Capítulo undécimo

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Llevaban tres semanas de clases y las cosas no podían ir mejor para Hermione y Draco. Harry, Ron y Ginny no sabían nada sobre su relación pero Luna lo adivinó justo el día en el que vino de las vacaciones de navidad. De otra cosa que se dio cuenta Draco era de la forma en la que Ron miraba a Hermione. La miraba constantemente de la misma forma que él mismo la miraba a ella. Estaba enamorado de Hermione. 

Ese día Draco estaba muy nervioso, porque Weasley se estaba pasando con Hermione en clase de transformaciones. Le susurraba cosas en el odio mientras la profesora explicaba, la pasaba el brazo por los hombros y se la acercaba posesivamente… en resumen, el pelirrojo hacía con la chica todo lo que él no podía hacer por miedo a que los descubrieran y eso lo estaba matando por dentro.

No podía ver como un idiota como Weasley le quitaba a su chica, la abrazaba, se reía con ella y caminaban juntos por los jardines mientras él los observaba con una cara de inmensa rabia y envidia que no se le pasó a un determinado slytherin. 

Blaise Zabini había notado un cambio en Draco en los dos últimos años. Ya no insultaba tanto a los sangre sucia y ya por no decir a la sangre sucia por excelencia, a la que llevaba bastante tiempo haciendo la vida imposible. Pero desde hacía dos años, el favorito del señor oscuro se había ablandado dejando de insultar a muchos de los chicos de Hogwarts. Al que todavía seguía molestando era a Weasley pero Zabini creía saber porque. 

Últimamente, el pelirrojo le había echado el ojo a Granger según sus contactos (los cuales nunca se equivocaban) pero al parecer la maldita sangre sucia no reaccionaba. Eso sumado a las miradas de odio que frecuentaba Draco con Weasley (más de las que antes intercambiaban), hizo que los engranajes en la mentes de Zabini encajaran dando lugar a la descabellada pero posible teoría de que el mayor representante de su casa, estaba enamorado de Hermione Granger. Ahora solo necesitaba la prueba definitiva para poder ir a chivarse al señor malfoy sobre la traición de su hijo.

-Draco, ¿quieres venir esta tarde a la sala común? Vamos a dar una fiesta- dijo Pansy

-no lo siento- respondió él sin mirarla- tengo que estudiar defensa contra las artes oscuras-

Era por todos sabido que Pansy Parkinson estaba perdidamente enamorada de Draco, información que hasta él sabía y que en caso de necesitarlo, utilizaría en su contra. Se levantó de la mesa y salió del comedor con rumbo a la torre de los Premios Anual. Susurró la contraseña en el cuadro y este se abrió dándole paso a la gran sala común de la torre. Allí encontró a Hermione sentada en el suelo dada la vuelta al cuadro rodeada por una docena de libros de todos los grosores totalmente concentrada en lo que estaba haciendo. Draco se aproximó a ella y acomodó su cabeza en el hombro de la chica la cual se sobresaltó al oír la voz de Draco en su oreja.

-¿qué tal estás hoy, nena?- 

-un poco ocupada- dijo ella sonriendo

-¿y tiene la señorita ocupada un poco de tiempo para su chico?

-siempre tengo tiempo para ti, Draco-

Se dio la vuelta y besó tiernamente al slytherin que disfrutaba de la situación. Se separó de ella a regañadientes y le dijo que ambos tenías que estudiar. Le dio un último beso y subió a su habitación a coger los libros para bajar de nuevo a estudiar con ella.

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Al día siguiente, Hermione iba con Harry y Ron a herbología cuando pasaron en frente Zabini y su chusma. 

-vaya, vaya es un día precioso ¿no es así, Granger?-

-¿Qué quieres Zabini?- dijo ella con cara de poco amigos

La chica del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora