Capítulo sexto

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Los días pasaron y por las mañanas Hermione enseñaba a Neville a patinar sobre hielo mientras que por las noches, ayudaba a Draco con el pratronus. Había encontrado un boggart al que había hechizado para que solo se convirtiera en un dementor. Draco avanzaba muy rápido pero Neville cada vez se caía más a menudo haciendo que Hermione perdiera la paciencia. 

Después de una semana intentándolo, Neville le dijo a Hermione que no quería que sus pies volvieran a tocar el hielo. Ese día, Hermione volvió a estar sola en su lago y se quedó patinando mucho tiempo. A las doce, Hermione vio que una figura alta y estirada se acercaba. Fue hacia la orilla rápidamente y transformo los patines en sus botas normales. 

-puedes seguir si quieres, yo también vengo aquí a patinar- Hermione no necesitó darse la vuelta para saber que el que estaba detrás de ella era Draco. Volvió a cambiar sus botas por patines y dio un paso hacia el hielo.- ¿me lo haces por favor?

La chica supo enseguida que se refería al hechizo que transformaba sus botas en patines pero o iba a desaprovechar la oportunidad de devolvérsela al rubio

-eso puede ser malinterpretado, Malfoy-  

-Touché- respondió sonriendo- ahora en serio –

Hermione sacó su varita y apuntó a los zapatos del chico con ella convirtiéndolos en unos elegantes patines negros.

-¿has conseguido que Neville haga algún progreso?- preguntó Draco 

-qué va. Ha venido hoy a decirme que no tiene intención de volver-

-él se lo pierde. De todas formas necesitas a un compañero más fuerte e inteligente-

-¿compañero?- pregunto la chica- ¿para qué quiero un compañero?

-para que te acompañe mientras patinas y puedas hacer piruetas que nunca antes habías probado sola-

-¿te estas ofreciendo?- 

-creo que si…-

-de acuerdo, veamos lo que puedes hacer-dijo la chica dando una vuelta de reconocimiento a la pista de patinaje. 

Draco la siguió sintiendo el aire acariciando la piel de su cara. 

-vamos a necesitar una ropa más cómoda para poder practicar.- dijo la chica mientras hacía un salto en el que casi se cae gracias a lo poco que se daban sus vaqueros.- ¿sabes el hechizo?

-no soy tan malo como crees- 

-es verdad, eres peor- Hermione miró hacia atrás mientras decía esto último y captó como Draco se lanzaba hacia delante como una bala para cogerla y darle su merecido.

El chico era rápido pero la gryffindor lo era más y se escapaba de Draco con facilidad para luego dejarle un poco de ventaja y volver a acelerar. Lo que no sabía era que Draco no iba al cien por ciento sino que iba dando un paseo rápido haciendo creer a la chica que ese era su ritmo máximo.

 En una ocasión estuvo a punto de cogerla pero ella se dio cuenta y aceleró justo en el momento en el que los dedos del chico tocaban la muñeca de Hermione. Después de estar cinco minutos así, Draco engaño por fin a Hermione y consiguió pillarla.

-eres buena y rápida pero no lo suficiente como para ganarme- dijo cogiéndola de la muñeca 

-¿cómo sé que eres tan bueno como dices?- dijo Hermione intentando soltarse de la muñeca. 

-¿quieres que te lo demuestre?-

Draco soltó la muñeca de la gryffindor y empezó una de las mejores actuaciones que Hermione había visto nunca. Daba saltos más altos que cualquiera que conociera y caía de nuevo en el hielo ileso y como si no le costara trabajo hacer esos increíbles movimientos. Hermione no podía cerrar la boca de lo impresionada que estaba. 

El chico dio por terminada la sesión de saltos no sin antes realizar un precioso giro bajo. La gryffindor aplaudió sin poder cerrar aún la boca de la emoción. 

-veamos cómo se te da, Granger-

-desde luego no mejor que a ti- 

-vamos a hacer esto juntos. Deja el cuerpo muerto, yo te llevaré-

Draco le tendió una mano que la chica aceptó y la llevó hacia el centro de la pista. 

-esta es una coreografía que vi hace un tiempo y realmente me encantó ¿preparada?- dijo él. 

Ella solo pudo asentir con la cabeza. Iba a patinar con un experto una coreografía de la que seguramente no sabía nada. Draco puso una mano en la cintura de la chica y con la otra extendió el brazo de ella con el suyo. Le indicó que echara la cabeza hacia un lado y en el espacio entre su cuello y su clavícula, el chico apoyó la cabeza, exhalando su perfume. 

-no estés tan rígida, Hermione. Relájate-

La chica su puso aún más tensa. ¡La había llamado por su nombre! Draco nunca la llamaba por su nombre siempre era Granger, sangre sucia o empollona pero nunca Hermione. 

-Hermione…- susurró en su oído- olvídate de todo-

Con esas palabras, la gryffindor cerró su ojos y dejó de pensar en cómo la llamaba o como la dejaba de llamar. Notaba como el chico la deslizaba por el hielo en sus brazos, como la levantaba sin esfuerzo del hielo y como la volvía a poner en él gentilmente. En un momento dado, Draco la cogió y la hizo girar sobre sí misma para acabar aterrizando entre sus brazos.  

La chica se resistía a salir de ese sueño pero Draco cogió su cara entre sus manos y la obligó a mirarle a los ojos. Hermione levantó la vista y se encontró con un par de profundos ojos grises que la taladraban hasta el alma. 

-creo que tengo un asuntillo que terminar contigo- dijo acercándose poco a poco a la boca de la chica- ¿sabes de que te hablo? 

Hermione negó con la cabeza sin quitar la mirada de esos preciosos ojos. 

-bien, así te pillará desprevenida- dijo con una sonrisa en los labios.

Se acercó aún más pero paró a unos centímetros de la boca de Hermione.

-una vez que empiece no voy a poder parar- 

-no quiero que pares- 

Y como una sentencia de muerte, la besó.

La chica del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora