Capítulo 3.- Tiempo al tiempo.

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Cap. 3.- Tiempo al tiempo.

"Llegó la hora de enfrentar la realidad y lo sabe, sabe que no puede vivir en el país de las maravillas por más que así lo quiera.

Aunque lo mejor que se le ocurra y quiera es huir lejos, dejar todo atrás y empezar de nuevo.
Pero no es tan sencillo, no como quisiera.

Ha pasado el fin de semana tratando de olvidar su triste realidad.
Manteniendose ocupada y saliendo con sus amigos para no pensar en él, y lo consigue.

Los chicos han sido increíbles, la han apoyado y cuidado de ella, incluso con sus tonterías lograron que el asomo de una pequeña sonrisa apareciera.

El amor de ellos y el helado resultaron una gran medicina.

Olvida todo en el transcurso del día, pero al caer la noche su mente revive todo de nuevo y en su corazón aparece cada vez una nueva grieta.

Lo ha evitado como la peste, su nombre ha dejado de mencionarse en esa casa, apagó su celular y desconectaron el teléfono, pero aún con ello el dolor sigue ahí, tan presente como el primer día. 

Las lágrimas resurgen como las flores en primavera y le es imposible detener los pensamientos que la invaden, olvidarlo es como pedir que llueva en medio de una sequía. Una estupidez pensar que pasará.

Trata de ocultarlo, pero no logra engañar a ninguno de ellos, no puede, la conocen demasiado bien, mejor que éso.

Escondida en su torre los últimos días. Ya es tiempo de hacerle frente a la realidad.

Inicia una nueva semana, debe ir a la universidad por más que la idea de faltar sea tentadora, no puede, no cuando está en su último año, a meses de graduarse. Tiene que asistir, se arma de valor y sale de casa rumbo a la universidad."

Llevo dos o tres minutos aquí sentada frente al volante, no quiero, no puedo salir del auto.

Al menos me han dejado venir por mi misma, de lo contrario sería vergonzoso que los chicos me vean así.

Sé que debo, tengo que salir y hacer esto, por más difícil que sea.

Camino a la entrada y los chicos ya me esperan, logré salir del aparcamiento, eso es bueno supongo.

—Vamos mujer o llegaremos tarde, y no quiero enfrentarme a la furia de Richardson, no gracias —se queja Jack.

Una pequeña sonrisa nace en mis labios y niego con la cabeza —Deja la manía que le tienes a la pobre profesora, no es su culpa que siempre la provoques. —bromeo.

Sonríe de lado, pasa su brazo por mis hombros y me acerca.

Trato, saben que lo hago y eso si no les alegra del todo al menos es algo, me entienden.

Nos apresuramos al salón, vamos tarde.

—La campana sonó hace cinco minutos, llegan tarde jóvenes —la profesora nos riñe.

Ofrecemos disculpas y nos deja pasar.

—Y señor Caden, haga el favor de no ser mala influencia a la señorita Bell.

Apenas contengo la risa, así es la profesora Richardson, no tan mayor ni tan joven, pasaría perfectamente por nuestra hermana mayor《y soltera.》

Tal vez... Tal vez noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora