capítulo 23 (cap final)

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Koga había sido llevado a una de las habitaciones de la hacienda, lo vistieron para la ocasión y luego lo llevaron al área de piscina donde sería la boda.
-Quedate quieto y nada malo te pasará Wolf- advirtió el tipo que lo tenía encañonado. Los invitados estaban charlando amenamente y los hombres del cártel caminaban de un lado a otro, buscando al platinado.
-¿Cómo diablos pasó todo esto? Se suponía que ustedes habían revisado ese camión. ¡Estos individuos entraron con ropa de policías y armas! ¿Que clase de seguridad tenemos aquí?- demandó Inuyasha. Había reunido a sus hombres en la habitación donde yacían muertos sus dos amigos; Shippo y Kohaku.
-Patrón, el negro y sus hombres revisaron el camión y dijeron que todo estaba en orden- respondió un joven castaño que había estado en el tercer anillo de seguridad.
-Yo los revisé y no traían nada- se defendió alias el negro con el ceño fruncido y actitud amenazante.
-Ricky, Toro, saquen a este pendejo de aquí, ya saben qué hacer- tras la orden del ojidorado, los nombrados tomaron a alias el negro y fueron a deshacerse de él.
Kagome estaba en su habitación, absorta de todo lo que ocurría, la estaban maquillando nuevamente para la ceremonia.
-Mary, ¿Qué está pasando allá afuera?- cuestionó la azabache mientras la nombrada aplicaba un poco de labial a la joven.
-Todos andan muy nerviosos buscando a un tipo que al parecer, se coló en la hacienda- refirió la maquillista tomando un pincel. -Pero usted tranquila, señorita, ellos se encargarán de eso- La azabache se puso de pie muy molesta.
-¡Quién carajos puede ser tan estúpido como para meterse en mis dominios, sabiendo la cantidad de hombres que me respalda!- espetó apartando a la joven que le aplicaba los polvos.
-Cálmense señorita- fue lo único que atinó a decir, antes de ver como la azabache abría la puerta dispuesta a salir.
-Kagome- nombró Inuyasha llegando a la habitación.
-¿Quién fue ese imbécil que se metió a la hacienda?- demandó la novia con el ceño fruncido.
-Koga Wolf- respondió impidiéndole el paso. -Pero ya está todo bajo control- acarició la mejilla de su prometida y sonrió. Él sabía que por algún lado de la hacienda estaba el maldito Gringo, pero no dejaría que este dañara el día más feliz de su vida; ya tenía a su ejército buscándolo y la orden era matarlo de inmediato.
-Después veré qué hago con él, ve abajo, salgo en un momento- el platinado asintió y dió media vuelta para esperar a su amada.
Mientras tanto, en el cuarto de baño, el ofuscado oficial cascaba los dientes muy furioso. El idiota de Wolf no había podido matar al sarnoso y quizá ya estaba lleno de moscas en los potreros del Ocote.
-No te saldrás con la tuya, Inuyasha- siseó apretando la bayoneta que traía. -Ella es mía- se escuchó la puerta cerrar y un gran silencio gobernó la habitación; la azabache había salido.
Minutos después, la marcha nupcial se escuchó; Kagome había bajado vistiendo un hermoso vestido de novia, blanco como la nieve, ceñido a su pequeña cintura y abultado en la parte inferior. El escote dejaba ver su lechosa piel y el velo prendido en la parte baja de un chongo en forma de rosa y adornado con pequeñas florecillas la hacia ver virginal, magestusa, etérea.
Los presentes aplaudían sin cesar mientras Kagome daba pequeños pasos sobre la alfombra roja, estaba nerviosa, volvía a cuestionarse si debía casarse con Inuyasha, él era un buen hombre, habría sido un excelente esposo en otras circunstancias pero, ella no lo amaba a como pensaba. Lo quería pero como bien lo dice la canción; amar y querer no es igual.
Sonrió nerviosa caminando lentamente, como si quisiera hacer eterno su camino y nunca llegar a su destino. Ya no había marcha atrás, quizás aprendería a olvidar al Gringo en brazos de Inuyasha, quizá con el tiempo, podría llegar a amarlo, quizá, solo quizá, podría dejar todo su pasado atrás para emprender un nuevo camino hacia la felicidad que el gatillero le ofrecía con tanto esmero, cariño y devoción.
Por la ventana, Sesshomaru veía a Kagome caminar. Lucía preciosa, como nunca imaginó verla, realmente nunca pensó en casarse con ella pero, ahora que la veía ahí, a punto de unir su vida a la de Inuyasha... entendió que si no hacía algo ahora, la perdería para siempre.
Con lágrimas en sus ojos y una furia motivada por los celos, el oficial salió de la habitación. En el pasillo se encontró con un moreno que llevaba una escuadra con silenciador en las manos, no le importó el peligro y se le fue encima, cortó su garganta y lo dejó tirado en un enorme charco de sangre, tomó el arma y siguió adelante.
Dos hombres que permanecian en la parte baja de las escaleras, fueron sus siguientes víctimas; les disparó con la escuadra que había recuperado y bajó siempre alerta.
-¡Hey!- gritó un tipo que salía de la cocina con un AK en sus manos, pero el agente se lanzó al piso y sin darle tiempo de nada a su contrario, le dió un certero balazo entre ceja y ceja.
Se ocultó tras la pared pues escuchó que había más gente en la cocina y efectivamente, dos tipos salieron. Tomó a uno echándole una llave al cuello  y le disparó al otro.
-¿En dónde está Wolf?- demandó el ojidorado colocando la bayoneta en el cuello del paramilitar.
-Afuera, en la boda- respondió el joven con vivo terror.
-Gracias- gruñó mientras lo degollaba.

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2020 ⏰

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