XIV - Dolor

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Con cada golpe que daba a los guantes foco, Felicity recordaba como fotografías lo que había visto en su departamento. Se sentía bastante incómoda, pensando en qué debía decir una vez que regresara a casa con su padre, puesto que no comprendía como era posible que se llevara tan bien con Rousse; quien se había especializado durante el año en hacerle la vida imposible.

Sin embargo, el entrenamiento recién comenzaba y los primeros errores en su manejo con los puñetazos se dieron por descubiertos. Jake se encargó de explicarle la mejor manera de lanzar sus golpes y el cómo debía moverse para que la fuerza se distribuyera de la mejor forma.

Como era de esperarse, Felicity se frustraba al notar que los consejos que le daba su instructor, no los estaba aplicando como se debía. Por lo tanto, en más de una ocasión terminó en el suelo por el desbalanceo y los contraataques de Jake. En su mente, la joven pensaba que debía controlar su molestia para no terminar mandando al muchacho al hospital, puesto que, tras cada vez que Felicity caía, el joven parecía disfrutarlo con una leve risa.

Pasó al menos una hora y Jake decidió que ya era suficiente tiempo para la primera práctica. Aunque no estaba cansada, Felicity tuvo que aceptar la orden del joven e irse a casa para enfrentar su siguiente desafío, hablar con su padre con respecto a lo ocurrido en la tarde.

Tras cambiarse de ropa, se encontró nuevamente con su nuevo instructor, que la acompañó hasta la salida. Fue ahí en donde se despidieron y ambos tomaron rumbos distintos.

Mientras caminaba, Felicity intentaba crear el discurso perfecto para poder enfrentar a su padre, aunque claramente sabía que una vez en el lugar se le olvidaría todo. Prefirió no pensar en nada más, así que, poniéndose los audífonos en los oídos, puso música para hacer más agradable el viaje de regreso.

La noche había caído en la ciudad y las calles yacían llenas de las hojas de otoño. Felicity no dudó en pisotear las que estaban endurecidas, el sonido que emitían cuando crujían era un placer que la obligaba a hacerlo. Incluso recordaba que, desde pequeña siempre prefería hacerlo.

Luego de llegar a la puerta de su departamento, abrió para poder entrar al interior. Descubrió a Marcus, sentado y viendo la televisión, quien cuando notó que su hija había llegado, se levantó en un instante mostrando un rostro preocupado.

En su intento por explicarle, Felicity se dirigió a su habitación para lanzar su mochila sobre la cama y cerrar la puerta. Ahora si que tenía toda la atención del mundo sólo para su padre.

— ¿En serio, papá? ¿Con esa mujer? — cuestionó ella con seriedad.

— Hija, quizás ahora no entiendes por qué ocurren las cosas. — comentó él.

— ¡Siempre me ha tratado como una porquería! Y ni siquiera has atinado a defenderme.

— Creí que preferías que no me metiera en tus asuntos, hija.

— Lo dije, sí. Pero papá, dejaste que esa mujer me acusara un montón de veces por cosas de las que no era culpable.

— Sobre eso, intenté apelar por ti ante el rector. Pero sus decisiones ya eran ejecutadas. — dijo Marcus. — No podía quejarme al respecto, apenas y acaban de contratar, no podía armar un escándalo ahora...menos con él.

— Ah, ¿ahora soy un escándalo?

— ¡No!, no se trata de eso... ¿puedes sentarte para hablar, por favor?

Dando media vuelta, Felicity regresó a su habitación para guardar ropa en un bolso. Mientras que Marcus le preguntaba por qué se tomaba las cosas de esa forma, siendo que siempre se había preocupado por mantenerla a salvo de los problemas.

Sombra Furtiva [+18] [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora