CAPÍTULO 1

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-Quiero que me traigan a ese cabrón vivo o muerto!- orden directa de la patrona; ya estaba harta de que sus hombres siempre llegaran con cuentos chinos y sin resultados.
Los hombres salieron de inmediato de aquella pequeña sala; sabían distinguir cuando la patrona estaba de malas y en esta ocasión estaba que se la llevaban los diablos a gobernar el infierno. Seis meses habían pasado desde que aquella hermosa joven de cabellos azabache había tomado el mando de la organización tras el asesinato de su abuelo y su familia. "El pájaro negro" ese era el seudónimo de aquel viejo alegre que con sus ocurrencias había alegrado la infancia y adolescencia de los hermanos Higurashi. Había hecho su fortuna con la venta de madera preciosa hasta que la asamblea aprobó una ley que regulaba la tala y exportación de ésta... Al menos eso era lo que se manejaba sobre la procedencia de la plata del abuelo Higurashi.
Nahomi, madre de Souta y Kagome y siendo hija única del sr Higurashi, siempre lo apoyó en todo, incluso en solapar su gran  mentira; la cual Kagome había descubierto tras la muerte de todos en aquel fatídico día.

"FLASHBACK"
-Que Dios te acompañe y te proteja en tu camino hija, dale mis saludos a Nahomi y no olvides traernos algo a tu regreso- la madre superiora sonrió y dió la bendición a la joven novicia quien estando a punto de hacer sus votos y consagrarse  como monja había pedido un permiso especial para ir a ver a su familia pues tenía casi dos años sin verlos y quería darles la noticia de su consagración. Su mamá estaría orgullosa de ella y necesitaba un abrazo pues sabía que después de eso estaría confinada en el convento y sus salidas serían limitadas.
-Claro que si, madre- tomó la mano de la vieja monja y la besó, sonrió y tomando su pequeño bolso que contenía ropas, caminó hasta la salida del convento donde un taxi esperaba por ella, la llevó hasta la estación de autobuses y ahí abordó uno que la llevaría al remoto y olvidado pueblo de donde procedía.
No avisó a su familia de que llegaría, aquello sería una sorpresa, no quería fiestas de bienvenida y por eso había decidido no avisar... Al llegar al pueblo se detuvo a admirar un poco las mejoras que le habían hecho a la infraestructura del monumento en la entrada... "Bienvenidos" se leía en letras grandes, vió la vieja fuente remodelada y sonrió al recordar que justo ahí solía sentarse con sus amigas al salir de clases.
Siguió caminando y con nostalgia suspiró al ver el viejo colegio con algunas remodelaciones; ahí había estudiado toda la secundaria y tenía muchos recuerdos como la vez que se enamoró de un apuesto joven peliplata de segundo año al cual no volvió a ver porque sus padres se mudaron a la capital y se lo llevaron.
-Cómo se llamaba?- se preguntó a sí misma tratando de recordar el nombre del chico, habían pasado muchos años desde eso y entonces se dió cuenta de que había olvidado por completo el nombre de su entonces amor platónico. Sonrió y negó con la cabeza, no podía recordarlo pero, eso ya no importaba pues eso había quedado atrás y ella había decidido dedicar su vida al señor y no había nada ni nadie que la pudiese hacer cambiar de opinión.
Tras caminar varios kilómetros por el solitario camino, llegó a la entrada de la próspera finca, ahí un enorme grupo de hombres fuertemente armados la detuvo y uni de ellos se puso de pie para hablar.
-Mira nomás compa, una monjita- dijo con arrogancia, varios hombres rieron a carcajadas mientras el tipo se acercaba a la joven. -Quién rayos eres? Éste no es lugar para una religiosa- el tipo de cabellos plateados la tomó por el brazo violentamente y le puso una 45 en el estómago haciéndola tensar.
-Inuyasha!- el grito de Kaede; la vieja cocinera hizo tensar al joven platinado. -Suéltala, es la señorita Kagome- agregó.
-Kaede!- grito la joven con emoción, el guarura la soltó y la joven pudo ir a abrazar a la anciana. -Kaede, te extrañé tanto!, Que es lo q sucede?, Porqué tanta seguridad?- preguntó empezando a caminar junto a la anciana.
-Mi niña, yo también te extrañé mucho- detuvo sus pasos y volteó. -En 15 minutos vendrá el cambio de guardia, no avisen que la niña vino- dijo a los hombres, acarició la mejilla de la joven y siguieron caminando. -Últimamente han habido muchos robos y secuestros por estos lados, es por eso que tu abuelo ha redoblado la seguridad- dijo la anciana respondiendo a la pregunta de la azabache. -Pero mira que bonita estás muchacha, tu familia se pondrá contenta al saber que has vuelto!- exclamó con alegría cambiando totalmente de tema, la joven sonrió y continuaron su camino hacia la casa grande, la cual estaba a unos 500 mts de la entrada principal.
-Buenas tardes- saludó al entrar, habían más hombres que de costumbre, todos fuertemente armados pero tras la explicación de Kaede y sabiendo de la amplia fortuna que amasaba su abuelo continuó su camino hasta llegar al comedor donde se encontraban almorzando su abuelo, madre y hermano. -Sorpresa!- exclamó al llegar, su madre se suspendió con viva emoción y corrió a abrazarla, estaba feliz de ver a su hija, el abuelo y Souta también se acercaron a ella y con efusivos besos y abrazos le dieron la bienvenida.
-Porqué no nos avisaste que vendrías? Hubiésemos preparado una fiesta de bienvenida!- dijo el abuelo mientras mentalmente se preguntaba cómo había hecho su nieta para entrar.
-Abuelo, cómo q una fiesta? Estoy a punto de consagrarme!- sonrió al ver la expresión de sus interlocutores; obviamente estaban emocionados al oír la noticia.
-Tráiganme el mejor whisky, carajos! Mi nieta se va a consagrar!- gritó con alegría el viejo.
-Abuelo!- exclamó en regaño la joven novicia pero luego sonrió, sabía que su abuelo no tenía remedio.
-Bueno, bueno, un juguito para Sor Kagome- todos rieron y se sentaron a la mesa, Kaede había puesto un plato más y trajo el whisky. Así almorzaron y brindaron por la buena noticia y la visita de la azabache; rieron, bromearon y Kagome les puso al tanto de lo que hacían en el convento, de lo mucho que disfrutaba estar ahí en oración y de los talleres de costura donde confeccionaban los atuendos para todas en el monasterio.
Repentinamente y muy agitado entró el joven de cabellos plateados al comedor, venía con un AR15 y traía puesto un chaleco antibalas.
-Patrón, es la policía, nos cayeron!- espetó con preocupación haciendo tensar a todos.
-Cómo putas pasaron los anillos de seguridad?- demandó a saber el viejo mientras se ponía de pie.
-Están todos muertos, señor- informó el platinado. Las sirenas sonaron a lo lejos y ráfagas le siguieron.
-Mierda, mierda, mierda!- exclamó el viejo, volteó a ver a su familia que sumamente pálidos y en shock temblaban ante la situación. Corrió hacia su habitación seguido del ojidorado, segundos después volvió con un chaleco antibalas puesto, dos revólveres y un AR15.
-Hija- se acercó a Nahomi y le entregó uno de los revólver. -Souta- dijo entregándole el segundo revólver. -Salgan por el túnel y protejan a Kagome- Nahomi asintió al igual que su hijo menor y éste último tomó a su hermana por el brazo y empezó a jalonearla.
-Que?! No! Qué está pasando? Porqué tenemos que huir de la policía? No hemos hecho nada malo o si?- la joven se resistía a huir.
-Lárguense ya!- ordenó el abuelo.
-Patrón!- gritó el platinado saliendo del comedor hacia la sala. Las ráfagas se intensificaron; la policía hacia logrado llegar a la casa.
-Me la van a pelar cabrones! De aquí me sacarán solo con las patas por delante!- gritó el viejo antes de abrir fuego contra los uniformados. Al oír esto, Kagome se dejó llevar al sótano donde tras un viejo armario Souta abrió u a rejilla y se dispuso a entrar.
-Por aquí, vamos!- el joven entró con pistola en mano y Nahomi ayudó a Kagome a entrar para luego entrar ella y cerrar la rejilla por dentro; ella y Souta ya conocían dicho túnel, había sido creado para  en casos de emergencia.
-Pero y el abuelo? No debimos dejarlo ahí! Por Dios, explíquenme que está ocurriendo!- exigió la azabache mientras avanzaba a gatas por el estrecho túnel.
-No es el momento kag, tenemos que llegar al otro lado, dense prisa!- espetó Souta sin dejar de avanzar en la oscuridad. No supieron cuanto habían avanzado cuando empezaron a escuchar voces.
-Chingados! Nos encontraron! Kagome, no hagas ruido- ordenó Souta sin dejar de avanzar.
Minutos después se escucharon detonaciones dentro del túnel; al ser completamente oscuro, ninguno de los hermanos se percató de que Nahomi se había quedado rezagada y era ella quien se enfrentaba a los uniformados. Souta tomó a Kagome por el brazo y le susurró.
-Ya no hay nada que hacer Kag, larguemonos- la jaló y continuaron su camino, Kagome suprimía el llanto, no podía más, sabía de qué su madre podía estar muerta y no dudaba de que los siguientes serían ellos.
-Quieto, policía policía!- gritó uno de los policías al ver de que la rejilla de salida se abría pero, Souta no obedeció y abrió fuego contra este. Sabía que si lo agarraban iría a la cárcel y él prefería morir con las botas puestas y no tras las rejas. El oficial cayó al suelo con dos tiros en la frente pero inmediatamente uno de sus compañeros abrió fuego contra el rebelde y lo acribilló cayendo su cuerpo sobre el regazo de su hermana.
-Souta! Souta! Souta! Por Dios no! Soutaa!!!- los gritos de la joven advirtieron a los oficiales de su presencia e inmediatamente le ordenaron salir con las manos en alto. Poco a poco jalaron el cuerpo inerte de Souta para darle salida a la joven quien no paraba de llorar, grande fue la sorpresa de los oficiales al verla vestir con atuendos religiosos más esto no fue impedimento para detenerla.
-Queda detenida por los delitos de narcotráfico y crimen organizado- las palabras de aquel oficial encapuchado sonaron como en cámara lenta, la joven no podía creerlo; narcotráfico y crimen organizado? Cómo? Desde cuándo su familia se habían convertido en delincuentes? No, seguramente todo se trataba de un error, un maldito error de la policía que había causado la muerte de su madre y hermano y de paso la de su abuelo, porque ella estaba segura de que su abuelo también había muerto pues por sus últimas palabras parecía estar dispuesto a morir antes que... Entregarse?
Claro! Entonces no se trataba de un error, por eso la exagerada seguridad en la finca, por eso la enorme cantidad de hombres armados, por eso la agresividad del fulano en la entrada... No lo podía creer, toda su vida habia vivido engañada creyendo de que la fortuna de su abuelo se debía a la exportación de maderas y justo ahora se venía a enterar de tan brutal verdad. No paraba de llorar a mares, su corazón estaba destrozado; aún no terminaba de asimilar todo lo que acababa de pasar y lo que se acababa de enterar. La esposaron y la subieron a un vehículo donde la trasladaron muy bien custodiada.
"FIN DEL FLASHBACK"

EL CÁRTEL DE LA MIKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora