XIII - El Secreto

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Volando apenas por los aires, Felicity logró ver su reflejo en las ventanas de los edificios por los que pasaba. Se detuvo para notar los moretones que había en su rostro, además de que tenía el labio partido y sangre que provenía de su mejilla derecha.

El traje aún tenía restos de polvo y el cabello sucio, mientras continuaba su vuelo se puso a pensar, no podía llegar a casa en ese estado. Al menos no podía permitir que Marcus se diera cuenta de lo que le había ocurrido, sino, nunca más la dejaría sola.

Entre sus pensamientos, intentó buscar una solución a su problema. Lamentablemente no podía llegar a casa, sus amigos estaban molestos con ella por lo de la otra noche y no hallaba la forma de pasar desapercibida con su traje de heroína.

Tras volar un largo rato, llegó a estar sobre el Vincent. El edificio tenía sus luces encendidas y unos pocos estudiantes saliendo de ahí con sus mochilas. Al quedarse suspendida en el cielo, descubrió a dos chicas que se abrazaban durante mucho rato para despedirse. Parecían no tener ningún problema, puesto que sus sonrisas expresaban una felicidad indescriptible.

No pudo evitar pensar en Elizabeth, quien había sido la chica que la recibió de la mejor manera en la escuela cuando llegó desde Inglaterra. Había sido la primera que la trató bien y no permitió que se sintiera sola, se había convertido en una persona muy importante para ella en muy poco tiempo.

Después de lo sucedido en la noche del partido de basquetbol, Felicity se había alejado de sus amigos para ser una heroína, pero ellos no entendían el por qué de su escape inesperado. Quizás existía una manera de compensar el daño a la confianza en su amistad, tal vez había una forma de evitar volver a casa con Marcus.

Dando vuelta, voló usando las pocas fuerzas que le iban quedando y se dirigió hacia la casa de su amiga, la persona en quien podía confiar más que en nadie en la ciudad. Y así, tras unos pocos minutos de vuelo, se acercó a la ventana de un tercer piso y con el dedo índice golpeó muy suave en el vidrio.

Al no haber respuesta, insistió una vez más hasta que la luz de la habitación se encendió. El rostro de una chica muy sorprendida apareció cuando abrió las cortinas, parecía bastante impactada al ver que la heroína local yacía herida frente a su ventana

— ¡Sombra Furtiva! — susurró con preocupación tras levantar el marco de vidrio. — ¿Qué fue lo que te pasó?

— ¿Puedo pasar? — preguntó ella con dificultad.

— Sí, claro...por favor, entra. — dijo mientras le daba paso al interior.

Una vez dentro, Elizabeth cerró la ventana con cuidado para no hacer ruido. Mientras que la heroína se dejaba caer lento en la cama de la chica, soltó un profundo suspiro de alivio y se echó hacia atrás. Elizabeth se sentía bastante sorprendida de tener a Sombra en su habitación, no se lo podía creer ni por un segundo.

— Mira, déjame decirte que soy una gran admiradora tuya. — dijo Elizabeth con emoción. — Todo lo que haces, lo que has hecho, eres alguien fantástica.

— ¿De verdad? — preguntó ella.

— Bueno, en realidad...con mis amigos pensábamos que eras una chica de la escuela. — comentó sentándose frente a la cama. — Pero dudo que ella se diera la molestia de venir a mi casa.

— Pues...no soy quien tu crees, Elizabeth. — dijo Sombra, volviendo a sentarse.

— ¿Qué? ¿cómo sabes mi nombre? — cuestionó la chica con gran impresión.

— Perdóname por mentirte. — susurró con la cabeza gacha.

— ¿A qué te refieres?

Felicity se quitó el antifaz para mostrar su verdadero rostro, pero Elizabeth seguía sin entender cómo era que la conocía. Fue entonces que al comprender que su amigo no captaba la situación, transformó su cabello al café y suspiró.

Sombra Furtiva [+18] [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora