Capítulo 20

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Yanela y yo empezamos a frecuentar juntos la iglesia, aprendí muchas cosas, como a cocinar para algunos sábados, eso coordinamos Yanela yo llevaríamos intercalada mente los almuerzos. Un sábado ella, otro yo y así. Al principio pensé que podríamos comer en un restaurante los días que me tocaban, pero no. Resulta que en sábado no está permitido comprar nada, eso era nuevo, pero al final es divertido.

El jefe de Yanela ya había regresado así que no nos podíamos ver en su trabajo, pero terminábamos viéndonos en la biblioteca donde le llevaba algunas veces el almuerzo.

En este tiempo saliendo con Yanela aprendí muchas cosas. Es verdad le llevo por cuatro años y diez meses (Ella 15/12/1964; yo 25/02/1960). Pero ella es bastante madura a diferencia de mí, por ella aprendí a hacer algunas cosas que no hacía, como cocinar, caminar más, ¿Ir a la iglesia? y a ser aguerrido por lo que uno quiere y no darse por vencido, aunque existan muchas limitaciones. Por ella aprendí que nuestra única limitante es nuestra imaginación.

Lo últimos días saliendo con Yanela la he notado muy distante, trabaja más de lo normal, casi ya no va a la biblioteca; en las mañanas cuándo la llevo a la escuela se queda dormida en el auto. Siempre trabaja mucho, aunque nunca suele demostrar su cansancio, empieza a notarse porque ahora trabaja mucho más. Ahora no tiene ningún domingo libre, siempre está ocupada y no sé por qué.

Se acercaba el fin de año y sorprendente mente me bauticé en la iglesia donde asistimos Yanela y yo. Ese día los hermanos (así se llaman entre ellos), me invitaron a comer, en realidad toda la iglesia se reunió y comimos juntos. Yanela lloró en mi bautizo, ella al igual que la iglesia me entregaron un obsequio, la iglesia una biblia y un certificado de la iglesia Adventista del Séptimo Día y ella un muñeco de yeso que decía felicidades. Decidí bautizarme gracias a que Yanela me explicaba tantas cosas de la naturaleza que no tenían sentido con las explicaciones filosóficas. Incluso me dijo porque Anselmo de Canterbury, William Alston creían en Dios, tenía sentido. Incluso hubo algo que me llamo la atención lo que dijo Voltaire"Si Dios no existiera habría que inventarlo." Él fue un filósofo, historiador, etc. muy inteligente y si él decía esto, debía ser por alguna razón realmente buena. Decidí bautizarme Yanela fue de gran manera para mí como Atenea fue para Telémaco, ella fue mi guía hacia la luz, a encontrar a mi padre, Dios.

Yanela estaba extraña desde hace un tiempo, ya no hablaba tanto estaba pensativa todo el tiempo, no sabía que le pasaba. Un día me anime a preguntarle por qué estaba así:

¿Estas hablando conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora