Pov. Anatia
¿Qué se supone que haga hasta que vuelva?, llevo un rato buscando los libros de demonios guardianes y no hay manera, tal vez Adaria tenga razón y estén en las baldas de arriba, pero para llegar a ellas tendría que volar, cosa que no sé y temo que la próxima vez me caiga de mayor altura y me dañe algo, pero como se suele decir, el que no arriesga no gana.
Me imagino a mí misma con alas, y éstas salen a la luz, no entiendo por qué son blancas si se supone que el guardián de un demonio tiene las alas negras, además de que a mí me gusta más el negro, pero ni modo, parece que me tocó el blanco, y lo peor es que Adaria se seguirá burlando de mí diciendo que parezco un ángel, sinceramente, soy cristiana, quiero llegar al cielo y todo eso, pero no deseo convertirme en ángel, mucho trabajo desde mi punto de vista, y yo soy vaga.
Intento volar, y me vuelvo a caer, creo que las alas son muy grandes, no las había más pequeñas, jolines, que soy bajita, no necesito alas de dos metros. Me levanto y lo vuelvo a intentar, y nada, otra vez al suelo, y la peor parte se la está llevando mi trasero, al final acabaré plana, ya lo estoy viendo, y cuando mi madre me pregunte le diré: nada, intentando volar acabé sin culo; de seguro me manda al manicomio.
Después de unos cuantos golpes, y casi perder la mitad del volumen de mis nalgas, consigo sostenerme en el aire sin chocar con nada, lo que para mí ya es un logro. Intento elevarme un poco más, y por milagro de Dios, consigo hacerlo sin golpearme con nada, me muevo un poco entre las estanterías, y creo que poco a poco le voy cogiendo el tranquillo a esto de volar.
Decido dejar de hacer el tonto y ponerme a buscar los libros, ya tendré tiempo más tarde para volar, y podré hacerlo mejor, en esta biblioteca estoy muy limitada, en el bosque estaré mucho mejor, podré volar con libertad, el problema será la altura, digamos que tengo un pequeño miedo a las alturas, el hecho de estar a más de tres metros del suelo ya me está dando bastante impresión, por eso intento centrarme en los libros y no pensar en la altura.
Busco y busco, y no encuentro ni un solo libro sobre guardianes o demonios guardianes, esta biblioteca es enorme, me llevará toda la vida revisarla entera, ¿tanto les costaría tener un catálogo o algo?, los demonios están más anticuados que mi madre, y eso ya es decir, mi madre sigue buscando la información en los libros antes que en internet, y casi no usa la tecnología.
Libro tras libro me voy frustrando, y encima Adaria no aparece, ¿cuánto va a tardar?, además, ¿qué hora es?, como mis padres vayan a mi habitación y no me vean, estaré metida en un buen lío, de seguro me castigan sin salir hasta que me vaya de casa, y aunque realmente no me afectaría mucho, tampoco es cuestión de estar encerrada todo el día en casa, salvo para ir a la universidad claro.
Cuando ya estoy por darme por vencida y esperar a que venga Adaria para después irme, encuentro un libro que se llama Guardianes, me pongo a ojear y veo que trata sobre los demonios guardianes, sus orígenes, la primera ceremonia, toda su historia, me fijo bien en su tapa y me doy cuenta que pone volumen 1, lo dejo en su sitio y cojo el volumen 2, poco a poco voy ojeando todos los volúmenes.
-Perfecto - digo con una sonrisa.
-¿Has encontrado algo? - preguntan detrás de mí, y por el susto se me cae el libro de entre las manos.
-Ah, Adaria, que susto me has dado - digo al ver que es ella.
-No era mi intención - dice como si nada - ¿has encontrado algo?
-Sí, he encontrado 7 volúmenes que tratan sobre los guardianes - digo, y ella coge el libro que se me había caído.
-Coge los otros volúmenes, los leeremos en mi cuarto.
Por un segundo dejé de mover mis alas y casi me caigo, no me creo lo que ha dicho, hasta donde tengo entendido, porque ella misma me lo ha dicho, a su habitación no puede entrar nadie más que ella, ya que hay un hechizo que impide la entrada a cualquiera que quiera entrar, es más, dependiendo de para qué quieras entrar, el hechizo te da un castigo por haberlo intentado, incluso si tu intención es ir y avisar de algo a Adaria, lo haces gritando desde afuera sin tocar la puerta, porque si no, cualquier cosa te puede pasar.
-Adaria, ¿te has olvidado del hechizo protector de tu cuarto? - Adaria se gira y me mira.
-No me he olvidado.
-¿Entonces cómo planeas que entre?, ¿por la ventana?
-El hechizo también protege el cuarto de una intrusión por la ventana.
-Pues peor me lo pones.
-Ten en cuanta que eres mi guardiana, a ti el hechizo no te hará nada.
-Esperemoslo - digo en un suspiro y mirando al cielo, bueno, al techo de la biblioteca.
Cojo los 6 volúmenes, que no son precisamente pequeños, y bajo al suelo haciendo equilibrios con ellos, una vez en tierra, Adaria coge tres de los libros y empieza a dirigirse a la salida, yo la sigo con los otros tres libros restantes, espero que el trayecto sea corto, no me considero una chica débil, pero es que en verdad pesan bastante estos libros.
-¿Qué tal te fue todo con tus padres? - le pregunto para romper el silencio que hay, ya de por sí este castillo es tenebroso para que además esté en un silencio sepulcral.
-Me divertí bastante, ver las caras de confusión e ira de los reyes fue una maravilla - no puedo verle la cara, pero estoy segura que ahora mismo debe de tener una sonrisa maliciosa.
-¿Qué pasó para que tuvieran esas caras? - de Adaria puedo imaginar cualquier cosa.
-Quisieron pasarse de listos conmigo, trajeron varios candidatos a ser mi demonio guardián, y me obligaron a elegir uno y hacer la ceremonia de enlace, pero como yo ya tengo guardiana, pues la ceremonia no funcionó con ninguno, en ese momento lamenté no haberte pedido el móvil para hacerles una foto.
-Tengo el móvil en casa, no habría podido dártelo, lo que me recuerda que tengo que volver, no quiero que mis padres noten mi ausencia.
-Está bien, dejamos los libros en mi habitación y puedes irte, ya los miraremos esta noche.
-¿Esta noche?, mañana tengo universidad, no puedo acostarme tarde.
-Es probable que no necesites dormir.
-¿Qué?
-Los demonios no necesitamos dormir, y es probable que tú como mi guardiana tampoco lo necesites.
-¿No te parece que estás dando muchas cosas por sentado?, no soy como vosotros, puede que ahora sea tu guardiana y eso me dé algunas facultades, pero eso no me convierte en una de ustedes.
Adaria no me responde, solo se encoje de hombros, el silencio se mantiene todo el trayecto, ninguna de las dos quiere iniciar una conversación, por lo que ambas nos quedamos calladas. Al cabo de unos minutos, ella se detiene delante de una puerta, la abre y pasa, yo dudo un poco, ya que no quiero terminar hechizada, pero al final cojo una bocanada de aire y entro con los ojos cerrados esperando el dolor.
-Ya te dije que no te pasaría nada - me dice Adaria.
Abro los ojos y veo que estoy dentro y sin ninguna herida o algo, por lo cual suspiro aliviada, me fijo mejor y me doy cuenta que su cuarto es enorme, aunque a penas hay cosas. Adaria pone los libros encima de una mesa, y yo hago lo mismo, desgraciadamente mi fuerza no ha aumentado en nada,y tengo los brazos cansados por ello.
-Creo que va siendo hora de irme - le digo y ella solo asiente sin ni siquiera mirarme - ¿cómo lo hago?
-Es lo mismo que cuando entraste, solo imagina la misma escalera, solo que en lugar de bajar, subes.
Así lo hago, me concentro e imagino la escalera solo que esta vez subiendo, un poco como lo hice con las alas, abro los ojos y me encuentro con la escalera. Me despido de Adaria, pero ella no dice nada, ni siquiera me mira, lo cual me pone triste, pero no le digo nada, respiro hondo y subo sin muchos preámbulos.
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Una humana para la demonio *Completada*
FantasyAdaria: la princesa de los demonios, una mujer que nadie puede controlar, sádica, imparable y fría como el hielo, son los adjetivos que la definen. Anatia: una humana "normal", antisocial, algo sádica pero a la vez inocente, tranquila a menos que te...