17 | El beso del que no van a hablar todavía

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Enero 9, 1977

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Enero 9, 1977. 6:21 p.m.

Harper Baker nunca ha sido una persona violenta. Realmente. Aunque quizás a algunos le diera esa impresión por su mal temperamento y los ojos rojos, en realidad ella misma consideraría que, a pesar de su tendencia a meterse en problemas, en realidad era bastante tranquila.

Claro que eso no evitaba que en ciertas ocasiones, la solución del conflicto no fuera la más pacífica, exactamente.

Harper sostenía contra su mejilla un trozo de gasa que Nix había conjurado, haciendo presión sobre la piel para intentar disminuir el sangrado. Claro que al apartar la tela esterilizada de su cara para revisarla, fue evidente que no estaba logrando su cometido. Lo apoyó de nuevo, rezando para que se pudieran subir al carruaje más cercano y volver a Hogwarts lo más pronto posible. En particular, le interesaba llegar a la enfermería.

A su lado, Phoenix estaba furiosa. Harper no recordaba haberla visto así de enojada desde hacía un tiempo y la manera en la que murmuraba «Los voy a matar» era sencillamente escalofriante. Si había algo que Lorelai le había heredado a su hija en definitiva era la capacidad para hechizar a la gente sin pensarlo tan siquiera dos veces. ¿Sus objetivos?

Mulciber, Avery y Macnair, la razón por la que estaban en esta situación de nuevo.

Parecía ser que se habían vuelto muy amigos durante las vacaciones de invierno, con los tres teniendo en común su odio hacia Harper. También a los Merodeadores, a los Gryffindors y aquellos sangre pura que no compartieran sus ideales, entre muchos otros, pero la lista podría hacerse demasiado larga.

Al parecer, habían decidido juntos que no tenían nada mejor que hacer que joderle el viaje en tren a Harper de alguna estúpida forma.

Y el método elegido había sido nada más y nada menos que lo mismo que habían hecho Snape, Mulciber y Avery hacía seis meses atrás, alrededor de la época del inicio de los TIMOs.

Todavía no estaba segura cómo o por qué, Snape había encontrado lo que le parecía información «interesante» sobre Harper y había decidido usar dicho conocimiento para beneficio propio. Después de todo, necesitaba probar la eficiencia de su nuevo hechizo, Sectumsempra, y había encontrado el blanco perfecto.

Le había tomado tres semanas y seis pociones diferentes hechas por Nix lograr detener el sangrado y que los hematomas se dejaran de esparcir por su piel. Era evidente que el hechizo todavía no estaba listo, o las consecuencias habrían sido mucho peores. Algo así como estaban por ser ahora.

Phoenix codeó a Harper, haciendo que su vista se enfocara de nuevo al encontrarse frente al carruaje.

Los thestrals que tiraban del carruaje también la miraban fijamente con cierto aterrador interés por la sangre que provenía de las heridas en su rostro. Evidentemente, el hechizo ya estaba terminado y lo único que había salvado a Harper había sido el tren frenando de golpe, lo que hizo que Macnair perdiera el equilibrio.

DAUGHTER OF THE NIGHT ▹ R. LUPINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora