Capítulo primero

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Llevaba dos malditos años obsesionado con esa sangre sucia y sabía que la tenía que sacar de su cabeza antes de que fuera demasiado tarde. Estaban en clase de pociones y el profesor Snape les había puesto por parejas de tal forma que nadie estaba a gusto con nadie. Ni siquiera su ahijado. 

-Lo estás haciendo mal, Malfoy- decía Hermione cada vez que él tocaba algunos de los ingredientes de la poción immobilis - tienes que cortarlo así-

Draco la miraba con la rabia brillando en sus ojos. ¡Así era como lo estaba haciendo antes de que se lo quitara de las manos para volver a repetirlo ella! 

-Te juro que la próxima vez que me quites las cosas de las manos no sales de aquí sin una herida ¿me has entendido?- le dijo harto de que le desacreditara en frente de toda la clase. 

Ella dejó lo que estaba haciendo, cruzó los brazos y se encaró al slytherin que había reanudado su trabajo. Draco volvió la cara para mirarla y se la encontró con una expresión muy seria y mirándole iracunda. 

-Sé que no lo harás- dijo Hermione- no tienes lo que hay que tener- 

Eso fue la gota que colmó el vaso para Draco. Se acercó a la leona y con una mirada cargada de odio sacó su varita para lanzarle un cruciatus pero en ese momento se pasó Snape para ver como llevaban la poción.

- te has salvado por los pelos, sangre sucia- dijo después de que Severus se hubiera ido- pero ya me cobraré la revancha-

Terminaron la poción no sin antes haber discutido de nuevo por los ingredientes y la manera de Draco de cortarlos. Hermione salió de la habitación lo más rápido que pudo y se fue con Harry y Ron que ya la esperaban en la puerta. 

- ¿Te ha hecho algo esa maldita serpiente?- preguntó Ron al ver a Hermione tan acelerada

-Sí- respondió ella- nacer

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Era la hora de comer y cuando Hermione entró en el Gran Comedor, sintió que alguien la vigilaba muy de cerca. Casi no se sorprendió cuando captó la mirada del slytherin desde su mesa y respondió a ella con la misma cantidad de asco y repulsión con la que lo hacía Draco. 

Ese era el último día antes de las vacaciones de navidad y ella estaba en la lista de personas que se quedaban allí para las fiestas con Harry y Ron. Había ojeado la lista por encima y se dio cuenta de que Malfoy también se quedaba esas navidades lo cual le parecía bastante extraño aunque seguramente, habría sido una estrategia de Dumbledore en un intento de que los premios Anual se llevaran bien.

¿No tenía suficiente Hermione con tener que aguatarlo en la torre que había sido acondicionada con el propósito de mantenerlos lejos de sus amigos y compañeros? La chica había tenido la horrible sensación desde el comienzo del año escolar de que algo iba a ir mal y cuando le dieron la noticia de que era premio anual creyó que se había equivocado pero cunado confirmaron el nombre de su compañero casi le dio un ataque al corazón y más aún cuando les dijeron que tenían que vivir juntos. Se habría lanzado un avada kedavra a sí misma por tener que soportar a Draco además que en las clases si no fuera porque su compañero se pasaba noche y día en camas ajenas.

Terminó de comer y se fue sola a la torre de los premios Anual. Entró por el cuadro de hada pronunciando la contraseña “cómo vender el puente de Ponti” (se le ocurrió a ella tras haber leído un libro muggle de Neil Gaiman), sacó sus libros de pociones de la mochila y se acomodó en el sofá que había en la sala de estar al lado de la chimenea. No había empezado a estudiar cuando el cuadro se desplazó para dejar pasar a Draco. 

La chica del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora