Kwan

157 19 3
                                    

Pdo.

El día en que nació el primer hijo del señor Doyun, la señora Son estuvo cuatro días en observación para poder ser dada de alto junto con el bebé, en esos cortos días quienes la acompañaron fueron sus padres y sólo llego a recibir una llamada por parte de su suegro, sin embargo, el ánimo de Seunghee estaba decaído debido a que su esposo jamás apareció en el hospital, tan siquiera para ver a su hijo.

Cuando la señora Son llego a casa fue directo hacía el despacho de su esposo para encararlo ahí, mientras dejaba al pequeño encargado con su madre.

- ¿Doyun? Soy yo, voy a entrar. - aviso después de haber tocado. Al entrar su esposo estaba recostado en su pieza de sofá con un cigarrillo en la mano. - Podrías apagar eso y abrir la ventana por favor. - pero al ver que él no hacía caso a sus palabras, le arrebató el cigarrillo con enojo, e hizo lo que había dicho.

- ¿Qué es lo quieres Seunghee?. - habló desganado mientras su postura seguia siendo la misma.

- ¿Por qué no fuiste al hospital? ¡¿Hasta cuando te va a importar tú hijo?!. - grito cansada de la actitud que su esposo le daba.

- Cállate, me duele la cabeza cómo para que vengas a gritar. - se quejó el joven Son mientras se levantaba para buscar sus pastillas esperando calmar el dolor.

- Desde que te dije que ibamos a tener un hijo, jamás te hizo ilusión, nunca estuviste durante el embarazo, siempre te busque no para mi, ¡sino para tú hijo!. Y ahora que nació sigues siendo indeferente con él, al principio pensé que tal vez era por que aún estaba dentro de mi, pero ni siquiera te interesó saber como estaba el bebé después del parto. ¿Por qué tienes que ser así?

- Dije que te callaras, ya nació ¿y qué? ¿Qué quieres que haga?

- ¡qué lo mires! ¡que lo cargues! Lo que todo padre se supone que hace cuando nace su bebé. - en este punto Seunghee ya estaba llorando.

- Cuando me sienta bien lo haré. - determinó dándole la espalda para salir del lugar, pero cuando vio que su padre estaba parado en la puerta se detuvo en seco.

- ¿no irás a ver a tu hijo?.

- lo haré después. Tengo que descansar. - el joven Doyun estaba determinado a salir del lugar, pero su padre lo detuvo sosteniendolo del brazo fuertemente.

- ¿descansar? ¿de qué se supone que estas cansado? ¿de ser un imbecil con tú familia? Seunghee es quién debería de descansar, pero mírala ella esta aquí discutiendo contigo.

- porqué no mejor vas a ver a tu esperado nieto padre, así me dejarías en paz.

- ¿qué tipo de padre se supone que vas a ser Doyun? me enteré de todo el proceso que tuvo que pasar mi nuera por sí sola, ¿en donde estuviste todo este tiempo? más importante aún ¿en donde estabas cuando nació tu hijo?

- ¿qué en donde estaba? estaba en tú maldita compañía ¿no fuiste tú quién me dijo que siempre debería de estar ahí sin importar lo demás?.

- No pongas eso de excusa, un hijo es primero. - con lo dicho sólo provoco una enorme carcajada en Doyun.

- Hipócrita, sólo sigo lo que me has enseñado, y tú me enseñaste a que primero esta la compañía y luego estan lo hijos, no vengas a querer decirme cosas que jamás has hecho. - dicho esto, Doyun salió del lugar.

- Suegro ¿esta bien?. - preguntó después de unos minutos de silencio.

- ¿cómo le pusiste?. - pregunto confundiendo a Seunghee.

- ¿eh?.

- ¿qué nombre le diste a mi nieto?.

- Ah... lo nombre Kwan Suegro.

- Kwan... ya veo, muchas gracias Seunghee, disculpa a mi hijo, mientras ve a descansar yo iré a ver a mi nieto.

.....................

- ¿por qué obtuviste un ocho en matemáticas?. - ante el silencio volvió a preguntar con más fuerza. - ¡responde! ¿Porqué sacaste un ocho en esa materia?. - pero el silencio por parte del pequeño seguía presente. - ya veo, te reusas a contestarme ¿verdad? Quítate tu calcetines y ponte de rodillas.

- p-pero abuelo.

- ¡has lo que te digo!. - el niño de tan sólo recién ocho años hizo lo que su abuelo le ordeno, se arrodilló con sus pies desnudos, y gritó cuando sintió el primer azote. - serán diez correcciones las que te daré por tu actitud y bajo rendimiento. Cuentalos.

Cada azote incrementaba el dolor para el pequeño Kwan. Su abuelo siempre acostumbraba a darle ese tipo de "lecciones" cuando algo no le parecía bien tanto en lo académico como en lo personal. Siempre le ordenada a Kwan ir a buscar una bara en el jardín, con la cuál sería azotado, si el tardaba en encontrala su abuelo iba por él y lo azotaba con un alambre o con una cuerda de cuero, del mismo modo el Kwan no podía llevarle una rama que se rompiera en el primer azote ni una que lastimara las manos de su abuelo, tenía que elegir bien la rama con la que sería azotado.

- d-diez. - terminó el conteo con lágrimas en los ojos y con el cuerpo temblando.

- levántate. - ordeno el abuelo mientras se secaba su sudor. - ¡dije que te levantarás!

El pequeño Kwan no lograba mantarse en pie, sus pies estaban con llagas, sin embargo si no hacía lo que su abuelo le ordenada sería azotado de nuevo.
Tomo coraje, cerro los ojos y con un grito de dolor se puso de pie.

- Si sigues bajando tu rendimiento en la escuela, tus pies se acostumbraran a ir sin prisas, se volverán flojos y cuando quieras correr habrás olvidado como caminar de la forma correcta. A partir de mañana contratare a un profesor para que te venga a regularizar ¿entendiste?. - Kwan volvió a guardar silencio, lo cuál enojo a su abuelo y recibió un golpe con la bara en su brazo. - ¡contesta!

- si abuelo, entendí.

- bien, vete de aquí, no te quiero ver.

Kwan con pasos adoloridos salió de la habitación de su abuelo, una vez que cerro la puerta sin poder evitarlo volvió a llorar con más fuerza. Dio vuelta para ir a su habitación, poco a poco y paso por paso iba caminando mientras se apoyaba en las paredes para mantener equilibrio. Al llegar al final del pasillo, alzo la vista para ver como apoyarse ya que su habitación se encontraba del otro lado, y mientras buscaba en que, vio a su padre subir por la escaleras, y este paro.
Ambos se quedaron viendo por unos segundos, hasta que su padre paso a un lado de él para seguir con su camino, sin ni siquiera preguntar por el estado del pequeño Kwan.

Siempre era así, en ocacionadas veces incluso el señor Doyun, era testigo de los azotes y golpes que su padre le daba a su hijo. Las primeras veces Kwan le gritaba a su padre que lo ayudará. La primera y segunda vez que le pidió ayuda sólo le dio la espalda y dejo el lugar para que siguiera siendo azotado. En la tercera vez que Kwan le rogó a su padre que lo ayudará, este término golpeándolo también. Después de eso, Kwan nunca más gritó ayuda a su padre.

La única que esperaba a que el "castigo" terminará era Seunghee, cada vez que su hijo salia de aquel horrible lugar lo consolaba y curaba las heridas que su suegro le hacía a su hijo.

De igual forma, en las primeras veces ella trató de intervenir pero era ignorada por su suegro diciendole que era necesario ese tipo de castigos para que su nieto creciera bien. De la misma forma, pidió ayuda con su esposo, pero este siempre decía que lo que hiciera su padre estaría bien para él.

- Kwan. - Seunghee subió rápidamente las escaleras y tomo a su hijo, lo cargo con fuerza para llevarlo a su habitación. - ya no llores, prometo curarte y te haré unas ricas galletitas para que puedas comertelas en la cena ¿si?. - el niño hizo caso de la dulce petición que su madre le había hecho, duro unos veinte minutos limpiando y vendado las heridas de su hijo, todo en silecio hasta que el pequeño hablo y desconcerto a su madre.

- quiero que muera.

- ¿de qué hablas hijo?.

- quiero que el abuelo se muera. - el odio comenzaba a ser parte de los ojos del pequeño.

- no digas esas cosas Kwan, sólo perdona a tu abuelo, si sigues diciendo ese tipo de palabras te convertiras en alguien como él.

Kwan no volvió a decir nada, sólo abrazo a su madre y se quedo dormido en sus brazos.

.................................

Siempre fuiste Tú |Wenrene|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora