Canario muerto.

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- Buenos días presidente, buenos días joven Kwan. - saludaba el secretario principal del señor Son una vez que habían llegado a la empresa.

- ¿Qué esperas? Saluda . -ordenaba el presidente hacía su hijo al ver que este se mantenía cabizbajo sin haberle contestado el saludo a su secretario.

- Tú no lo saludaste. - contestó el menor ganándose así un golpe en su cabeza. Su padre, o mejor dicho, el "presidente" (quien había ordenado a su hijo que lo llamara así cada vez que estuvieran en la compañía o algo derivado de ella, incluso en su hogar), le proporcionaba golpes en la cabeza a su hijo cada vez que este hiciera algo que no le pareciera, sin importarle quién estuviera frente a él, según lo hacía para educar de forma correcta a su hijo.

- Dije que saludes ¡ahora!.

- B-Buenos días secretario Park. - una vez visto que el menor saludaba, el presidente entro al edificio sin esperar a su hijo o a quien estuviese en la entrada, como su secretario y dos accionistas de la compañia, quienes esperaban por el.

El secretario al ver que su jefe había desaparecido de su vista, tomo de la mano al niño quién sollozaba en voz baja para llevarlo detrás de una masetas enormes cerca de la gran entrada de aquella enorme compañía.

- Deja de llorar Kwan ¿qué van a decir los demás si ven al hijo del presidente llorar por su culpa? .- la voz del secretario Park era suave, mientras que sus manos se dirigían hacía las mejillas del niño para secar las lagrimas de este. - mantén la mirada siempre hacía el frente, demuestra que no tienes miedo.

- ¡¿quién dijo que yo tenía miedo?! . - el niño siempre era así, cada vez que su padre le pegaba o regañaba, descargaba su furia con los demás, en especial con el secretario Park, quien siempre trataba de tranquilizar y consolar al pequeño de doce años.

- no grites . - a pesar de que el menor le había gritado y apartado sus manos lejos de su rostro, el secretario mantenía su mirada cálida y su voz suave, cosa que hacía enojar más a Kwan. - llamarás la atención y tu padre te volverá a regañar. Ahora límpiate las lagrimas y sal con la frente en alto.

- ¡tú no me dices que hacer! . - volvió a gritar y camino rápido hacía el elevador para alcanzar al presidente, quién seguramente ya se encontraba en la penúltima planta del edificio. A pesar de aquel mal comportamiento del hijo del presidente hacía el secretario Park, este nunca se molestaba, pues entendía que aún era un niño berrinchudo, y por qué a pesar del enojo del pequeño este hacía caso a sus palabras.

Y así posicionándose a un lado del hijo de su jefe, sonrío al ver la postura recta del niño, sin rastro de lagrimas en su rostro y con la mirada hacía el frente con el ceño fruncido.

- ¿de qué te ríes? . - pregunto enojado Kwan al ver la sonrisa del secretario de su padre.

- ¿yo? de nada . - su sonrisa se hizo mayor al ver como el menor volteaba los ojos e ingresaba al elevador para subir con el presidente.

............

En casa del señor Son, se encontraban las dos menores jugando, a pesar de las advertencias sobre correr por las escaleras de su nana, ambas no hicieron caso y siguieron jugando como las niñas que eran.

- Seulgi ¡espera! Corres muy rápido. - se quejó la más blanca mientras trataba de regular su respiración como le había enseñado su abuelo. - ya no quiero jugar esto, siempre corres más rápido que yo.

- esta bien ¿a qué jugamos entonces?.

- ¿a las muñecas?.

- no, no quiero mejor juguemos a las escondidas.

Siempre fuiste Tú |Wenrene|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora