Tengo que ir a comprar mas casetes, con lo último que ha sacado ese muchacho se me han acabado ¿Quién iba a pensar que este chico iba a vender tanto y en tan poco tiempo? Trabajo vendiendo casetes de música en una pequeña tienda, me va muy bien, pero dicen que viene una nueva tecnología para llevar música que acabará con ellos. La verdad no estoy muy preocupado por ello, me ha ido bastante bien y tengo lo necesario como para poder ambientarme a cualquier cambio. Tengo 26 años y con unos ahorros que tenía desde pequeño más la ayuda de una tía muy cercana pude financiar todo lo necesario para esto, además, pude conseguir mi propia casetera con la cual grabo algunas cosas que se me vienen a la mente. Ya es bastante de noche, veo el reloj y son las 2 de la madrugada. Me quedé hasta esta hora grabando ideas y pensamientos, entre medio de casa pausa o punto, le doy una fumada a mi cigarro ¿cuántos van ya? ¿5, 6? No lo sé. Lo que grabo varía desde pequeños versos a largas historias que me toman semanas grabar. Disfruto hacer todo esto. Estuve grabando un poco más, me quedé sin casetes, supongo que tendré que seguir en la madrugada de mañana después de ir a comprar unos cuantos mas, sin muchos más preámbulos apagué las luces de la tienda, me puse la chaqueta y prendí otro cigarrillo para el camino. Ya es de día, no tengo tanta prisa en abrir. La mayoría de mis clientes son jóvenes que vienen después de la escuela, tengo un periodo de tiempo lo suficientemente largo como para tomar desayuno tranquilo. Puse algo de café a prepararse mientras me hago un sándwich. Siendo ya las 10 de la mañana salgo a comprar más insumos para el negocio. Llegué a la distribuidora donde compro siempre, aquí siempre me atiende la misma chica, podríamos decir que ya soy cliente frecuente, por eso, me identifica siempre que vengo a comprar "¿Cuántos vas a querer esta vez?" Me preguntó. "Mmm creo que necesitaré unos 3 paquetes de 100 para poder aguantar bien, se han vendido muchos de aquel chico que está siendo furor" Le respondí "Oh, algo así leí en el periódico ¿Sería mucha molestia en pedirte que me traigas uno?" Me preguntó con un tono de favor. "No hay ningún problema, apenas lo tenga listo te lo traeré, además, tengo la fortuna de que lo conozco si que puedo pedirle un adelanto como regalo, pasas muchas molestias cuando te hago pedidos fuera de stock" Le dije. "No es ninguna molestia, después de todo, es mi trabajo y obtengo estas cosas por ello" me respondió mientras reía. Guardé los productos y con una sonrisa me despedí de ella. De camino para el local fui pensando y retomando algunas ideas que dejé flotando anoche por la falta de material para poder seguir grabando, supongo que esta noche podré terminar la historia en la que tanto había trabajado. Llegué a la tienda a eso de las 11 de la mañana, listo para un nuevo día de trabajo. Mientras aun esperaba que llega mi hora con más clientes llego ese muchacho del que todos hablaban y me dio las gracias por haberlo dejado entrar al mundo musical con mi pequeña tienda, no soy una firma disquera ni mucho menos, pero localmente es una buena forma de partir y de ganar fama. Le pedí que me grabara un avance de lo que estaba haciendo y me dijo que con gusto, fuimos a la sala donde tengo la grabadora y grabó una canción casi completa a capela. Le di las gracias y con un abrazo de despedida, se marchó. Pasaron las horas de trabajo y cayó la noche nuevamente, con ella llegaron los cigarrillos en el estudio en donde tengo la grabadora y aquel reconfortante sonido del tabaco quemándose con cada bocanada que le daba al cigarrillo, también, el sonido de mi voz grabándose en el casete y con ello, mi historia. Tenía bastante sueño, por lo que solo grabé un poco más y decidí
terminarlo mañana. A la mañana siguiente me levanté un poco más tarde, ya había hecho las compras que necesitaba para la semana, pero aún tenía que ir a entregar el casete a la chica de la distribuidora. Una vez allí le pasé el casete y me fui, fue solamente un trámite. Llegué al trabajo y pasaron las horas hasta que llegó la noche nuevamente, entré a la sala de grabación, prendí el aparato para escuchar el momento exacto en donde había quedado anoche y para mi sorpresa, el casete donde creí haber grabado, estaba vacío, no sé en cual lo pude haber dejado. Traté de hacer memoria y ocupé las mismas palabras que use la noche anterior y continué con la historia tal y como lo había previsto. Pasaron los días hasta que la semana acabó y tenía que ir a comprar nuevamente. Fui a la distribuidora y cuando llegué, estaba ella nuevamente y me volvió a preguntar cuántos iba a comprar esta semana. Cuando me trajo lo que necesitaba me preguntó: "Está bastante bueno lo que grabó el chico, tiene muy buena música y muy buen ritmo, puede llegar bastante lejos, además, aquella parte a capela me dejó con ansias de que saque pronto el siguiente" me dijo como si fuese una verdadera crítica de música, luego agregó: "¿Pero sabes qué fue lo que más me gustó? Aquella historia que estaba al final, pero no era la voz del chico, era tu voz no es así?" Me dijo mientras su mirada de interrogación se clavaba en mis ojos. No podía creerlo, grabé sobre la música del chico y por error le pasé aquel trozo de historia que había grabado aquella noche, como me acosté bastante tarde y dormí poco, debí haber dejado ese casete y haberlo confundido con el que debía haber usado. "¿Te gustó? ¿De verdad?" Le dije un poco avergonzado. A lo que asintió con la cabeza y allí nos quedamos conversando un poco, le dije que si quería venir a la tienda una noche y allí podría mostrarle mi colección de casetes, a lo que ella dijo que si. Cuando iba de camino a la tienda sentí un sentimiento de orgullo y de goce, sentí que lo que hacía era bueno. No soy de aquellos de mostrar abiertamente lo que hago y que cuando lo hiciera fuera por un mero accidente, le añade un toque inesperado. No me disgusta para nada como salió todo esto. Pasaron los días en el trabajo y la verdad que disfruto tanto de ellos que pasaron como si nada. Ha pasado una semana nuevamente y tengo que ir a comprar mañana, me preocuparé de ello cuando sea el momento, esta noche será de grabación en el estudio. Eran las 10 de la noche y me preparaba para grabar nuevamente cuando la puerta de la tienda sonaba, alguien quería entrar. "Está cerrado ya, el horario de atención es hasta las 9:30" dije para quien sea que estuviese tocando "¿Está cerrado para esta persona que fue invitada por el mismo jefe?" Respondió una familiar voz femenina, era ella, la vendedora de la distribuidora. Entró con unas cajas que eran los casetes que iba a comprar mañana, como siempre ordeno la misma cantidad decidió venir a dejármelas y así aprovechaba de aceptar la invitación que le hice la vez anterior que nos vimos. "Supongo que puedo darte las gracias y mostrarte mi pequeña sala de grabación en donde paso la mayor parte del tiempo en las noches ¿quieres algo de café?" Le pregunté, a lo que ella asintió con la cabeza. Estuvimos casi toda la madrugada escuchando las distintas grabaciones y los casetes comenzaban a amontonarse en la mesa. Pasaban las horas y cada vez más confianza surgía como para sugerir cosas o incluso crear nuevas historias. Prendí la grabadora y grabé su voz por unos momentos, ella no se dio cuenta, capturé el momento en donde ella contaba una historia y fue tan natural que creo que la dejaré como un casete aparte de los demás. Nunca la había visto de esa forma, sin el uniforme de la tienda y
con el pelo suelto, nunca me había fijado en su voz y en los detalles de sus ojos y de su cara, en los detalles de su piel ni en la bella silueta que tiene. Supongo que nunca me detuve a ver quien era, solo la veía como la vendedora de la distribuidora. Ahora la veo como alguien distinta, la veo como Josefina. Durante el siguiente mes, Josefina iba todos los días a grabar o simplemente a oírme contar mis historias a la grabadora. Todos los días aprendía algo de ella y me sorprendía una y otra vez. Entre cada hora y por cada casete que dejaba listo con alguna historia, mi percepción sobre ella era más y más profunda, sus ojos se clavaban y calaban más en hondo en mi mente, en mi corazón. Pasaban los días e inconscientemente, me iba convenciendo más y más de que esta mujer me gustaba. Un día tomé uno de los reproductores que tenía en el tienda y en vez de quedarnos a grabar esa noche, la llevé a caminar por el vecindario y por el parque de la ciudad. Tomé su mano, aunque temblaran las mías y estuvieran frías, puse uno de los audífonos en su oído y el otro en uno de los míos y disfrutamos de la noche. Los árboles brillaban por la luz de la luna llena y las calzadas se tenían de la luz de los faroles. Los pájaros ya dormidos y los grillos en plenitud adornaban con sus sutiles sonidos que podían ser oídos por aquel espacio carente del audífono, era la combinación perfecta. Desde el momento que la conocí, han pasado algunos años. Desde el momento que la conocí, han pasado algunos meses. Nos tiramos en el césped y tomé uno de los casetes que había guardado en mi bolso, me saque el audífono que llevaba puesto y lo coloqué en su otro oído, reproduje la cinta y solo esperé su reacción. "No sé como comenzar a decir esto, sonará un poco raro siendo que estoy a tu lado y mi boca no se moverá, pero aquí voy. Supongo que desde que comenzaste a influir en mis historias y mi mente no dejaba de pensar en ti, me di cuenta que no eras una persona más en mi vida. Desde que te veo y mi corazón se agita y mis ojos se agrandan, supe que nuevos sentimientos afloraban en mi. Por medio de esta corta grabación quiero decir que quiero seguir a tu lado, seguir conociéndote y caminar tal y como lo hicimos hoy. Quiero preguntarte algo..." Josefina se sacó los audífonos, me miró y dijo: "¿Cuál es la pregunta?" Con una sonrisa en su boca. "¿Quieres ser mi novia?" En ese momento solo me besó y seguimos riendo mientras veíamos el cielo nocturno. A medida que pasaban los meses la pila de casetes seguían subiendo y subiendo, el negocio después de unos años no era igual de bueno que antes y debía seguir avanzando. A estas alturas de la vida ya tenía una familia con Josefina y no podía darme el lujo de parar, pero guardé la pila inicial de casetes en un baúl y que guardé en una recámara de la casa. Los años pasaron y pasaron, ella partió junto con ellos... Nuestros hijos hicieron su vida, aun así, yo siempre quedé con aquel vacío que dejó cuando partió. Hoy me encuentro en el sótano de la casa con la reproductora de casetes y reproduje uno por uno. Entre la gran pila que había llegue a aquel en el cual le dije todo lo que sentía y que dio inicio a nuestra vida juntos. Al final de la cinta, o donde creí que terminaba la cinta, siguió reproduciendo hasta que apareció ella, apareció su voz. "Ese día no te respondí nada, solo te di un beso y seguimos con nuestra vida. La respuesta, claramente fue un si, pero ahora... quiero hacerlo formal y decirte todas aquellas cosas que te demostré durante años. Quiero que sepas...". Minuto a minuto que avanzaba la cinta, reía, lloraba y te extrañaba. Hoy los casetes me trajeron de vuelta de tu voz, hoy volví a sentirte a mi lado, hoy por fin vuelvo a donde pertenezco.
ESTÁS LEYENDO
Historias cortas vol. 3
Short StoryEs el tercer volumen de las historias que escribo, que las disfrutes