Pistas

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Estaba sentado en mi escritorio trabajando hasta tarde, como siempre. Tomé la taza de café que había preparado hace poco y seguía revisando las pruebas que recolecté a lo largo de estas semanas para el caso de mañana. -"Papá, papá. Mira mi muñeca como baila". Decía mi hija, Ornella de 4 años. -"Hija, papi está ocupado ahora ¿Puedo verla bailar más tarde?" Le respondí. -"Siempre estás ocupado, nunca tienes tiempo para ver bailar a mi muñeca" Dijo mientras se iba a su pieza. Otra vez no pude ver el baile de su muñeca y eso me deja bastante triste, ya me haré un tiempo para poder jugar con ella, pero esta ciudad simplemente no deja de tener delincuentes. Soy un detective que trabaja para la policía local. Llevo años como el detective a cargo de las investigaciones más complicadas y siempre doy buenos resultados, la gran mayoría de los casos terminan con los criminales tras las rejas. Tengo una hija y a mi esposa, Lucia. Lo son todo para mí. La sonrisa de Ornella me alegra los más grises días y termina de colorearse al ver a Lucia y poder darle un cálido abrazo. Hace unos días se me averió mi auto, tengo que ir caminando a la estación de policía. Últimamente me he dado cuenta de lo bella que es la ciudad y de lo verde que son los bosques que están alrededor de esta. Hace poco abrieron un teatro y al parecer tiene muy buena crítica, me gustaría poder ir a despejarme un poco, pero el tiempo es oro en mi trabajo. Paso por una pequeña tienda todas las mañanas a comprar algo para el camino, usualmente compro medialunas, una dulce y una salada, son bastante buenas. Siempre compro lo mismo, además aprovecho de ojear un poco los titulares del periódico. "15 de enero, 1990. Joven escritor logra fundar teatro y lo hace brillar todas las noches" Decía la portada del diario más importante de la ciudad. Increíble, en muy poco tiempo se ha logrado ubicar dentro de lo más alto del teatro de esta gran ciudad, debo ir a verlo algún día. Por unas semanas caminé por el mismo lugar mientras arreglaban mi auto, vi muy buenas críticas durante poco más de 2 semanas sobre el teatro del joven. Las tasas de asesinatos bajaban en la ciudad y con ello, tenía menos trabajo. Llegaba a casa más temprano, pasaba más tiempo con mi familia y por sobretodo, podía ver a la muñequita de Ornella bailar como tanto me había pedido. La tranquilidad se mantuvo así por 2 años hasta que comenzaron a ocurrir una seguidilla de asesinatos. Sin saberlo esto iba a marcar mi vida como detective. Era una mañana bastante fría y no tuve tiempo de tomarme el café que me preparo cada mañana, fui directamente al auto. Puse las llaves y al momento de hacerlo prender se escuchó algo así como una explosión. Otra vez el mismo desperfecto, otra vez tendré que caminar a la estación unas 2 semanas. Caminé una vez más por el mismo lugar que recorrí la vez anterior, pero veamos el lado positivo, podré comprar unas medialunas en aquel lugar tan bueno. Entré después de bastante tiempo al local y pedí una pequeña promoción de 2 medialunas con un café, vaya suerte que tengo. Mientras me preparaban la orden me dediqué a leer los titulares y habían algunas cosas sobre unas medidas que había implementado el gobierno en el sector salud, nada relevante para mi, lo había visto la noche anterior en la televisión. Dentro de la misma portada y en una esquina había un pequeño titular que decía: "21 de enero, 1992. La caída del denominado mejor escritor y joven promesa" No pude ni siquiera ver al escritor, olvidé por completo que estaba su teatro disponible. "Aquí tiene su café señor" Me dijo la cajera, A lo que respondí con un movimiento de cabeza. Llegué a la estación unos minutos tarde pero no tuve mayores problemas, me mantuve así hasta que terminó la jornada. Tomé mi abrigo y me fui a casa.

Era una tarde totalmente normal y así siguió hasta la noche, jugué con Ornella y dormí tranquilo junto a Lucia. Sonó el teléfono antes de que sonara mi alarma, contesté y era uno de los oficiales de la estación notificándome de un caso de homicidio en uno de los sitios que usualmente están oscuros y solitarios en la noche. Tomé mi abrigo y salí rápidamente hasta el lugar, cada segundo en este trabajo cuenta. En la escena del crimen estaba el cuerpo de una muchacha de unos 25 años, de contextura media. Tenía una herida de cuchillo en su espalda y el lugar tenía bastante sangre, asumo que murió desangrada y que nadie la encontró hasta esta mañana por lo deshabitado del lugar. No fue un robo, tiene todas sus pertenencias y no hay señales que hayan querido violarla, fue un asesinato a sangre fría. No habían muchas más pruebas en el lugar, no existían pisadas distintas por el hecho de haber ocurrido en un camino de piedra. Odio estos casos que te dan tan poco para comenzar a trabajar, pero es mi deber encontrar quien fue el responsable. Fue una jornada bastante tediosa y así fueron los siguientes días, unos asesinatos se iban acumulando en el departamento y tenía demasiado trabajo, eran distintas escenas del crimen pero la mayoría siempre eran similares al anterior. Habían pequeñas variaciones, distintas víctimas. Hombres, mujeres, niños, ancianas. No seguían un patrón como tal, pero mi intuición me decía que eran perpetrados por la misma persona. Habían pasado unos 9 meses desde el primer asesinato, se sumaban un total de 8. Llevaba trabajando muchos días y estaba un poco sofocado de estar revisando una y otra vez las escenas de los crímenes. Esa noche, Lucia compró unas entradas para el teatro para que pudiese despejarme de todo el trabajo que tenía en la estación. Accedí a acompañarla, estaba un poco intrigado. En las portadas de los diarios seguían apareciendo los asesinatos cuando ocurrían, pero cuando no había nada más que informar aparecía el rostro de aquel escritor que se había hundido hace unos meses. Al parecer había vuelto a presentar obras de calidad y me decidí a darme aquel gusto de ir a verlo. Dejamos a Ornella con una niñera y fuimos a ver la obra. El teatro estaba repleto, pero aún así, teníamos asientos de maravilla gracias a los contactos de Lucia. La obra estaba muy bien ambientada, era bastante realista. Era sobre un asesinato, que coincidencia más desastrosa, soy un detective de asesinatos. A pesar de todo, la trama estaba muy bien detallada y no se le escapaba nada de lo que un asesinato como tal debe tener, tanto así, que la sangre escurría de forma muy realista. Dentro de la obra no dejaba de preguntarme cosas, incluso pasó por mi mente si este escritor había sido participe de algún asesinato por lo realista que se veía. Me reí en mi cabeza por unos segundos, ni más ni menos, porque al instante que volví a poner mi vista en la obra había un detalle que no se me podía pasar por alto, la posición en la que quedó el cuerpo de la actriz en el escenario. Estaba seguro de que este escritor, era el asesino que llevaba tanto tiempo buscando. Sin darme cuenta y de forma súbita, los aplausos inundaron la sala de teatro y con ello se anunciaba el exitoso final de este sujeto. Junto con esta obra, acudí a la que daba todas las semanas en busca de alguna pista o algo. Hablaba con el cada vez que tenía la ocasión haciéndome pasar por fan, por una persona que iba siempre a ver sus obras de teatro. No obtenía nada. Durante varias noches lo seguí, pero no conseguía ninguna actitud sospechosa y ya me estaba quedando sin ideas ni recursos para poder acusarlo, siendo que estaba seguro de que él era el asesino. A medida que pasaba el tiempo más asesinatos ocurrían y dejaban pistas muy obvias pero muy confusas a la vez, como si el tipo me dijera "Ven, atrápame". Cada vez que iba a una escena del crimen sentía que se burlaba de mí, se burlaba de sus víctimas. Me pesaba en todo mi cuerpo que se llenara de gloria por los derrames de sangre de personas inocentes, que vieron su vida partir por el capricho de un solo tipo. Pasé unos cuantos meses más sintiendo que estaba en la palma de su mano.

Cuando se cumplió el año y medio desde el primer asesinato, tenía las pruebas suficientes para encerrarlo de por vida en una jaula, no necesitaba nada más que verlo tras las rejas y sentir un alivio tanto por mi como por las víctimas que sufrieron a manos de este asesino. Esta noche había una obra y al día siguiente iría a por él, estaba todo planeado. A modo de despedida voy a acudir a su obra como lo he estado haciendo todas las semanas, no quiero que sospeche que mañana vamos a arrestarlo. Antes de salir dejamos a la niñera junto a Ornella que ya tiene 7 años, ha pasado mucho tiempo ya. Aun así, se da el tiempo de tomar su muñeca y pedirme que la vea bailar, lamentablemente, no tengo tiempo que perder, la obra está por comenzar y tengo que ir a verla a como dé lugar. Llegamos al teatro y la función comienza, esta vez no hubo un asesinato entre una obra y otra. Asumo que esta obra será netamente producto de su imaginación. La obra es bastante buena, al igual que las demás, muy realista. Los actores también saben su papel e interpretan la obra como si fuesen ellos mismos los protagonistas de la misma. Cuando se acerca la escena del asesinato, la víctima es una pequeña niña, de no más de 7 años. Vestida de blanco, en la escena adormecen a la niñera y le cortan las muñecas a la pobre niña, se desangra. Durante la escena, se siente una atmósfera increíble de silencio, se siente frío el aire. Busco con la mirada al escritor y no lo encuentro por ninguna parte, no sé en qué momento se paró de su asiento, en que momento lo perdí de vista. Uno de los actores dice: "¿Tienes tiempo para disfrutar de la obra, detective?" En ese momento entendí completamente el mensaje de esta obra, no es un asesinato pasado, es un asesinato futuro. Esa niña... no puede ser. Tomé a Lucia del brazo, subimos al auto y condujimos hasta la casa. Abrí la puerta del auto rápidamente, tomé las llaves de la casa y entré. Mis zapatos tocaron un líquido que estaba en el piso, viscoso. Miré hacia adelante y allí estaba, mi pequeña Ornella, mi pobre pequeña... Ornella estaba amarrada de sus muñecas en la escalera, desangrada. Por favor, dime que vea a tu muñequita bailar de nuevo, por favor sonríeme una vez más... Entre pena e ira, tomé las llaves de nuevo y fui a la estación, llevé a todos los hombres que estaban disponibles y fui al teatro, no podía esperar más. Llegamos al teatro y entramos por la puerta principal, tal como si fuese una función. Entramos sigilosamente. Abrí una de las puertas que da al escenario y allí estaba él, pero no estaba como pretendía encontrarlo. El escritor estaba en el centro del escenario, alrededor de un piso lleno de sangre, con una pistola en la mano y una bala en la cabeza. Muerto. Subí al escenario y una de las luces iluminaba directamente donde estaba el cadáver, donde yo estaba. Maldito asesino, concluyó sus obras con el mismo como protagonista. No puedo decir nada más, terminó como una obra maestra y me dejó siendo uno de los actores de su historia de asesinatos. 

Historias cortas vol. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora