... este... y-yo vi-vivo con él —Summer abre los ojos como platos—.

—¿En serio? —asentí— ¡Por Dios! ¡Yo no estaba enterada de nada! —decía ella mientras daba saltos de emoción en su lugar, hasta que el elevador hizo un movimiento brusco, indicándonos que ya llegamos hasta abajo—.

—Pensé que ya lo sabías —dije mientras agarraba mi maleta y salía del ascensor, en donde el mismo ya había abierto sus puertas; Summer me sigue—.

—Ustedes no me dijeron nada, par de tontos —me reí—.

—Y tú no me dijiste nada en qué departamento vives.

—¡Ah! Estoy viviendo cerca del centro comercial, en el complejo de apartamentos negros.

—¿En ese lugar? —ella asiente— ¡Wau! Esos apartamentos son hermosos.

—¡Lo sé! Un poco pequeños, pero bien acogedores.

Seguimos conversando hasta llegar afuera de la universidad, en donde nos dedicamos a esperar a que llegue Steven, ya que acordamos en irnos juntos. Iba a ser capaz de esperar a Sarah, pero luego me acuerdo que ella se había ido antes.

Al rato, siento escalofríos recorrer todo mi cuerpo. ¡Dios! ¿Que no puedo estar tranquila ni cuando estoy saliendo de aquí?

De pronto, visualizo la figura de Bryan pasando lentamente por mi costado, tirándome una de sus miradas oscuras de siempre, sin siquiera detenerse a acosarme con sus propuestas de mierda. Seguro que debió ser porque estoy acompañada de Summer, ya que él siempre comienza a intimidarme cuando me encuentro sola.

Un trato es un trato. «MAS#2». [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora