Capítulo 22

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El lunes por la mañana subí a su madre en auto. A pesar de que no sentía mucho aprecio por aquella mujer que dejaba que maltrataran a mi Yanela, sentía amor por Yanela, lo suficiente para atender a su madre muy bien.

Conseguimos una cita, increíblemente rápido, eso se debía a que mi padre conocía al gerente de la clínica.

Ese día le realizaron exámenes a la madre de Yanela. Pero la madre de Yanela tendría que quedarse más, porque tenían sospechas de algo serio en la salud de la señora. Se quedaría interna por una semana por lo menos.

Yanela no tenía idea de lo increíblemente caro que costaba internar a su madre. Así que antes, de que Yanela fuera al hospital, yo me acerqué a decirle a la cajera que iríamos, que a Yanela solo le cobrara el mínimo, yo pagaría el resto. Y los gastos de su madre interna también los cubriría yo. Yanela no podía enterarse así que pedí discreción de la cajera.

La señora Renata, madre de Yanela, se quedó interna. Mientras ella estaba ahí Yanela estaba trabajando todo lo que podía para poder pagar los futuros medicamentos que les pedirían para su madre.

Traté de ayudarla, pero me dijo que ya había hecho bastante por ella, aunque ella solo se refería a llevar a su madre a la clínica y quedarme con ella. Esa semana Yanela no quería ir a clases decía que debía trabajar más, pero logre convencerla de ir, no podía perderse sus últimas semanas de clases. Y más aún porque tendrían ensayos para el día de la promoción.

Finalmente, después de tanta espera llegaron los resultados. La madre de Yanela tenía cáncer, cáncer de colon etapa IV C estaba en una etapa terminal, a su madre le quedaban pocos días de vida. Cuando Yanela se enteró se desarmó no quería llorar en frente de mí pero solo hizo falta un abrazo para romperla en lágrimas.

Yanela entro a hablar con su madre, creo que quedaron en paz.

El conviviente de Renata nunca apareció a pesar de las veces que Yanela le invitó. Él estaba tomado, todo el tiempo, y nunca fue a ver a Renata.

Antes de la muerte de la señora Renata tuve la oportunidad de hablar con ella, ella me preguntó:

- ¿Qué eres de mi hija?

-Disculpé- Le dije cortes mente en la habitación cuando estuvimos a solas por petición de ella misma-

-Te he visto, estos días que he estado aquí, te vi en la televisión, sé quién eres, pero no que eres de mi hija.

Sonreí confuso:

-No juegues con ella, no lo merece, es una buena muchacha, no la lastimes más de lo que yo por favor.

-No quiero lastimarla.

-Entonces déjala, eres casi un adulto y ella solo es una niña, solo estás jugando con ella y dices que no quieres lastimarla.

-Señora Renata para mi Yanela no es un juego.

- ¿Que podría estar buscando un joven de tu edad en una niña como mi hija?, todos son iguales, buscan lo mismo, y probablemente lo único que vez en una niña como mi hija es que es aún pura.

-No sé cómo la vea usted, pero yo veo en Yanela una mujer fuerte, trabajadora, estudiosa, inteligente, ella vale mucho como para que piense usted que solo busco jugar con ella o que tengo fines únicamente carnales con ella.

Esa tarde me quedé hablando con la señora Renata, le comenté algunos de mis planes, logramos congeniar, se quedó muy tranquila después de nuestra charla. Las últimas palabras que la señora me dijo cuándo me retire fueron:

-Cuídala, cuídala mucho, cuídala como yo no pude hacerlo.

Asentí con la cabeza

Después de eso salí, Yanela entro después de mí otra vez y se quedó conversando con su madre, la cual fue discreta con mi propósito de contraer nupcias con su hija, lo cual me agrado, porque quería aún tomar mi tiempo para pedirle tal codiciosa propuesta a su hija.

Después de no muchos días su madre falleció, falleció con el perdón y amor de su hija y sin ni una visita o centavo para su consulta e internación de su ex conviviente. Yanela lloró demasiado y no sabía cómo hacer para hacerla sentir mejor o que hacer para que se sintiera mejor.

Yanela seguía viviendo con el ex conviviente de su madre, aunque no lo había visto desde la muerte de su madre, sus cosas seguían en la casa.

Después de algunos días llegó la graduación de Yanela, ella no tenía a un padre o madre que la llevara, así que yo la llevaría. Se sentía fatal.

Cuando llegué frente a su casa ella debía estar esperándome, pero no fue así, esperé unos minutos y Yanela no salía, pensé en que se había arrepentido de ir a su graduación. Entonces vi la puerta de su casa junta, semi abierta, entre inmediatamente. Cuando entré escuche algunos gritos, muy leves. El infeliz ex conviviente de su madre estaba encima de mi amada, quería violarla, la había maltratado, y ella estaba tratando de gritar y defenderse, pero después de tantos golpes en la cabeza de parte de ese hombre ya no podía más, en cuánto entre y la vi ahí y a ese hombre asqueroso no lo dudé ni un momento lo empujé y lo golpeé lo suficiente en su estado de borrachera para dejarlo inconsciente.

Saqué a Yanela, que estaba tan herida que ni siquiera podía pararse, la saque en mis brazos, la llevé a mi auto y partimos.

La curé en mi auto, por suerte era temprano así que me dio tiempo suficiente de llevarla a una peluquería donde la peinaron y arreglaron para su graduación. Luego pasé por una tienda y le compré un vestido del mismo color que el anterior, mucho más bonito. Su zapato estaba bien. Terminando de arreglarla fuimos a la graduación, llegamos a tiempo. En las graduaciones, llegan muchos tarde.

Cuando entramos mucha gente se quedó mirándome, algunas jóvenes se me acercaron, Yanela me presentó a sus amigos, estuve presente toda la ceremonia, Yanela lloró ese día. Al parecer nadie ni sus amigos sabían por todo lo que ella había vivido. Terminando la ceremonia fuimos a la recepción, me senté con ella y sus amigos, realmente la pasamos muy bien.

Casi al final la invité a bailar, bailamos y en todo el baile ella no dejó de mirarme. Se divirtió con sus amigos, nos quedamos hasta el final. También le di su espacio para que hablara a solas con sus amigos. Si algo sé es que esa noche se divirtió. Aunque durante la noche muchas personas se acercaron a mí para hablarme o pedirme un autógrafo. Fue incómodo, pero por suerte Yanela no se incomodó tal vez porque ni siquiera sabía la razón.

Subimos de nuevo al auto al terminar la fiesta:

-Te divertiste amor.

-Sí-Dijo cansada-

-Ahora ¿A dónde vamos?

-Ahh....¿A casa?

-Amor no, ese maniático puede estar allá, yo no te expondré de esa forma. Ven a mi casa esta noche.

-No, Jamsen, es mi casa si, y no es correcto, no me sentiré bien si voy a tu casa, no está bien.

-Amor, pero y si ese hombre vuelve.

-No le abriré la puerta, entró por que yo le dejé pasar, es su casa y no quería dejarlo a fuera, no pensé en.....lo que pasó.

-Amor no es su casa. Y no fue tu culpa lo que pasó.

-Es su casa, mamá dejó la casa a su nombre.

- ¿Cómo estarás segura allá?

-Me aseguraré cerraré bien la puerta.

-Eres muy valiente.

-O muy terca -Dijo sonriendo-

La llevé a su casa, me aseguré de que no hubiera nadie más en su casa y me despedí. ella estaba tranquila, o por lo menos eso aparentaba. Cuando llegué a casa estaba demasiado preocupado por mi Yanela, pero ya tenía un plan.

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