II - Vidas normales

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Tras once horas de vuelo, el piloto dio aviso por medio del altavoz de que por favor ajustaran sus cinturones, puesto que la nave estaba pronta a aterrizar.

Marcus iba durmiendo hasta que Felicity lo despertó al mover su brazo, estaban llegando a Nueva York tenían que prepararse para bajar una vez que el avión se detuviera. Una azafata pasó caminando por el pasillo para tomar asiento en un pequeño cubículo que había entre los compartimientos de pasajeros.

La enorme máquina emitió un fuerte sonido hasta que, con una leve sacudida, se sintió que las ruedas habían chocado con el suelo y sólo había que hacer uso de los frenos.

Al descender del avión, Marcus avanzó detrás de su hija, que contemplaba hacia todas partes el gran edificio en el que estaban. Había mucha gente en el lugar; algunos llegando, otros yéndose. Y en un gran cartel, decía: "Bienvenidos al Aeropuerto Internacional de La Guardia".

Marcus se acercó a un stand de información sobre la ciudad, en donde le entregaron un mapa detallado de la ciudad de Nueva York. Los locales de comida más visitados, museos, teatros, sitios turísticos, escuelas, universidad, incluso sitios en donde hospedarse durante las vacaciones de verano.

Felicity siguió los pasos de su padre, que la guiaba hacia un espacio del aeropuerto en donde podrían sacar sus maletas. Estando allí, pudieron tomar sus cosas, incluyendo el canil en donde estaba Ramsey, que se veía demasiado estresado. Tanto así que mordía la rejilla, señalando que deseaba salir.

No tuvo que esperar tanto tiempo hasta que salieron por fin del enorme edificio, ahora el canil estaba abierto y por poco el gato se termina escapando. Felicity reaccionó rápidamente para sujetarlo y ponerle su correa.

Cuando descubrió el interior del canil, estaba sucio con orina y heces fecales. Algo que provocó repulsión en el olfato de la joven. Ramsey también tenía su pelaje sucio, el viaje había sido una terrible experiencia para el animal, así que de seguro nunca más querría ver un transportín en su vida.

— Tendremos que buscar un lugar en donde limpiar a ese gato, sino nos dejarán subir a ningún transporte. — dijo Marcus.

— Si, pero ¿dónde? — preguntó Felicity. — En el aeropuerto no me dejarán entrar con Ramsey.

No había ningún lugar que contara con un baño privado para limpiar al gato, y más encima aún quedaba buscar la forma de llegar a la ciudad.

Eran pasadas las siete de la mañana y sólo pasaban algunos taxis en dirección a la ciudad. Tenían el equipaje ahí, Ramsey apestaba y todavía tenían que esperar a que cargaran el camión que llevaba las cosas de la casa.

Felicity tomó la decisión de dejar a su padre cuidando a Ramsey, mientras ella volvía al interior del aeropuerto para comprar un paquete de toallas húmedas. De esa forma podía limpiar el pelo de su gato, al menos estaría en condiciones decentes hasta que pudieran llegar a un baño.

Cuando regresó, tomó asiento en una de las butacas que había por el sector. Tomó a su gato y tomando una de las toallas, comenzó a frotar el pelaje de Ramsey, que había quedado duro producto de las heces. El gato maullaba, quejándose, pero poco a poco los pelos pegoteados empezaron a ceder hasta que por fin quedó un poco más limpio, dentro de lo posible.

La joven partió hasta un basurero para tirar los pañuelos sucios y volvió para sentarse junto a su padre, quien aún revisaba la enorme guía que había tomado del stand de información.

— Este lugar es enorme, visitar cada uno de los locales de esta ciudad te tomaría unos veinte años. — comentó Marcus.

Pasada una hora completa, apareció el camión de traslado y se estacionó en frente de Marcus y su hija. Un hombre muy pequeño descendió para acercarse al adulto.

Sombra Furtiva [+18] [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora