CAPÍTULO 6

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Kagome a través de Inuyasha, había puesto en marcha su plan; el ojidorado estaba a cargo del secuestro de Kagura y Rin. Dieron las 3 am, el cambio de guardia se realizó con normalidad y los agentes especiales charlaban sin descuidar sus obligaciones.
Inuyasha junto a Kikyo y Kohaku habían investigado, torturado y matado al ingeniero que tenía los planos de la residencia Taisho; ya estaban más que listos para ejecutar la movida.
-Según el jardinero, hay 4 hombres adentro; dos en la casa y dos en la parte trasera, sumando a los 5 pendejos que hay afuera, tenemos 9 conejos, Kohaku, tú irás por los del costado este, Kikyo, tú irás por los del costado oeste, Shippo y yo iremos por los de la entrada, cuando terminen con eso, Kohaku, tú vendrás con nosotros, nos desharemos de los cabrones que están en la casa y en la parte trasera y tú, Shippo, volverás para abrir los portones, Kikyo, entras con la troca y salimos con las chicas ¿entendido?- Inuyasha los vió asentir y les entregó silenciadores para sus armas. -Como dice la patrona; rápido y sin errores- ordenó antes de subir a su vehículo junto con Shippo, Kohaku y Kikyo subieron a sus camionetas y cada quien hizo lo suyo.
Kohaku llegó al costado este, sacó su escuadra y disparó certeramente a ambos oficiales. Simultáneamente, Kikyo disparó al distraído militar del costado oeste mientras que Inuyasha y Shippo le aplicaban un par de píldoras en la frente a los dos guardias de la entrada, Kohaku les alcanzó y los 3 entraron a la residencia.
-Quietos o le vuelo la cabeza- espetó uno de los guardias encañonando a Kohaku. Más tardó en hablar que en caer; Kikyo hacia aparición y lo mandó al otro mundo de un tiro en la cabeza.
-Quedan 3- les recordó el peliplata, los varones avanzaron sigilosamente en busca de los guardas.
-Dos- corrigió el pelirrojo descontando a uno de los guardas que aparecía al final del pasillo. Llegaron al jardín y divisaron a los dos guardas restantes que sin saber lo que pasaba tomaban café.
-Ve adentro, Inu, nosotros nos encargamos- sugirió Kohaku, Inuyasha y Shippo asintieron y el ojidorado corrió hacia la puerta y entró antes de que los oficiales cayeran al suelo con un tiro en la cabeza y el pecho respectivamente.
Subió velozmente las escaleras y entró a la habitación que le habían dicho, era de la niña, la tomó bruscamente y tapó su boca ahogando el grito. Naturalmente al estar en la habitación de al lado, Kagura escuchó el grito de la nena y corrió hacia su habitación con pistola en mano; su corazón de madre le advertía del peligro.
-Quieto!- dijo al entrar a la habitación y ver al extraño peliplata, le apuntó con su 3.57 directo a la cabeza pues el joven traía chaleco. -Suelta a mi hija!- exigió. La niña no paraba de llorar.
-Suelta el arma mamasita- respondió el ojidorado. -¿No ves que asustas a la niña?- se burló.
Kagura iba a decir algo pero un fuerte golpe en la cabeza la envió de bruces contra el piso.
-Vaya, pensé que no llegabas- espetó el ojidorado al ver a Kohaku. Inuyasha ya harto de oír a la nena llorar, le soltó una cachetada que la dejó inconsciente, Kohaku la tomó en brazos, Inuyasha tomó a Kagura y ambos salieron.
Kikyo ya tenía lista la camioneta y los chicos depositaron a sus víctimas en ella; Inuyasha iba al volante, Shippo las ató de pies y manos fácilmente.
Kohaku subió a su vehículo y les siguió pero Kikyo no corrió con tanta suerte; el guarda que había sido baleado en el pecho llevaba chaleco antibalas y logró salir a tiempo, le disparó a la pelinegra en la pierna y Kohaku habiendo escuchado el disparo, giró en U y volvió por ella.
-Aaaaaah! Maldito bastardo!- gritó la joven cayendo al asfalto.
-Solicito apoyo, acaban de llevarse a la señora Taisho y a su hija, repito, secuestraron a la...- decía el oficial por radio pero una bala de Kohaku lo silencio para siempre.
-Kikyo! Kikyo! ¿Estás bien?- demandó a saber el joven bajando de la camioneta para ayudar a su compañera.
-Kohaku, no puedo- gimió la chica sosteniendo su pierna, estaba perdiendo mucha sangre.
-¿Que mierdas pa...?- iba a preguntar Inuyasha quien al oír el disparo y ver que Kohaku volvía, decidió volver. -Kikyo!- exclamó con preocupación al verla tirada en el suelo. Bajó del vehículo y Shippo tomó su lugar al volante.
-Ven conmigo Kikyo- sugirió el pelirrojo. -Ustedes dos, traigan las camionetas, no podemos dejar evidencias- Inuyasha acomodó a Kikyo en la camioneta de shippo y luego cada quien subió a su vehículo justo cuando se empezaban a oír las sirenas del apoyo solicitado. Los agentes no lograron verlos; llegaron demasiado tarde a la pachanga.

//////////////// (DEA) ////////////////////

-Maldita sea Totosai!- gritó el platinado entrando a la oficina del nombrado.
-Qué forma es esa de entrar, Taisho!- gruñó el viejo colgando la llamada que mantenía previo a la interrupción.
-Secuestraron a mi mujer y a mi hija, dijiste que con redoblar la seguridad era suficiente y mira!- la voz del joven resonó por toda la oficina.
-Tranquilízate Taisho, las vamos a encontrar- respondió el anciano tomando nuevamente la bocina del teléfono.
-Cómo voy a tranquilizarme! Una banda de asesinos tiene a mi familia, ¿si entiendes?- espetó molesto.
-Taisho, ven a mi oficina- ordenó por medio del teléfono al padre del peliplata. Segundos después el ojidorado mayor apareció con el ceño fruncido.
-Estoy al tanto de lo ocurrido, ¿Qué prosigue, Totosai?- preguntó cruzándose de brazos.
-Touga, ahora tú estás a cargo de este operativo- ordenó dejando a Sesshomaru completamente descolocado.
-Pero que mierdas estás diciendo! Como vas a sacarme de este operativo! Se trata de mi familia! caraja madre! Estás mal de la cabeza!- vociferó furioso, no podía creer lo que estaba escuchando.
-Secuestraron a tu familia para poder llegar a ti, Sesshomaru! ¿Es que acaso no lo entiendes?!- azuzó el viejo.
-Yo me haré cargo del operativo, no te preocupes hijo, voy a encontrar a mi nuera y a mi nieta y las traeré sanas y salvas- aseguró Touga posando su mano en el hombro de su hijo.
-Padre por favor, no puedo quedarme de brazos cruzados mientras mi familia corre peligro- siseó apretando los puños.
-No puedes venir conmigo sessh, ya perdí a tu madre, no pienso perderte a ti también... Ya te dije, voy a rescatarlas cueste lo que me cueste- reiteró el platinado mayor antes de salir de la oficina del jefe de gestión de operaciones.
Sesshomaru estaba frustrado, justamente eso quería impedir; que se metieran con su familia y lo sacaran del operativo. Sabía que tenía que mantenerse en el anonimato o sería blanco fácil pero, en ese momento le importaba un comino el anonimato, no le importaba exponerse con tal de salvar a su esposa e hija, ellas eran lo más importante para él y ahora estaban en manos de alguno de los cárteles de la droga y sus vidas corrían peligro. Volvió a su oficina refunfuñando miles de maldiciones cuando repentinamente su celular sonó, miró la pantalla y frunció el entrecejo al no reconocer el número. Tomó la llamada pero no habló.
--*¿Qué se siente que secuestren a tu familia y no saber a que cártel buscar?*-- era una voz masculina. Una sonora carcajada se escuchó antes de que la llamada finalizara.

EL CÁRTEL DE LA MIKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora