07 | La fiesta de Sirius

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Noviembre 13, 1976

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Noviembre 13, 1976. 5:00 p.m.

Remus llegó a la Sala de Menesteres todavía intrigado por lo que había sucedido en su segunda visita a Hogsmeade del día. Sin embargo, cuando entró a esta, se encontró con sus tres mejores amigos susurrando entre ellos mientras que ayudaban a decorar para la fiesta de Sirius que empezaría en menos de dos horas.

Cuando lo escucharon, los tres se giraron hacia él, con esa característica sonrisa Merodeadora —de fingida inocencia— extendiéndose por sus rostros.

—¿Por qué ponen esa cara?

—Nos contó un pajarito que te encontraste con Harper en Hogsmeade —empezó James, acercándose a él para llevarlo hacia la mesa donde estaban acomodando la comida y encantarla para que se mantuviera en perfecto estado durante la mayoría de la noche—. Cuéntanos todo.

Remus alzó una ceja.

—¿Por qué algo me dice que ese «cuéntanos todo» significa que al menos uno de ustedes lo vio todo debajo de la capa de invisibilidad pero no quieren parecer acosadores, entonces me piden que se los cuente todo, pero si me salto algo igual lo van a saber? —Los otros tres Gryffindor se volvieron a ver, confirmando la teoría de Remus.

—¡Te dije que iba a saber! —dijo Peter.

—Creí que como ya pasó la luna llena no nos iba a poder escuchar —se defendió Sirius.

—Estaban lo suficientemente cerca como para escucharlos sin la luna llena —dijo Remus. Sirius y Peter se miraron como un par de niños atrapados en medio de una travesura.

Remus no dijo nada más, mientras que se acercó para ayudar a James con la decoración. La Sala estaba ya decorada en su mayoría con serpentinas y globos, escarlata y dorado cubrían casi cada centímetro de pared que estuviera disponible. Se había ampliado lo suficiente como para permitirles acomodar tres grandes mesas con comida y bebidas que tenían la esperanza de que fueran suficiente para todos los invitados.

Ni siquiera estaban seguros de cuánta gente iba a asistir. Se había descontrolado bastante la situación de los invitados cuando la mayoría de la población estudiantil se había enterado de la fiesta y que habían unos pocos que conocían su «ubicación secreta».

La Sala de Menesteres, de hecho, la habían encontrado el año anterior durante las vacaciones de invierno. Se les había aparecido durante una de las noches siguientes a Navidad, cuando el castillo estaba todavía mayormente vacío, y necesitaban huir de McGonagall antes de que los atrapara con las manos en la masa y los castigara. Claro que los habían castigado igual, Minnie ni siquiera había dudado que había sido obra de ellos, pero su tiempo se había visto reducido considerablemente al no tener evidencia o testigos de que habían sido ellos.

Sin embargo, su intento por agregarla al Mapa del Merodeador había sido un fracaso rotundo. La tinta había desaparecido del pergamino en múltiples ocasiones y si intentaban agregar otro pedazo para agregarla, entonces este parecía ser el único fragmento que no soportaba los dobleces constantes y se dañaba rápidamente. Además de que, como la habitación cambiaba, en realidad no tenían idea de qué apariencia tendría realmente. Entonces, habían desistido. Si el castillo y la Sala no querían que otros supieran de su existencia a no ser que la encontraran de manera natural, ellos lo respetarían.

DAUGHTER OF THE NIGHT ▹ R. LUPINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora