Solo Un Beso. [MiyamuraXYamada]

La Normalidad te Salva del Mundo

Era ahora o nunca, cielo o infierno, cualquier cosa que dijera estaría bien si con ella conseguía acercarlo, aunque fuera un poco, antes de que el miedo lo obligara a salir corriendo de nuevo.

- ¿Qué es lo que quieres, Miyamura? – le preguntó Yamada, tenía un tono de voz extraña, como si la estuviera apretando para que no sonara quebrada.

"No sé" quería gritar, pero sabía que eso sólo haría la situación más patética de lo que era.

Estaba alterado, ya no podía volver a ponerse la máscara de tranquilidad que había usado los últimos meses para encarar a Yamada, estaba siendo víctima de los nervios y la cabeza le daba vueltas. Debía responder algo, pero la garganta no le funcionaba y respiraba tan erráticamente que el rostro de Ryu, antes con una expresión seria, ahora mostraba preocupación y empezó a acercarse al chico peliblanco.

- ¿Miyamura?, ¿Estás bien? – le preguntó y su voz sonaba tan lejana, que en vez de acercarse parecía que se iba, debía ser porque eran los únicos en el pasillo, si de seguro era el eco...

O eso creía, porque de un momento al otro, Toranosuke no vio más que oscuridad

FLASHBACK

- ¡Hey, Toranosuke!

Su hermana le gritaba, lo estaba llamando, papá quería hablar con ambos...

A su padre lo volvían a ascender, no sabía lo que era ser "ascendido" pero sólo significaba que pasaría menos tiempo en casa.

-No vayas a decepcionarme, muchacho-

Le había dicho ya en repetidas ocasiones eso mismo, pero no entendía bien lo que era "decepcionante" para él.

No le gustaban los mismos juegos que a los demás niños ya que su condición física no era la mejor, y después de pasar tanto tiempo alrededor de su hermana, le costaba convivir con los demás chicos sin ponerse nerviosos. Era callado, por lo que no solía decir en voz alta que prefería pasarse una tarde jugando baraja a ir corriendo tras una pelota sin mayor objetivo que patearla.

Sin embargo, pronto conoció el peligro que hubiera corrido de haber abierto la boca y decir lo que pensaba con libertad.

Era un niño, un chico que le caía bien, aunque no se lo dijera ni se acercara a hablarle, ahora ya no recordaba su nombre, pero nunca en su vida se iría de su memoria el recuerdo de lo que le sucedió a ese niño por haber sido "él" delante del mundo.

Había sido tan sólo un pequeño broche...

El chico había asistido a clase lleno de broches de flores prendados al pelo y portaba una sonrisa de oreja a oreja que de alguna manera extraña (pues aún era muy pequeño para comprender lo que era la atracción) le pareció adorable a Toranosuke, el chico se veía tan feliz que quería acercarse a hablarle de una vez por todas y pedirle prestado uno de los broches para ver como le quedaba a él.

No obstante, un grupo de chicos no precisamente agradables le tomaron la delantera y se aproximaron al chico de la sonrisa radiante.

"¡Maricón!

"¡Bicho raro!"

Era la primera vez que escuchaba esas palabras, pero sabía que no debían significar nada agradable si las decían a la vez que pateaban al chico que había pasado de estar sonriente a tener el rostro surcado de lágrimas.

Para él, que tan poco sabía de lo dañinos que se podía ser uno con los otros, le horrorizó por completo la escena, sin las fuerzas necesarias para moverse, se quedó paralizado, mirando como los broches quedaron esparcidos por el suelo, magullados y rotos igual que el chico que hace apenas unos minutos brillaba como el sol. A partir de ese día, aquel niño...

Dejó de sonreír.

- ¿Qué pasa, Toranosuke? - le preguntaba su hermana que, a pesar de pelear una gran parte del tiempo, se preocupaba mucho por su hermano

- ¡Hermana! – el chico derramaba lágrimas incesantes mientras se aferraba con más fuerza a su hermana, como queriendo protegerla de la terrible realidad que había encarado- No soy un bicho raro ¡¿Verdad?!

- ¿Eh?

- Ni un maricón ¡¿Verdad?! No quiero, no, no, no ¡NO QUIERO SERLO!

Entre más sollozaba, incapaz de oír los consuelos de su hermana, dentro de su cabeza sus pequeñas angustias se iban haciendo más y más grandes, a eso debía referirse con "decepcionar", había pensado, ¿Qué podía ser más decepcionante que ser un bicho raro que termina siendo merecedor de que lo traten como basura?

Quería protegerse, proteger a su hermana, no quería tener que sufrir sólo por gustar de aquello que no debía gustar

Soy normal

Soy normal

Soy normal

Soy un chico normal que nunca va a sufrir...

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Wenas !

Aquí estoy después de un billón años luz ,

Pueden lincharme si quieren, recibo todo ataque tanto moral como físico-cibernauta, justo 

AQUÍ

Este capítulo fue bastante difícil porque quería tratar este tema con delicadez, ya saben sobre los traumas y eso

Por eso la tardanza...

¡PERO!

Al menos creo que salió bien y espero lo disfruten o les despierte algo (ya sea positivo o negativo), yo que se xd

Ahora...

Las preguntas de siempre:

¿Cómo han estado?

¿Ya comieron?

¿Descubrieron el significado de la existencia?

Y ahora la pregunta extra y secreta(?

¿DESCUBRIERON EL MENSAJE SECRETO?

Si mis calculos no son malos, el siuiente capítulo debería estar publicado dentro de poco