Capítulo séptimo

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En el lago hacía frío pero a ella le daba igual, Draco la estaba besando como si le fuera la vida en ello. La había cogido por la cadera para acercarla más a él y ella abrazaba su cuello como si fuera su salvación. Al principio, el beso fue dulce pero se profundizó cuando sus dos lenguas se tocaron.

-no sabes cuánto tiempo llevo sonñando con besarte- dijo el chico separándose para admirar a Hermione que aún tenía los ojos cerrados disfrutando de cada momento.

-pero tú me insultabas y te metías conmigo- decía la chica aun con los ojos cerrados.

-¿nunca te ha dicho tu madre que los chicos se meten con las chicas que les gustan?-

La chica abrió por fin los ojos y miró al slytherin detenidamente, grabando en su mente cada gesto, cada marca en su cara y cuando terminó, abrazó al chico lo más fuerte que pudo cogiéndolo por sorpresa. Draco reaccionó rápidamente pasando sus brazos por la cadera de la chica sin poder reprimir una sonrisa.

-Hermione, creo que estoy enamorado de ti- la chica le miró sorprendida- llevo dos años obsesionado contigo. No puedo quitarte de mi cabeza, apareces en mis sueños y no puedo concentrarme todo los que me gustaría porque te has colado en todos y cada uno de los huecos de mi cabeza-

-no sé qué decir- dijo Hermione con lágrimas en los ojos

-no digas nada- y volvió a besarla

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Habían vuelto a la torre y estaban en el suelo de la sala común mirando el suelo. Hermione estaba sentada leyendo un libro mientras que Draco estaba tumbado con la cabeza en el regazo de la gryffindor disfrutando de como los dedos de la chica corrían por su pelo calmándolo y haciéndolo cada vez más feliz. Estuvieron así alrededor de una hora en la que Draco se sintió el ser más feliz del mundo.

-me tengo que ir al entrenamiento de quidditch-dijo el slytherin sin ganas de levantarse o de moverse.

-¿qué haría el equipo sin su capitán?-dijo Hermione dejando el libro a un lado y cogiendo la cara del chico que seguía sin moverse para besarle.

-puedes venir a vernos si quieres-

-¿una sangre sucia en el entrenamiento de los slytherins? Levantaría sospechas- ante esas palabras Draco se levantó de golpe asustando a Hermione que pegó un salto.

-tú no eres una sangre sucia. Eres la bruja más brillante y bella de todo Hogwarts ¿me has oído?-

-pero tu…- empezó la chica

-se lo que dije y me arrepiento de mis acciones y de mis palabras. Todo este tiempo he estado totalmente confundido sobre lo que hace o no hace a un mago y tú me has enseñado que desde luego no es la sangre- Acercó la frente de la chica a la suya y cerró los ojos- siento todo lo que te he hecho. No te merecías ninguno de mis insultos-

-Draco para. No puedes martirizarte intentando cambiar una cosa como el pasado lo único que puedes hacer es intentar ser mejor y cambiar tu futuro.-

-tienes razón-

-¿cuándo no la tengo?-

Draco le dio un pequeño beso y se levantó para ir a su habitación y cambiarse de ropa.

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El entrenamiento fue bastante bien para faltar casi la mitad del equipo. Tenían a Crabbe y Goyle de bateadores, a Montague de cazador, Bletchey de guardián y a él de buscador. Zabini estaba en las gradas esperando a que terminara el entrenamiento para hablar con Draco.

En el vestuario, se pasó más de veinte minutos bajo el agua caliente de la ducha pesando en el giro que había dado su vida ese día. Ahora por fin era realmente feliz y nada ni nadie iba a estropearle esa sensación. O por lo menos eso pensaba.

Salió ya cambiado de los vestuarios y se encontró primero con una figura alta y masculina que iba caminando hacia él. Le reconoció era Blaise Zabini, seguramente venía a tocarle las narices.

-Draco me han pedido mis padres que venga a recordarte que este fin de semana tenemos entrenamiento con el Señor Oscuro, espero que no se te olvide-

Ante esas palabras, Draco palideció. No le había contado a Hermione aún que se estaba preparando para ser un Mortífago y no sabía cómo se lo iba a tomar la chica. Tampoco era que hubiese tenido elección, su padre le había prácticamente obligado a finales de verano a que empezara con la preparación.

-no se me olvidará- respondió brevemente recuperando poco a poco el color

Blaise se fue y el chico vio como otra figura aparecía de entre la niebla de aquella tarde. Sabía que era una chica porque tenía el pelo largo y rizado pero no pudo reconocerla hasta que estuvo casi debajo de sus narices.

-Hermione, tengo algo que decirte y es muy importante- dijo dándole un suave beso y cogiéndola por la cintura para ir yendo a castillo.

-creo que podré soportarlo- dijo ella sonriendo

-dudo que lo puedas soportar y de verdad si después de esto quieres que lo dejemos me parecerá totalmente comprensible-

-nada va a hacer que deje de quererte-

- de acuerdo, esto no es fácil. Estoy entrenando para ser un Mortífago-

La chica del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora