La chica del lago

Capítulo duodécimo - Final

Entró en el colegio con la cabeza gacha y sintiéndose muy desanimado. Eran ya las nueve y media. Decidió pasarse por el comedor pero solo para hacer acto de presencia esperando que Hermione no estuviera en la mesa de gryffindor. 

-Draco- dijo Zabini- me he enterado de la nueva misión que te ha encomendado nuestro señor-

-¿Qué nueva misión?- respondió el chico haciéndose el loco

-la de matar a una sangre sucia, deberías estar agradecido por que el señor oscuro te dé el placer de matar a esa chica a la que tanto detestas ¿no Draco?-

-¿a quién tienes que matar, Draco?- preguntó Pansy desde el otro lado de la mesa

-Pansy, me encantaría que no gritaras que tengo que matar a alguien- dijo Draco con una sonrisa sarcástica bastante exagerada haciendo que la chica se sonrojara y mirara hacia oto lado.

Draco volvió la cabeza hacia su desayuno pero se vio incapaz de probar bocado así que se levantó de la mesa y con el pretexto de que se encontraba mal, volvió a la torre. Allí encontró a Hermione bajando por las escaleras y todas las lágrimas que había reprimido toda la noche, salieron mientras abrazaba a la chica. Hermione sin entender nada  abarcó a Draco tirando al suelo todos los libros que llevaba en los brazos. Cuando logró calmarse, la gryffindor le cogió la cara entre las manos y le obligó a mirarla.

-Draco, ¿qué ha pasado?- preguntó preocupada

-yo… el Señor Tenebroso me ha encomendado una nueva tarea para hoy- respondió el chico

-¿hoy?-

-sí, hoy daremos el golpe ya puedes irte ¿no? Vete a avisar a tu querida orden-

-no me voy amover de aquí hasta que me digas por qué demonios estás llorando-

Draco ejerció por primera vez contacto visual sin ser obligado y la chica pudo ver a través de sus ojos la lucha que se libraba en su interior. Otra lágrima silenciosa corrió por el rostro de Draco y antes de que pronunciara las palabras, Hermione ya sabía lo que iba a salir de sus labios.

-tengo que matarte-.

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Hermione se había quedado sola en la sala común de los premios anual. En el momento en el que lo había dicho, Draco había salido corriendo a su habitación dejando a la chica con la palabra en la boca. Pensó en que tenía a primera hora. “runas” pensó. Tiró la mochila y subió las escaleras de dos en dos hacia el cuarto del slytherin. Abrió la puerta y le vio tumbado boca arriba con la cabeza en los pies de la cama. También observó que a la mesa le faltaba una pata y que todos los libros del chico estaban tirados por el duelo con las páginas rotas y arrugadas. Se acercó poco a poco al diván que tenía el chico y besó a Draco.

-no me importa- dijo ella en un susurro

-¿cómo puedes decir que no te importa que te mate?- dijo él abriendo los ojos pero sin moverse.

-no me importa que seas tú-

Una lágrima cayó por el rostro de Hermione y aterrizó entre los labios de Draco. El chico se incorporó para mirar a la gryffindor.