VIII - El Robo

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La joven se sentía conmocionada tras lo que había ocurrido. Salvar a alguien de un incendio no era algo menor y no dejaban de pasar aquellas imágenes por su cabeza. El fuego, el humo y todo el ruido no la dejaban tranquila, era algo que permanecía en su mente para provocar una sensación de adrenalina tan grande, que no lograba digerir la situación que había vivido.

Aprovechando que no hay gente cerca, Felicity cambió el color de su cabello al café y siguió caminando por la acera en dirección a su casa. Aunque mientras transitaba, se preocupó al notar que sus ropas estaban desgastadas, abrasadas y emanaban el olor a humo. Al acercarse a la ventana de un vehículo estacionado, descubrió también que su rostro estaba manchado por la humareda carbonizada que había en el edificio.

En su viaje de regreso, se dedicó a pensar cómo podía entrar a casa sin que su padre se diera cuenta del estado en el que andaba. No podía llegar así sin más y pasar por la puerta principal, Marcus se daría cuenta de que andaba en algo raro y quizás su nivel de vigilancia sobre ella, iría en aumento.

Le quedaban sólo unos pocos metros para llegar sin que se le ocurriera algo no descabellado. Cuando se detuvo en frente de las escaleras que daban paso a la puerta, Felicity levantó la cabeza para fijarse que la ventana de su habitación estaba abierta.

Por su mente pasó la idea de trepar el muro como lo haría el Hombre Araña, pero lamentablemente no tenía los poderes indicados para la situación. Pensó que tal vez podía sujetarse de los soportes de la ventana del piso inferior, pero los vecinos podían descubrirla intentando hacer algo extraño. Tal vez pensarían que se trataba de algún ladrón, y no era la idea crear un escándalo.

Recordando dentro de su agitada mente, descubrió las imágenes del salto que había dado desde la cocina para escapar del incendio. Pensó que quizás sus piernas también tenían la habilidad de permitirle dar un salto de ese nivel, si se lo proponía.

No estaba completamente segura de que fuera a funcionar, pero no le quedaban más opciones. Se posicionó en línea recta para con su ventana, retrocedió un par de pasos, exhaló profundamente y avanzó dos pasos hacia adelante para dar un salto que hizo que sus ojos se abrieran a tope por la emoción.

La adrenalina gobernó nuevamente el interior de su cuerpo, al darse cuenta de que sus manos estaban sujetas de la ventana de su habitación. Volteó hacia atrás y miró el suelo, había dado un salto de casi seis metros sin ningún problema.

Se sintió muy emocionada en el momento, su rostro reflejaba la sorpresa que llevaba por dentro tras tremenda hazaña, pero ahora, debía preocuparse de entrar sin que nadie la viera.

Tenía que quitarse las ropas que habían sido dañadas por el fuego y así cambiarse. Aunque claro, el olor del humo no desaparecería tan fácilmente, aunque se diera tres duchas, sería difícil volver a su aroma original.

Sus vestiduras estaban desgastadas a más no poder, parecía como si las hubieran metido en el horno durante mucho tiempo con la temperatura más alta. Sin embargo, Felicity las guardó en una bolsa, refregó su cara con unos pañuelos para quitarse la suciedad que tenía, se desnudó hasta cubrirse con una toalla y salió de la habitación intentando simular que todo iba como de costumbre.

Marcus, quien veía la televisión, se percató de que su hija estaba saliendo de su dormitorio e inmediatamente le preguntó cómo era que estaba allí, siendo que había salido por la puerta.

Ella le respondió al instante y con voz nerviosa que había vuelto, pero por lo visto él estaba en el baño. De esa forma era muy improbable que Marcus supiera que su hija había llegado a casa.

Sombra Furtiva [+18] [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora