Alba P.O.V
El cosquilleo que acompaña la adrenalina en un momento de cacería es algo único. Acechar a tu presa analizando cada movimiento y expresión mientras imaginas el inmenso placer que tendrás cuando esté entre tus garras, sin oportunidad de escapar, sobrepasa mucho de los grandes placeres de este mundo. Y por cacería no me refiero al crimen contra un animal, sino a ese momento donde ves algo que realmente deseas y te ves con el poder de conseguirlo sin forzar en demasía la situación pues, a final de cuentas, será la presa quien se rinda voluntariamente.
Soy, después de todo, el tipo de chica que tiende a parecer absorta en sus pensamientos mientras toma un cóctel en un bar. La misma a la que admiras desde lejos preguntándote por su soledad. La que analiza al resto de clientes imaginando y recreando situaciones que podrían hacerte suspirar de placer. Soy la mujer que espera en la barra a que finalmente tomes valor y te acerques, la que sostiene una copa en la mano y clava sus ojos en ti mientras desliza eróticamente los labios por el borde, atrapando en la lengua el refrescante licor. Seduciéndote inocente, lenta y constantemente.
Lo cierto es que te he visto desde que entraste en el local, tu rostro cansado después de una larga jornada laboral y los pasos pesados de quien lo único que quiere es irse a la cama, y no necesariamente a jugar. No te he visto antes por aquí pero ya he puesto mis ojos en ti y la adrenalina bombea en mis venas cuando nos visualizo a ambas envueltas en placer.
—¿Puedo ofrecerle algo más? —pregunta el camarero con una sonrisa coqueta.
Aparto mis oscuros ojos de ti para ver al hombre tras la barra. Sus ojos están perdidos en algún lugar en mi escote y no puedo evitar sonreír socarronamente ante su descaro. No lo culpo, sé que el ceñido vestido rojo que abraza cada una de mis curvas es bastante llamativo y que las largas ondas negras de mi pelo, cayendo en cascada por los costados de mis pechos, le indican a quien tenga el suficiente valor, el camino a seguir.
—No, gracias. —respondo sin dejar de sonreír.
Cruzo una pierna sobre la otra, tirando del bajo de mi vestido hacia arriba por mis muslos mientras vuelvo mi atención a ti. La noche ha sido larga y he sentido un aceptable número de miradas sobre mí pero no he estado interesada. Hasta ahora.
Cuando el semblante te cambia, sé que finalmente me has notado. Quizás ha sido el destello rojo en la periferia de tu visión, el susurro de mi voz cuando hablé con el barman o mera curiosidad lo que te han hecho voltear, pero cada vez estás más cerca del peligro.
Tus ojos se deslizan desde las finas tiras de mis altos tacones atadas a mis tobillos, por mis torneadas piernas, la marcada silueta de mis caderas y hasta mis pechos. Te detienes un momento más de lo prudente en mi escote antes de encontrarte con mis ojos. Y yo vuelvo a sonreír, mucho más inocente de lo que realmente soy para poder atraerte.
Parpadeas confundida y miras disimuladamente hacia atrás, buscando a alguien más. No hay nadie, la que me interesa eres tú. Automáticamente tu postura se endereza y una confianza que antes no estaba ahí, exuda de tu cuerpo. Tus labios se curvan en una sonrisa lobuna y vuelvo a morderme el labio inferior para no sonreír más duro.
Probablemente estás pensando que soy una linda caperucita que puedes devorar. Que soy la presa que necesitas esa noche para olvidar las pesadas horas de trabajo y el puñado de mujeres que ya no te satisfacen. Te crees la depredadora pero estás equivocada. Yo mando aquí.
Durante unos momentos más pareces sopesar tus opciones, sin apartar la vista de mí. Yo vuelvo a llevar mi bebida hasta mis labios dejando que mi lengua barra la escarcha del borde con mucha lentitud. Tus pupilas se dilatan y finalmente tomas una decisión.

ESTÁS LEYENDO
ALBALIA - One shoots +18 (g!p)
Fanfictionsmut a tope pa alegrarnos un poquito Adaptaciones