Otro día más mirando hacia afuera por la ventana del salón de clases y veo nuevamente los suburbios, veo a la gente deambulando por las grises y tristes calles. "Martin ¿Otra vez mirando la ventana? ¿Qué es lo que tanto vez para allá afuera?" Me pregunta el profesor. Le respondo con un simple "nada" y vuelvo a prestar atención. Soy de una familia acomodada, pero me he rodeado de gente de escasos recursos por el trabajo de mi padre desde muy pequeño, siempre me regañaba y me decía que no debía juntarme con los trabajadores o sus hijos, que yo era el patrón y poco menos el dueño de cada uno de ellos. Nunca me sentí como tal. Desde aquella edad fui formando lazos y creando muchas experiencias que me harían crecer como persona. Actualmente estoy terminando mis estudios básicos, en paralelo me dedico a estudiar música y no solo eso, sino que, también me dedico a crearla. Dado los acaudalados bolsillos de mi familia, tengo acceso a todo tipo de instrumentos, si quisiera, podría tener una orquesta para mi solo. En un día de aquellos en donde fui regañado otra vez por estar mirando la ventana, en el camino a mi casa, debo pasar por el distrito comercial. Aquí, hay una mezcla de personas de altos y bajos recursos, ves un poco de todo. Mientras iba caminando siento que alguien tira del estuche que llevaba en mi espalda, en este estuche llevaba mi violín, en un abrir y cerrar de ojos me lo habían quitado. En el momento que sentí el tirón, me di vuelta a ver quien era y observar que esta persona se había dado a la fuga, para su mala fortuna, no hay sitio en este distrito que no conozca gracias a las salidas que hacía desde pequeño junto a los hijos de los trabajadores. Corrí entre los callejones con una idea más o menos clara de a donde se dirigía esta persona que me había robado mi violín. En cierto lugar de todo el distrito hay un desagüe, aquí, muchos de los ladrones se esconden hasta que pueden salir con los objetos para luego venderlos. Cuando llegué al lugar vi que había una chica y que en sus manos tenía un violín, mi violín. Antes de acercarme a encararla, ella se levantó y caminó a una casa que estaba cercana al lugar. Abrió la puerta y logré escuchar el sonido de una flauta. Hace unos días, uno de mis compañeros de clase comentó que una chica le había robado su flauta, al igual que yo, es de una familia de mucho dinero, por su tranquila personalidad no le dio mucha importancia y simplemente compró otra flauta. Supuse, que en ese lugar, estaría la flauta en cuestión y además, mi violín. Entré en la casa. La puerta, para mi sorpresa, estaba abierta. Una vez dentro, me di cuenta que la casa tenía una excelente acústica, también tenía muy buenos aislantes de sonido. Un poco más adelante había un grupo de niños y jóvenes que no superaban los 15 años, todos ellos, tocaban algún instrumento. Una bella mujer, un poco mayor que ellos y al parecer de mi edad, dirigía la orquesta. Todos ensayaban arduamente y poco a poco, a lo largo del tiempo que estuve observándolos, mejoraron en su coordinación. Miré mi reloj, marcaban las 20:30, me había pasado por varias horas el llegar a mi casa. No me importó en lo absoluto la verdad. Esperé afuera de la casa a que se fueran todos los niños y que saliera aquella mujer. Una vez que salió, me dio la espalda, por ello no pudo verme inmediatamente. -"Así que para eso necesitabas el violín" le dije.
Apenas escuchó se dio vuelta y me miró a los ojos, en un acto desesperado intentó huir. -"Oye, tranquila. No voy a denunciarte ni nada por el estilo, solo quiero charlar contigo" le dije mientras tomaba su mano para que no huyera. -"¿No me vas a denunciar? ¿Que garantía tengo de que no lo harás?" Me respondió con una mirada entre enojada y miedosa. -"Si hubiese querido hacerlo, ya lo habría hecho. Bueno, no es eso lo que te quería decir. Aquella orquesta que tienes ¿Puedo venir a verla de vez en cuando?" Mirándome un poco sorprendida, aceptó. -"Me llamo Belén ¿Cuál es tu nombre?" Me preguntó. -"Martin, mucho gusto" Le respondí. Con una sonrisa en su rostro se despidió de mí y dijo que me esperaría en su lugar de ensayo. De ahí en adelante, pasé todos los días después de la escuela a ver los ensayos de los jóvenes. Habían varios chicos que destacaban en sus instrumentos, es un poco gracioso que la mejor del elenco es la que toca mi violín. También me llama la atención la cantidad de chicos que están sin un instrumento y que solo mueven sus manos como si tuvieran uno. -"Esos chicos de allí ¿No tocan solo por no tener un instrumento?" Le pregunté a Belén. -"Si, no tenemos los recursos como para comprar instrumentos, ni siquiera usados. Lamentablemente tenemos que tomarlos a nuestra manera, tenemos que robarlos. No nos sentimos orgullosos de ello, pero es la única forma de hacerlo" Respondió. Contando, mas o menos, son unos 20 niños que no tienen instrumento. Una vez en mi casa, llamé por teléfono a la tienda de instrumentos de la ciudad y les obsequié aquellos que necesitaban. Al otro día, fui nuevamente a donde ensayaban y todos me estaban esperando para darme las gracias, los ensayos de ese día fueron dedicados para mi, estaba muy feliz. Cuando todos los chicos terminaron de ensayar, quedamos solos con Belén. Conversamos un poco sobre cómo evolucionaba la orquesta y allí le pregunté cuál era el propósito de aquella. -"La música, está reservada para aquellos que tienen el poder adquisitivo para pagar por asientos en los grandes escenarios de la ciudad. Tuve la oportunidad de colarme en unos de estos espectáculos y desde ese día, quise entregarles a los niños de la ciudad, a sus padres, a todos los que son privados de ella, una probada de lo que yo escuché ese día" Al escucharla hablar así, al ver sus ojos brillar de esa forma, caí completamente rendido ante ella. Los días pasaron y los ensayos llegaban hasta su punto final. Fueron semanas en donde de a poco, me fui vinculando más y más con la orquesta, al punto de ayudarles y enseñarles a algunos chicos a tocar,. Incluso ayude a Belén en sus direcciones y la instruí de manera un poco más profesional para que no cometiera errores. La orquesta tocaría para todos los padres y vecinos del distrito. La noche anterior a la función, me quedé una vez más junto a Belén a solas. Esta vez quería darle una sorpresa. En estas semanas nos fuimos acercando y quería dar el primer paso. Le pregunté a los chicos de la orquesta si podían tocar algo detrás del telón, como para dar una atmósfera distinta. Cuando la música comenzó a sonar, tomé su mano y bailé junto a ella, entre medio del baile, susurré unas palabras a su oído, con una sonrisa en su rostro miró a mis ojos y luego me besó. Al día siguiente, otra vez miraba por la ventana, las grises calles estaban iluminadas por un radiante sol que era bastante agradable, la gente con sonrisas en sus caras y con el típico toque hogareño en cada lugar, se preparaban para la orquesta. Cuando salí de la escuela llegué y justo comenzaba a sonar la música. Belén dirigía y los chicos y chicas tocaban, respetando al pie de la letra la partitura.
Los ojos de la gente brillaban, aunque nunca en su vida habían escuchado este tipo de música, se reflejaba lo mucho que disfrutaban del espectáculo. Una vez terminado todo, los aplausos caían estrepitosamente ante el grupo de niños y su joven directora, también caían las lágrimas de aquellos padres orgullosos. Cuando todos habían abandonado el lugar, tomé aquel violín que me hizo llegar a este lugar y procedí a tocarlo con todas las ganas. Puedo ver a Belén bailando como en aquel día, puedo sentir los aplausos nuevamente en este salón, aun puedo sentir aquel beso que me diste, aun puedo sentir todo aquello en mi piel y mis oídos. Lástima que ya no podré volver a verte mi amor, buen viaje.
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Historias cortas vol. 3
Short StoryEs el tercer volumen de las historias que escribo, que las disfrutes