I - Fuera del Nido

327 55 119
                                    

Las vacaciones de verano han iniciado en la ciudad de Manchester, Inglaterra, y los jóvenes dejan sus escuelas para gozar de un tiempo para descansar u ocuparse en sus hobbies. Algunos salen de viaje para escaparse del bullicio de la ciudad, mientras que otros simplemente se conforman con quedarse en casa y visitarse entre amigos.

Así mismo vive la joven Felicity Brown, una chica de diecisiete años, de tez blanca, rostro ovalado, ojos hundidos de color verde y cabello color café. En sus manos sostiene un libro de aventuras, repleto de magia y aventureros en un mundo medieval, que contempla con mucha atención.

Mientras yace sentada junto a un árbol en el parque Alexandra, un pequeño perro poodle se acerca para olfatearla. Felicity deja su lectura para fijarse en el can y procede a acariciar su cabeza tan suave, hasta que, en frente de ella, un muchacho gordo que parecía bastante cansado intentaba recuperar el aliento.

— ¡Scrap! Te dije que vinieras...no que salieras huyendo como todo un perro enloquecido. — dijo el chico con detención en la respiración.

— Jan Beckett. — dijo Felicity. — Te dije que era mejor que le pusieras una correa.

— ¿Ah? Hola...Felicity...No te había reconocido. — dijo Jan a suspiros. — ¿Qué haces aquí?

— Vine a leer, este lugar me tranquiliza bastante. — contestó ella.

— Como todos los demás se fueron de vacaciones, supuse que tú harías lo mismo. — dijo Jan sentándose junto a la joven.

— Mmm, no. Me gusta más aquí. — dijo Felicity. — ¿Y tú, tienes planeado viajar a algún lado?

— La próxima semana iremos a la casa de mis abuelos, así que supongo que me tragaré un verdadero festín. — respondió él mientras se acariciaba la barriga.

— Jaja, mi abuela no era muy de ese estilo. — dijo ella. — Parecía más preocupada de ponerse a leer o investigar asuntos de la antigüedad.

— ¿No te preparaba cosas deliciosas para comer? — preguntó Jan.

— No, de eso se encargaba mi madre. Pero, supongo que ya no importa eso. — respondió Felicity agachando la cabeza.

— La echas de menos, ¿cierto?

— Poco a poco voy cerrando esa herida. — dijo con el ceño fruncido. — Creo que dejar a una hija para buscar su propio bienestar no le da mucho crédito.

Jan levantó su brazo para rodear el cuello de la niña y la acercó hacia él para abrazarla. Entre sollozos parecía que quería llorar, pero algo le impedía hacerlo con libertad.

El joven simplemente se mantuvo en silencio mientras contenía a su amiga, la adolescencia de Felicity no había sido para nada fácil. Desde que su madre se divorció de su padre, dejó de lado su hogar y la familia misma. Nunca más llegó a saber algo sobre ella, y sufrió de bullying en la escuela por no tener madre. Había varios chicos que incluso la insultaban por no poder obsequiar algo para el día de las madres.

Pero aun así su padre, Marcus, la educó y apoyó para que saliera adelante y consiguiera los mejores resultados de la escuela. Dejándola en los primeros lugares en las calificaciones de su generación.

A pesar de que no era la típica niña que se rodeaba de muchachos, le bastaba con tener la presencia de Jan, quien había sido su amigo desde que iniciaron juntos su rumbo en la escuela.

Cuando Felicity demostró sentirse un poco mejor, Jan se puso en pie para agarrar a su pequeño perro, y con una enorme sonrisa se despidió de la joven que aún permanecía sentada junto al árbol.

Sombra Furtiva [+18] [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora