Hoy escribí una carta. Puse en ella muchas cosas que me gustan de ti, puse lo mucho que me gusta tu sonrisa pero también cuánto amo el silencio que se crea cuando duermes. La guardé en un cuaderno y la dejé ahí, no tuve el valor de entregártela.
Hoy escribí una carta, puse en ella muchas cosas que me disgustan de ti, puse lo mucho que odio que te sientas poca cosa y también puse que odio que creas que me haces perder el tiempo, eres mi mejor inversión. La guardé en el mismo cuaderno y la dejé ahí, no tuve el valor de entregártela.
Hoy me quedé en silencio mirándote, contemplándote. Hoy solo quería verte y disfrutar tu hermoso perfil, vaya día. Hoy te hablé todo el día, te conté de mi rutina y pregunté por la tuya. Hoy tenía ganas de oír tu voz y sentir tu risa.
Hoy te marchaste y me quedé triste. Hoy me marché y también me quedé triste. Hoy te marchaste y me quedé feliz. Hoy me marché y también me quedé feliz. Que raro que una misma acción pueda generar dos sentimientos totalmente opuestos dependiendo de cómo se hacen.
Hoy tomé tu mano y la sentí cálida, caminamos toda la tarde y vimos la puesta del sol.
Hoy tomé tu mano y estaba fría, te hice un té y nos quedamos recostados mientras nuestros cuerpos entraban en calor.
Hoy dormí contigo y a la mañana siguiente ya no estabas, pero a la tarde estabas allí sentada, acariciando mi pelo.
Hoy dormí contigo y a la mañana siguiente ya no estabas, a la siguiente tampoco y así pasaron los días y me di cuenta que ya no volverías.
Hoy abrí el cuaderno y leí las cartas, reí por los buenos momentos, pero también lloré por ellos.
Hoy escribí una carta, hoy escribí aquello que no pude decirte.
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Historias cortas vol. 3
Short StoryEs el tercer volumen de las historias que escribo, que las disfrutes