Capítulo 12

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Pov. Adaria

La noche me la pasé leyendo, aprendiendo todo sobre los guardianes, los cuales siempre han sido demonios, nunca, en toda la historia, se había dado el caso de un guardián de otra especie, ni humana ni de otra, el caso de Anatia es el primero que se ha dado, eso, o que sencillamente lo han ocultado como en esta ocasión.

Las alas y nuestra conexión no son las únicas cosas que gana un guardián, también consigue mejores facultades, mejores sentidos, además de una intuición muy desarrollada para poder apreciar un peligro cercano o cualquier cosa sospechosa, imagino que es por eso que ella me notó ayer, a pesar de ser de noche y que yo fui muy cuidadosa, como siempre.

Después todo varía según el demonio que sea, aunque en este caso es una humana, por lo que no sé cómo afectará ésto a Anatia, algunos guardianes llegan a desarrollar capacidades empaticas, telepáticas o telequinesicas, aunque conociendo a Anatia, yo apuesto por las empaticas, ella de por sí ya es muy empatica.

Las capacidades y maestrías se van desarrollando con el tiempo, aunque el vínculo interfiere bastante en el desarrollo, cuanto mejor sea el vínculo entre guardián y protegido, más poderoso puede llegar a ser el guardián, además que el rango del protegido también cuenta, ya que el guardián debe poder, mínimamente, hacer frente a su protegido.

-Señorita Adaria - me llaman de detrás de la puerta, sonrío al recordar por qué no puede tocar la puerta.

-¿Sí? - pregunto sin mucho interés.

-Sus majestades me han mandado a llamarla, la requieren en el salón del trono.

-¿Para qué? - pregunto fastidiada, ese par solo hacen que molestar.

-No me han dicho - ¡qué pesados!

-Iré en un rato.

-Dicen que es urgente.

-He dicho, que iré en un rato - digo muy molesta.

-Sí señorita - no puedo verle, pero estoy segura que ahora mismo debe de estar aterrado, que dé gracias que no lo mato.

Oigo sus pasos apresurados por el pasillo, lo cual confirma mis sospechas, sonrío ampliamente, me alegra que mi reputación no se haya visto afectada a pesar de pasar menos tiempo en el infierno y no ser tan sangrienta en la tierra, aunque creo que debería volver a serlo, me vendría bien descargar tensiones.

Tal vez debería ir a ver lo que quieren ese par de pesados, casi seguro han buscado a otro grupito de candidatos para ser mi guardián, y otra vez no tengo el móvil de Anatia cerca para poder grabarlo, tendré que conformarme con ver sus caras en directo, aunque es una lástima, creo que ese vídeo podría gustarle, sé que no es fan del sufrimiento ajeno, pero hasta ella tendrá que reconocer que es divertido las caras que ponen.

Dejo el libro que estaba leyendo y me levanto de la cama, ¡qué pocas ganas!, puede que no duerma, pero es blandita y cómoda, sé que la pereza es uno de los pecados capitales, pero soy un demonio, pecar está en mi naturaleza, y aunque se podría decir que cometo menos pecados que la mayoría de mi especie, también es cierto que esos pecados los repito más que cualquiera.

Al abrir la puerta de la sala del trono me llevo la sorpresa de que no hay nadie, solo ese par de pesados sentados en esos tronos ridículos para aparentar estúpidamente su poder, ¿ya he dejado en claro que los detesto? Bah, por si acaso, aclaro que si pudiera, hace tiempo que los hubiera metido en una de mis salas de torturas, pero la verdad es que no me apetece enfrentarme a toda mi especie solo para torturarlos, no voy a darles tanta importancia, aunque sería divertido.

-¿Qué queréis? - pregunto hastiada.

-Esa no es forma de hablar a tus padres - dice esa odiosa mujer, a lo cual ruedo lo ojos.

Una humana para la demonio *Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora