19 | El encantamiento Patronus

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Enero 12, 1977

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Enero 12, 1977. 2:40 p.m.

Los Merodeadores cruzaron el umbral de la puerta. Los escritorios y sus respectivas sillas se encontraban formando cinco filas frente al escritorio de madera de roble del profesor, con apenas suficiente espacio entre ellas como para que pasaran con comodidad los alumnos. Tomaron asiento en la última fila, dejando sus mochilas debajo de sus sillas. James daba vueltas a su Snitch robada con una mano —sin dejarla ir—, mientras que Sirius se acomodaba el cabello largo en un moño y lo ajustaba en su lugar con ayuda de un palillo de madera largo y liso que le había robado a Marlene para poder tener su varita mágica a mano. Peter y Remus discutían todavía si el ensayo que McGonagall les había pedido era de sesenta o setenta pulgadas y si debían incluir la referencia histórica del tema.

La nieve cubría la mitad de las ventanas de la nueva clase de Defensa contra las artes oscuras. El sol apenas se alcanzaba a filtrar por los antiguos cristales. Del techo alto colgaba una araña similar a los otros candelabros que había por el castillo. Una escalera de piedra y mármol llevaba a la oficina del profesor, siendo estos dos últimos los elementos más característicos de esta ala del castillo en particular.

En una esquina, el profesor había acomodado un estante nuevo que se encontraba repleto por los numerosos volúmenes de tres o cuatro colecciones antiguas. Sus portadas y lomos parecían estar recubiertos de cuero, aunque se encontraban en bastante buen estado. Colgando de la pared contraria se encontraba un espejo de plata debidamente pulido, con un marco con un intrincado patrón de rosas que a Remus se le hizo familiar.

La clase pronto se comenzó a llenar con los demás alumnos de Gryffindor y Slytherin de sexto año. De reojo, Remus vio a Lily y Harper entrar al aula y detrás de ellas se encontraban Dorcas y Marlene. Ambas pelirrojas tomaron asiento en la segunda fila, mientras que sus amigas se sentaron en la fila siguiente, justo detrás de ellas.

Sirius codeó a James cuando notó quiénes habían entrado. Le dio un golpe particularmente brusco cuando no le prestó atención y James se quejó.

—¿Qué pasa, Canuto?

—¿Cómo que «qué pasa»? ¿No dijiste que...?

Qué quería decirle Sirius a James que había dicho él antes, nunca lo sabrían, pues fue entonces que el profesor Baker abrió la puerta de su despacho. Todas las conversaciones y murmullos se detuvieron de golpe. Alan Baker les sonrió, en forma de bienvenida a su clase, antes de bajar las escaleras y posicionarse detrás de su escritorio.

—Buenas tardes. —Recibió una respuesta a coro por parte de la clase—. Sé que este año habían comenzado el repaso de la materia para los ÉXTASIS con el profesor Currey, por lo que vamos a ampliar lo que ya estudiaron con él. Luego continuaremos con el temario para los exámenes del próximo año.

El profesor parecía atraer de manera casi magnética la atención de la clase. Fuera porque era un hombre atractivo, por su tono de voz, su porte o simplemente que todos estaban demasiado intrigados con el cambio repentino, Alan Baker parecía bastante satisfecho con lo atentos que estaban sus alumnos.

DAUGHTER OF THE NIGHT ▹ R. LUPINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora