Epílogo: Reinicio 🌌

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Estoy de pie, en el amanecer
Me quedo despierta toda la noche
Mi corazón se enfrió por ti
Pero ya no duele más
Estarás bien
Como una estrella alzándose
¿Puedes ver también su brillo?
En el mismo día, en el mismo horario
Estaré allí.

Entonces, ¿por qué no te quedas?
Por favor, no te vayas
Me quedaré a tu lado
Incluso cuando llegue la noche
Cuando alcances tu sueño
Todo el miedo desaparecerá
Encontrarás el amor
Tendrás amor
Giraré como una órbita a tu alrededor
Y regresaré...

Orbit, Hwasa



Orbit, Hwasa

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El amanecer asomaba por la ventana. KyungSoo vislumbró un haz de luz filtrarse y se cobijó un poco más con la manta. Tomó su teléfono de la mesita de luz y miró la hora, eran las 5:30. Todavía faltaban otros 30 minutos para que JongIn se levantase; entonces, la cama sería completamente suya. Sin embargo, un par de pajaritos comenzaron a piar en la cornisa, y eso lo desconcentró bastante al intentar volver al sueño. Con mucha pereza, se levantó para espantarlos, era raro que se posasen allí, por lo general estaban reunidos en las ramas de los árboles, donde les daba el solcito tibio y matutino.

Pero en cuanto se giró para volver a la cama, se espantó.

Kaori estaba en la puerta y parecía un fantasma. Tenía una polera larga y blanca de JongIn a modo de camisón, y temblaba al sostener el frasco entre sus manos. Lucía agotada, sus ojos estaban acuosos y hundidos; pero, de todos modos, se las arregló para correr a la cama, ocupar su lugar y taparse con la manta hasta la cabeza.

Entonces, KyungSoo, procuró sentarse con cuidado a su lado para no despertar a JongIn.

—¿Kaori? —susurró destapándole la cara—. ¿Qué pasa?

—Fufu... —gimoteó—. Ya es hora...

Las lágrimas caían abundantes y silenciosas. El pequeño rostro parecía una cascada. Kaori lloraba como una nube húmeda y espesa que ya había aguantado suficiente angustia. Sus labios temblaban y el frasco brillaba intermitentemente. El contenido giraba de modo envolvente, y los colores, formaban una diminuta nebulosa a punto de estallar.

—¿Ya es hora? —susurró.

—Se está rompiendo... Mi frasco —le mostró la base—. Las raíces quieren salir.

—Kaori... —titubeó y miró con atención la fractura—. ¿Y si lo plantamos?

—¿Qué? —parpadeó atónita.

—Si las raíces van a romperlo, entonces tenemos que pasarlo a un lugar donde crezcan con más libertad.

—Fufu... —se sentó sin dejar de contemplarle absorta—. Nunca imaginé que podríamos hacer eso...

Almien II. Raíces del Espacio 🌌 (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora