Capítulo décimo

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Draco se separó de Hermione para poder mirarla. No había mentido cuando dijo que le parecería guapa hasta con un saco de patatas pero ahora con ese vestido estaba realmente preciosa. Ella miraba al slytherin a los ojos, esos grandes y tristes ojos grises que la volvían completamente loca mientras sin darse cuenta, se mordía el labio inferior. 

-Hermione, desde que has bajado por las escaleras con ese vestido tan bonito lo único que he querido ha sido quitártelo- La chica ni siquiera se sorprendió cuando dijo eso porque se dio cuenta de que ella misma quería quitarle el traje a Draco.- deja de morderte el labio o te juro que lo haré.-

-¿quién te ha dicho que no quiero que lo hagas?-

El chico la miró sorprendido por un momento.

-¿quieres que lo haga?

Hermione asintió con la cabeza y sintió como Draco la levantaba del suelo cogiéndola en volandas. Se agarró al cuello de él y se dejó llevar a su habitación entre risas y besos. 

Allí Draco la sentó en el escritorio con cuidado y la besó tiernamente buscando la cremallera del maldito vestido. Mientras, Hermione le quitaba la americana y la corbata. 

-te quiero, Hermione- susurró en su oído-nunca te vallas de mi lado-

Hermione le cogió la cara con las dos manos obligándole a mirarla.

-no me voy a ir a ningún sitio, te lo prometo- 

Él termino de quitarle el vestido y ella había prácticamente arrancado la camisa tirándola al suelo acompañando a su vestido. Notaba como la respiración de Draco se iba acelerando en cada beso que él depositaba en su cuello llevándola al cielo. Hermione decidió que los pantalones de Draco sobradan y teniendo un problemilla con el cinturón consiguió quitárselos. 

Draco acariciaba la cara de Hermione, su pelo y la parte de atrás de su cuello y ella había puesto los brazos en los hombros del chico e hincaba las uñas en su espalda cuando el chico la mordía en el cuello mientras soltaba un gemido ahogado. 

Poco a poco, el slytherin fue bajando las manos acariciándola la cadera y los muslos. Luego la levantó de la mesa y la depositó con cuidado en la cama admirando el cuerpo de la chica desde arriba. Luego bajó hasta su boca y besándola se peleó con el cierre del sujetador.

-¿Cómo narices pretenden los fabricantes de estos artilugios del demonio que te los puedas quitar?- dijo Draco viendo que no era capaz de desabrocharlo.

-¿necesitas ayuda?-dijo ella entre risas

-no solo necesito que no lo lleves- dijo besándola- date la vuelta-

Ella hizo lo que le pedía y retirándose el pelo, le dio vía libre para que pudiera quitarle el sujetador. El chico besó la espalda de Hermione mientras desabrochaba los corchetes y le retiraba los tirantes de los brazos. Le quitó el sujetador por fin y lo tiró con la otra ropa al lado de la mesa. 

-date la vuelta- dijo de nuevo suavemente Draco. Pero Hermione no reaccionó. Se quedó tal y como estaba sin moverse ni un ápice haciendo que el chico se acercara a su oído-Hermione, eres la cosa más bella y brillante en este mundo y quiero que sepas que nada va a hacer que cambie lo que siento por ti.-

La chica se dio poco a poco la vuelta y Draco pudo ver lo perfecta que era. No cambiaría nada de ella por nada del mundo. Era el ser más perfecto de toda la creación y era suya. 

-siento decepcionarte-

-nunca digas que eres decepcionante, Hermione. Eres preciosa- la besó tiernamente en los labios hasta que ella estuvo totalmente relajada.- ¿estas preparada? Seguramente duela un poco pero espero que no sea demasiado-

La chica del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora