Solo Un Beso. [MiyamuraXYamada]

Disculpas calladas y una herida que sanar

El tiempo paso entre un estupor silencioso que se había adueñado del lugar, Urara leía mientras que Ryu simplemente contemplaba a Miyamura dormir, tenía el impulso de despertarlo, pero la enfermera había dicho que lo mejor era dejarlo descansar.

-Ya es tarde- anunció la misma enfermera, entrando con expresión cansada- no hay más remedio que despertarlo, uno de ustedes debería acompañarlo a casa por si las dudas, tiene aspecto de no haber descansado últimamente.

Ambos chicos se miraron perplejos, ninguno de los dos sabía donde vivía el peliblanco así que no podían ofrecerse basándose en si sus respectivas casas quedaban cerca o lejos que la de Miyamura, así que, con la preocupación entre mezclada con la curiosidad, Ryu fue quien se ofreció voluntario de acompañar al chico hasta su casa.

-De acuerdo, este tipo de procedimientos no debería llevarse de esta forma pero ya hemos avisado a sus padres y ninguno puede venir a recogerlo, así que cuida bien de él- dijo la enfermera antes de retirarse

-Lo hare- respondió Ryu, tratando de evitar por todos los medios el sonrojarse

Costó un poco el lograr que Miyamura se despertara del todo, parecía que tenía el sueño más pesado que un tronco y nada fue efectivo hasta que Urara sugirió de manera inesperada el asestarle en la cabeza un perfecto golpe de 45 grados con un libro, haciendo que Ryu se preguntara como demonios iba a cumplir su promesa de cuidarlo si es que su amiga ya había recurrido a esos métodos sólo para despertarlo.

Al despertar Toranosuke, lo primero que sintió fue un dolor agudo que hizo que pegara un brinco haciendo que topara frente a frente con quien sea que estaba reclinado sobre él, le tomo un par de minutos ubicarse, pero concluyó que estaba en la enfermería de la escuela y que se había topado con nadie más ni nadie menos que Yamada, fuente de todo el revoltijo que era en esos momentos. Estaba demasiado cansado como para gritar o siquiera asombrarse así que lo único que alcanzó a hacer fue bajar la vista.

-Miyamura, ¿Te encuentras bien? -le preguntó la rubia al notar el silencio entre ambos chicos

-Si...sólo...me duele la cabeza

Y el pecho, justo entre mis pulmones, ahí es donde más me duele en este momento

-Ah, eso, se te pasará en cuanto descanses un poco- siguió hablando la rubia- Yamada te acompañará a tu casa

La mirada de sumo terror que el peliblanco le dirigió fue todo un poema, pero, aunque Urara reconoció que Miyamura le pedía ayuda con gritos silenciosos, no dio el brazo a torcer, esos dos debían dejar de huir.

A Toranosuke le hubiera gustado que la muchacha sólo estuviera bromeando, pero luego de que le explicaran bien como es que había llegado ahí y de las ordenes de la enfermera, se dio cuenta de que sus palabras iban en serio, demostrando una vez más que el mundo debe de tener algún problema gordo contra el si es que le hacía sufrir de esa manera.

Así que ahí estaban, ambos caminando a una distancia que ambos consideraban era prudente por ahora y sólo era Miyamura quien de vez en cuando (y con una voz somnolienta que le indicaba que seguía con sueño) decía que giraran en esta o aquella esquina para ir guiando el camino.

Ryu había permanecido callado todo este rato, pues dentro de su cabeza trataba de encontrar algo que le sirviera para empezar conversación.

Quería arreglar las cosas con Miyamura, que las cosas fueran como antes, acabar con ese drama en que se había convertido su vida.

Como dice el dicho: El tiempo todo lo cura

Y si era completamente necesario, Ryu se tomaría todo el tiempo del mundo hasta volver a ver a Miyamura como un simple amigo, pero no quería que todo acabase en ese silencio incómodo que no hacía más que asfixiarlo.