6. Convivencia 👽

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Sin salida y con un largo camino
Todos necesitan a alguien cerca
Pero no puedo abrazarte, estás demasiado cerca ahora
Contra viento y marea
Qué sensación es estar a tu lado
Abrazándote
Cuando el aire refrescó y ambos empezamos a correr como locos...
El cielo se cayó
Pero tú tienes estrellas en los ojos
Y a mí me está faltando algo esta noche
Que sensación es ser un rey a tu lado
De algún modo desearía poder estar contigo ahora.

What a Feeling, One Direction



🌌





La primera noche, podía considerarse tranquila pero llena de noticias. Kaori entre grandes bocados de ramen, les contó sobre sus padres biológicos quienes la habían abandonado en la puerta de la casa vecina, la pobre señora era una ancianita de 78 años, y sólo había aguantado cinco años más con vida. Así que tras la muerte silenciosa de su obāsan, quien no despertó una mañana, y sin más dónde ir, Kaori llamó a la ambulancia, tomó el dinero guardado en la cómoda de su abuelita, y se marchó en seguida de la casa.

El día primaveral y los árboles de sakura eran coloridos y alegres, sentía la brisa cálida en su piel con cada paso que daba a medida que se alejaba de su primer hogar y avanzaba con la inocencia de un mundo perfecto. Casi cinco años eran demasiado escasos para andar sola por las calles, pero los barrios de Japón gozaban de armonía y parecía ser un lugar agradable para un Almien durmiente en un cuerpo tan pequeño, así que tras toda una tarde de caminata acabó afortunadamente en una estación de tren de los suburbios de Tokyo.

Kaori se recordaba a sí misma parada en una banca de puntillas, intentando leer unos kanjis imposibles en la grilla de estaciones. Apenas había aprendido unos hiragana gracias a su obāsan, así que no tenía idea a dónde iría a parar si continuaba su viaje, pero de eso no parecía ser consciente la menor, quien sólo se dejaba llevar como un pajarito por el viento.

Desde que Kaori tenía recuerdos, supo que no estaba en ese mundo para pasar sus días con una anciana, ni mucho menos en ese pueblo o ese país. Sólo era cuestión de escasos años, para valerse de sus piernitas y completo cuerpo, para saber que tenía que emprender camino hacia donde su intuición la llevase.

—Kaori miraba carteles y personas, y cuando brillaba como estrellas, ahí era donde Kaori tenía que ir. Y así me quedé con familia Ming, sobre todo porque mamá Akiho me encontró, ella me preguntó si estaba perdida en la estación... Su corazón era brillante, lleno de amor, así que dejé que me lleve con ella.

—¿Todo este tiempo supiste que eras un Almien? —preguntó JongIn con sorpresa.

—No —hizo un gesto pensativa—. Eso no lo supe hasta el accidente.

—¿Y entonces cómo veías esas luces? —cuestionó KyungSoo.

Hasta el momento hacía un gran esfuerzo en creer todo lo que Kaori explicaba con tal literalidad.

—Todos pueden ver luces. Algunos no creen y por eso no las ven, otros simplemente las ven y no saben qué significan. ¡Como Kaori!

—O sea que seguiste un par de luces que veías en tu cabeza y así llegaste a nosotros, y en ese camino, ¿un Almien se apoderó de tu cuerpo?

—Cuando papá KyungSoo dice cosas en ese tono, hace sentir que Kaori está mintiendo —se cruzó de brazos.

—No le hagas caso a él, yo sé que estás diciendo la verdad. Sólo que algunos... Tardan más en creer —JongIn miró con énfasis hacia KyungSoo—. Imagínate Kaori, imagina si yo me hubiese tardado tanto en creerle a Almien, o más bien negado, probablemente KyungSoo estaría en un psiquiátrico.

Almien II. Raíces del Espacio 🌌 (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora